Capítulo 7

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¡Enjoy!


Capítulo 7

~*~

Maddie observó a su hermano durmiendo en el asiento trasero del auto y le dio ternura.

― Ha subido de peso. ― Comentó repentinamente.

Por lo que Díaz aclaró la garganta sin animarse a responder el motivo por el que, en efecto, su amante tenía algunos kilitos de más. Kilos adorables para él, sobra decir. La castaña volvió la mirada hacia su cuñado, sonriendo al descubrirle con esa expresión de bobo enamorado que no podía ocultar.

― Debe ser incómodo dormir así, ¿está muy cansado? Podemos despertarle y enviarle a dormir a la cama si aún tiene sueño. Tengo lista la habitación para ustedes.

Ella dijo tan rápido y con tal naturalidad, que Díaz solo pudo mover la cabeza afirmativamente. Siendo él quien finalmente abriera la puerta del asiento trasero y entrara con cuidado para llamar suavemente a su novio.

El rubio se quejó entre sueños, alargando las manos y buscando el cuerpo de su amante. Que, por supuesto, encontró al instante, anclándose a sus hombros y cuello, queriendo atraparte también con las piernas, aunque el espacio de la parte trasera en el auto era por mucho imposible.

― Buck, despierta, baja del auto y ve a dormir a la habitación que preparó tu hermana Maddie.

Escuchó el nombre de su hermana y los ojos del rubio se abrieron de golpe. Se movió tan bruscamente en el reducido espacio ocupado por dos hombres musculosos, que aquello se transformó en una escena por demás cómica que arrancó sonoras risas de parte de la castaña.

Les tomó varios minutos conseguir olvidar la vergonzosa escena, ya dentro de la casa de la castaña y con unos jugos servidos en el desayunador. Con la tarde en lo alto y el estómago necesitado de comida.

― Entonces, ¿vas a poder decirme qué es ese motivo misterioso que te trajo de visita, Evan?

Fiel a su personalidad, la mujer no se contuvo al preguntar. Había sin embargo en su tono de voz esa calidez que hacía que su hermano menor sonriera como niño pequeño y fuera capaz de sincerarse con ella sin tapujos.

― Son cosas difíciles de creer. Así que tendrás que sentarte. Y tal vez tomarte una cerveza.

― Mejor descorcho una botella. ― Dijo ella, sacando una botella de vino tinto, sirviéndose una copa. ― Hay cerveza en la nevera, sírvete y acércale una a tu novio, a menos que prefieras vino.

― Cerveza está bien, gracias. ― Aseguró el licántropo.

Y cuando su novio le puso un par de cervezas delante, pero sin ninguna para sí; su hermana lo miró extrañada.

― ¿Estás enfermo?

― No. Precisamente.

― Entonces, ¿ya no tomas?

― Por un tiempo, no.

La castaña achicó la mirada. Dio un sorbo a su copa y volvió a centrarse en su hermano.

― ¿Te hiciste alguna operación para cambio de género y no me dijiste?

― ¿Qué? ¡No!

― Entonces, ¿cómo explicas parecer toda una embarazada, Evan?

― Yo... ― El rubio estrujó nerviosamente sus manos. Sentado junto a su novio, fue fácil para el moreno tomar una de ellas y enlazar sus dedos, ofreciéndole así su apoyo.

DARK CHAINS IN THE HEARTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora