Capítulo 17. Te ayudaremos.

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Flor y Sara llegaron al columpio donde estaba Yamil, aunque esté no las había visto por que estaba de espaldas a la casa, por lo que Flor dijo con su clásica voz dulce
- ¿Hay espacio para dos más? -
Yamil, ciertamente se sorprendió, pero sonrió contento de verlas - Pues... En este columpio no, pero podemos buscar otro lugar - Bromeó y se levantó para ir con sus amigas hacia una banquita cercana para platicar.
- Yamil, te quiero pedir una disculpa, te dejamos solo cuando más nos necesitabas - Dijo Sara sintiendo algo de culpa y tristeza mientras lo miraba.
- ¿Ya no estás molesta? - Preguntó Yamil algo más aliviado y sonrió - Si estás pidiendo perdón, claro que te perdono, verdad te extrañe - Sonrió mientras acariciaba leve su cabello con cariño.
- Yo también quiero pedirte perdón Yamil, no estuvo bien... La verdad es que últimamente me he sentido como una mala persona- Dijo Flor suspirando y bajó la mirada desanimada por lo que le había hecho, y todo lo que por su mente pasaba en esos momentos.
- Pero venga, quiten esas caras largas -
Replicó Yamil al verlas sonriendo leve para disipar la tensión y tristeza - Que ahora somos todos amigos ¿no? - Realmente estaba contento y no podía ocultarlo, había recuperado a su mejor amiga y también a la chica que le gustaba, esto le devolvía las ganas de pelear y de seguir ahí escribiendo su historia, de hecho esto mismo sería parte de esa misma de nuevo y esto le daba tranquilidad y entusiasmo, realmente lo llenaba - ¿Quieren ir por algo de helado? - Dijo Yamil pensando en un plan de los cuales siempre tenían los tres, y ambas de sus amigas aceptaron, aunque ahora sería un poco diferente, quizá más raro, porque Flor y Sara tenían una relación y eso en mayor o menor medida afectaría a la convivencia, tal vez no para Sara, pero Yamil sentiría algo de incomodidad y al mismo tiempo para Flor tal vez Yamil podría ser una distracción.

Aún ignorando todo eso, que realmente en la mente de ninguno de los tres había pasado los tres caminaron rumbo a la cocina, aunque algo no cuadraba, Flor y Sara iban tomadas de la mano y su relación cada vez se fortalecía más, para Flor ahora ya era algo más normal, tenía más gestos cariñoso y podía fluir, pero Yamil iba caminando con las manos en sus bolsillos mientras las miraba, pero aparentemente estás dos no notaban la exclusión que sin querer estaban haciendo. Y bueno es que Yamil no tenía a quien sostener, o con quien caminar a su lado, se sentía como que no encaja en algo, pero no le importaba en ese momento, lo único importante es que estaba de nuevo con sus amigas, aunque ahora era algo más raro y el si se había dado cuenta.

En la cocina tardaron un momento, y era con un propósito, preparar algo para celebrar que estaban juntos los tres de nuevo, así que prepararon varias cosas, algunas dulces, otras saladas e incluso otras cosas algo picosas, era como un bufete y un mix especial para los tres con motivo de disfrutar especialmente.

Llegaron a la habitación y dejaron todo en el medio, para ser exactos era:
•Un Bote de helado.
•Algunas papás naturales, mitad normal y mitad con Salsa botanera.
•Pepino, Jicama y algo de Zanahoria con un poco de chamoy y Chile en polvo.
•Un plato con Naranjas, otro con Piña y uno último con Mango.
En realidad tal vez si se habían pasado pero querían ser felices y era su modo de festejar.

Se acomodaron, al rededor de todo, pero igualmente algo era raro, Sara y Flor de nuevo estaban muy apegadas, y Yamil sabía que se tenía que acostumbrar a eso, pero no podía hacerse a la idea tan fácil. Pusieron una película y disfrutaban de su manjar que posiblemente los mataría al día siguiente o en unas horas.
Pero hubo algo raro, y es que varias veces las manos de Flor y Yamil habían rozado entre si como varias coincidencias, obviamente Yamil lo había notado, y esto había generado una tensión de atracción algo fuerte entre ambos, algo que hacía sentir a Flor muy nerviosa por lo que pasaba con el chico que le gustaba y a Yamil por qué era su mejor amiga y a él no le interesaba Flor, pero gracias a esos roces sentía una sensación rara de querer algo.
En un momento ocurrió algo que realmente cambiará el rumbo de las cosas, incluso había parecido como si se tratase de una casualidad que el destino mando.

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