Capítulo 4: Antes del amanecer

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Cuando Liv subió a su habitación después de haberse metido entre pecho y espalda la cena del siglo, se echó sobre la cama y dejó que la felicidad que sentía por haber vivido su primer día en un rodaje de cine le recorriera cada poro de la piel. Se sentía plena, totalmente exhausta, pero plena.

Entonces notó que apestaba y volvió a la realidad, pensando que probablemente debería ducharse, pero decidió buscar la aplicación que necesitaba para la velada antes. Aunque todavía tenía una hora para prepararse, teniendo en cuenta la mala conexión de la pensión, sería mejor que la dejara descargando mientras se arreglaba.

Se le había ocurrido una idea de camino al hostal que creía que les podría gustar, y estaba deseando ver lo que había preparado el resto. Le había dado al botón de instalar cuando la pantalla cambió a llamada entrante y se le iluminó la cara al ver el nombre de Minnie.

- ¡Hola, Minnie-yah!

- ¡Hola, unnie! -Podría haber reconocido ese timbre de voz adorable en cualquier sitio.

- ¿Qué tal?

- Pues mira, estaba un poco aburrida y he dicho: voy a llamarla a ver qué tal le va por allí.

Liv soltó una carcajada ante la sinceridad total de su amiga y se sentó en el borde de la cama para poder hablar mejor.

- Pues todo genial, estaba supernerviosa esta mañana, pero ha ido todo muy bien. Además, mis compañeros son un amor.

- ¡Qué guay, me alegro mucho! ¿Y mis futuros compis? ¿Son buenos?

Podía sentir la emoción en la voz de Minnie incluso a través del teléfono, así que Liv optó por no mentar a Jackson.

- Solo hemos trabajado con Hwasa de momento. Es muy buena, tiene una presencia... de estrella de cine, ¿sabes?

A Minnie se le escapó la risa.

- ¿Y yo? ¿Tengo presencia de estrella de cine?

- Minne-yah, tú iluminas cada habitación en la que entras.

La joven esbozó una sonrisa. Le encantaba que Liv le hiciera cumplidos, no porque le gustase que le regalasen el oído, que también, sino porque sabía que todo lo que le decía su unnie era porque lo pensaba de verdad, y eso era algo que no se solía ver muy a menudo en el mundillo en el que se movían. Aun así, a veces le seguía costando creérselos.

- Anda, anda, solo dices eso porque me tienes un poquito de cariño.

- Te tengo mucho cariño y lo digo porque es verdad, boba.

La chica soltó una risita, pero entonces recordó el verdadero motivo de su llamada y se reprendió a sí misma mentalmente por haberse dejado distraer así. Y es que algo le decía que su unnie la necesitaba.

- Y oye, ¿qué tal quedaron las cosas con Hui? Me dejaste un poco preocupada ayer...

Liv cambió el semblante involuntariamente al oír su nombre. Aunque todo había resultado ser un malentendido, seguía sintiendo ese nudo en el estómago cada vez que pensaba en Hui, así que había procurado apartarlo de su mente tanto como había podido.

Se quedó pensando qué contestarle durante unos segundos. Por un lado, no tenía ganas de hablar de él, pero, por otro lado, sabía que le podría hacer bien hablar del tema con otra persona y más si esa persona era su Minnie. Soltó un largo suspiro y fue a sentarse junto a la mesita cercana al alféizar de la ventana.

- Tuvimos una discusión bastante fuerte la noche antes de venirme -dijo a media voz.

- ¿En serio? ¿Qué te dijo?

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