Capítulo 9

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Capítulo 9

~*~

El destino de Layla Díaz Buckley estuvo marcado por un halo de divinidad desde su concepción. Layla no es, por tanto, una bebé recién nacida como cualquier otro. No, Layla es especial, es la primer híbrida nacida de un padre vampiro y un padre licántropo.

Su llegada al mundo, sin embargo, no había sido sencilla por varias razones. Entre ellas, la oposición de algunos dioses en el panteón egipcio. Divinidades que fueron contenidas a base de reducir a cero sus propios dones celestiales por la diosa Bastet. En tanto, sobre la tierra, Buck y Eddie se enfrentan a rivales que se habían mantenido en anonimato y distantes durante todo ese tiempo.

Los linajes de licántropos los habían estado persiguiendo desde que Díaz se había negado inicialmente a matar a un vampiro, y más adelante se enfrentó a su propia familia cuando anunció haberlo hecho su pareja y renunció al matrimonio concertado con una de su especie.

Por otro lado, los vampiros jamás habían hecho un solo movimiento. Pero son así los clanes, nunca protegen a los que transforman porque los convierten justamente para que les sirva únicamente de carnada para su enemigo natural. Esa es la razón por la que Eddie y su amigo Chim se sorprendieron cuando captaron la particular esencia de un puñado de vampiros entrando en la ciudad, justo a diez días del nacimiento de Layla.

Justo cuando Eddie menos quería estresar a Buck.

Justo cuando Díaz no tiene más apoyo que Chim.

Y justo cuando Shannon le llama de nuevo, dejando una amenaza en el aire que enfurece al lycan, pero al mismo tiempo lo retiene de actuar como realmente desea.

Porque si fuera necesario y la tuviera enfrente, Díaz no duda del placer que sentiría al atravesarle el corazón o arrancarle la garganta.

Sé que tu mascota está embarazado. Recibí una visita muy interesante hace un par de días. Dijo llamarse Anubis, ¿puedes creerlo, Eddie? Dioses egipcios metidos en esta mierda. Me da lo mismo, me hizo una oferta que no pude rechazar. Si entregas al vampiro y a su cría, no solo perdonaremos tu vida, aceptaré que te cases conmigo y nos olvidaremos de este absurdo desliz.

― Solo lo diré una vez, Shannon. ¿Quieres a Buck? Pasa sobre mi cadáver antes.

Unas palabras de ida, otras de vuelta. Díaz le dejó clara su posición, y la lycan reconoció su propia ira y el terreno que estaba perdiendo delante de un simple vampiro. Shannon quiso debatir, provocarlo visto que no podía hacerle entrar en razón, pero Eddie ya había cortado la llamada. Y destrozado otro teléfono móvil.

― Sabía que esto terminaría pasando. Vine preparado.

Chim dijo, sacando del maletero del auto rentado que adquirió para entregar un celular nuevo a su amigo.

― Tal vez si debería llevar a Buck a otra parte.

― No lo creo, Eddie. En mi opinión, es imposible movernos ahora sin que nos rastreen a medio camino hacia cualquier parte y exponernos voluntariamente en bandeja de plata. Maddie tiene todo listo para recibir a la bebé. Y somos los únicos que van a asistirla. ¿Quieres mover a Buck cuando dará a luz en pocos días?

El moreno gruñó. Y tuvo que aceptar que su amigo tenía todos los puntos posibles para desechar su idea. Se sentía como fiera enjaulada, incapaz de sacar toda la ira y el estrés. Y fue entonces cuando el olfato hiperdesarrollado de ambos reconoció ese olor más bien nauseabundo que erizó cada vello de sus pieles, el mecanismo de defensa y alerta que en automático reconocen los licántropos.

DARK CHAINS IN THE HEARTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora