Psicópata

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-Soy... Tu padre
Amelia se quedó en shock.
-Eso es imposible, mi padre murió antes de que yo naciera.
-Eso es lo que les hice creer a todos.
-¿Qué dices? No me creo nada.
-No me creas, pero es verdad. Planeé todo. Un día me fui en coche, hice que se cayera al mar y huí, pero me prometí a mí mismo volver a por ti algún día.
-¿Y cómo hiciste para que nadie te viera?
-Me fui por una carretera desierta, casi nadie pasaba por ahí y cuando llegaron a investigar el accidente ya había escapado.
-Y todos estos años, ¿Dónde has estado?
-Hay muchos lugares desconocidos en el mundo. He sabido ganarme la vida trabajando en el campo, y mudándome cuando ya me conocía bastante gente.
-¿Por qué te fuiste?
-Es una larga historia, déjame que te la cuente. Cuando me casé con tu madre todo iba muy bien, pero... Tiempo después descubrí su verdadera cara. ¡Es una psicópata!
-¡Eso no es cierto! ¡No hables así de mi madre!-Amelia estaba muy alterada y se le saltaron las lágrimas.
-Siento que te enteres así, pero es cierto. Natalia me pegaba, me manipulada psicológicamente, incluso me torturaba. Y lo peor es que hacía creer a todo el mundo que era buena persona. Estuve tantos años escondido... ¡Ella me arruinó la vida! Cuando por fin salí de su engaño decidí escaparme, pero aún había algo de mí con tu madre: tú. No podía dejar que vivieras como yo lo hice.
-N-no puede ser cierto. Ella me pega porque me quiere, solo quiere lo mejor para mí.
-Tu madre es una manipuladora psicológica enorme. No tienes que creerle ni una palabra.
-Si eso es cierto, ¿Por qué no dijiste nada?
-Ella me amenazaba, amenazaba incluso con matar a mis padres si se lo contaba a alguien. Toda mi vida es una mentira. Tenía que fingir que todo iba bien con la demás gente mientras moría por dentro con los maltratos de tu madre.

Amelia estaba muy impactada. Ahora todo cuadraba. Las cuerdas, los sedantes, la forma en la que Nath actuaba...
-¿Cómo me encontraste?
-Aunque no lo sepas, siempre he estado ahí. Tenía mis contactos, y al enterarme de que tenías Instagram no pude evitar hablarte.
-En vez de secuestrarme podrías haber llamado a la policía.
-Parece que no conoces a Natalia. Ella es muy peligrosa, y sabe mentir perfectamente, sería su palabra contra la mía. Además, yo también estaría en peligro, me di a la fuga y no sé de lo que es capaz ella. Podría haberme matado sin que los demás se enteraran, y no habría arreglado nada.
-Pues te has metido en un buen lío, al final te pillarán e irás a la cárcel por el secuestro de tu propia hija.
-Suena irónico-dijo Adam con tono gracioso.
-Y, ahora que estás conmigo, ¿Qué piensas hacer?
-He pensado en llevarte conmigo a otro país, uno donde nadie nos conozca.
-No quiero dejar toda mi vida aquí, y, además todavía no tengo suficientes pruebas de que tú seas mi padre.
Adam se destapó al fin la cara.
-Habrás visto fotos mías, supongo.
En definitiva, era su padre.
Amelia no salía del shock. Se volvieron a ecuchar las sirenas de los coches de policía.
-¡Estamos rodeados! - Dijo Adam muy preocupado.
-Vaya secuestrador de pacotilla- se burló Amelia.
-No es tiempo de bromas, ni si quiera sé cómo estás de humor en este momento.
No había escapatoria, la policía ya había llegado.

Nostalgia de un falso pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora