𝕻𝖗𝖔𝖑𝖔𝖌𝖔

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-Rey Kirishima- llama la voz de uno de los criados del palacio- Han llegado noticias del reino de Kirai.

El rey simplemente hace un movimiento con la cabeza, invitando al criado a continuar hablando.

-No le va a gustar la noticia, majestad- avisa el joven asustado mientras ve como una pequeña preocupación se instala en los ojos de la reina- Es sobre su hijo mayor, Ryu, ha sido.. ha sido secuestrado.

Ninguna de las dos figuras autoritarias del reino dice ni hace nada por unos segundos, hasta que las manos de la reina comienzan a temblar ligeramente y los ojos del rey se bañan en una ira nunca antes vista.

-¿Qué quieren a cambio?- pregunta en un tono enfadado el monarca, observando desde su trono al criado que no deja ni un segundo de temblar.

-Señor, el rey de Kirai desea que ambos se encuentren en la frontera del reino para establecer las condiciones.

-¿Qué guardia iba con mi hijo?- habla por fin la reina, levantándose de su trono con un tono herido.

-Ese es otro de los problemas, alteza.. El guardia era Shimura, el jefe del ejército- contesta aún de rodillas en el suelo.

-¡Traed mi caballo!- grita el rey levantándose al fin del trono- Iremos a por mi hijo.

Lo que ninguno de ellos sabe es que un pequeño niño pelirrojo se encuentra en la puerta de la sala del trono, escondido, escuchando todo lo que ocurre y llorando por el miedo de no volver a ver a su querido hermano.

Lo que ninguno de ellos sabe es que un pequeño niño pelirrojo se encuentra en la puerta de la sala del trono, escondido, escuchando todo lo que ocurre y llorando por el miedo de no volver a ver a su querido hermano

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-Al fin llegas Atsushi- comenta una voz en tono burlesco una vez que el ejército del reino se detiene en la frontera.

Frente a ellos se extiende un gran ejército perteneciente a aquellos que han secuestrado a su hijo, y el rey sabe que nada bueno saldrá de ese momento. No está seguro de lo que desean ni del por qué de sus acciones, pero ahora mismo pensarlo es lo de menos, solo puede preocuparse por su querido heredero.

-Enji- lo nombra en tono amenazante- ¿Dónde está mi hijo?

El rey de Kirai hace un gesto con la mano en dirección a su ejército haciendo que se abra un pequeño pasillo entre los caballos y se vea al joven Ryu de tan solo once años. El chico de cabellos negros recogidos en una coleta caída tiene el rostro exageradamente rojo de la ira acumulada, en sus ojos no hay rastro de miedo sino que todo lo que reflejan es odio y sus manos están cerradas en puños que reflejan su gran molestia.

-Ryu, ¿estás bien?- pregunta desesperada la reina una vez ve a su querido hijo, recibiendo un simple asentimiento de su parte.

-Es interesante cómo han terminado las cosas, ¿eh?- suelta una voz desagradablemente familiar para los reyes, perteneciente a aquel soldado en el que más confiaban.

-¿Qué es lo que quieres, Enji?- pregunta Atsushi ignorando al traidor, centrándose simplemente en recuperar a Ryu.

-Me alegra que lo preguntes. Queremos dos veces el peso del joven en oro.

-Concedido- contesta el rey con la ilusa creencia de que eso será todo.

-También queremos el pueblo de Greenland y Lakeville- demanda el hombre de cabellos rojos y mirada penetrante.

El rey lo piensa durante unos leves instantes teniendo en cuenta la importancia estratégica de ambos territorios y los beneficios económicos que estos presentan. No quiere deshacerse de ellos pero el futuro heredero a la corona es más importante en ese momento, ya podrían recuperarlos más adelante si es que Enji no demanda también un acuerdo de paz.

-Está bien, son tuyos.

-¡Ah! Hay una última cosa, esto es petición de mi querido Shoto.

-¿De qué se trata?- pregunta la reina asustada, temiendo el peor escenario de todos.

-Quiero a su otro hijo, Eijirō.

-¿Quieres que intercambiemos un hijo por otro?- pregunta horrorizada la mujer pensando en su pobre hijo de cinco años.

-Bueno, todos sabemos que no tienen la misma importancia. Uno es el heredero a la corona, el otro simplemente lo tuvisteis por vuestro afán de coleccionar mocosos en ese asqueroso palacio- argumenta el hombre en un tono molesto- Además, querida Emiko, ese niño no tiene lo necesario para gobernar.

-¡¿Cómo podrías saberlo?! Es muy pequeño aún.

-Es algo que un rey nota, tu marido también se ha dado cuenta.

La pelirroja observa a su marido durante un momento, el cual no ha cambiado de semblante ni por un segundo desde la petición de intercambiar hijos. Sabe que su mujer piensa que es una locura pero Enji tiene razón, no pueden permitirse perder a Ryu por quedarse con Eijirō, el cual no parece tener ningún futuro como monarca.

-¡Padre, no lo hagas!- grita Ryu desde su posición, siendo agarrado por los guardias para evitar que escape- ¡No entregues a Eijirō!

-Lo siento hijo, debo hacerlo- contesta el rey con tono dolido, observando a su nuevo enemigo.

-Maravilloso, el intercambio será en dos días aquí mismo. Traed todo lo que he solicitado o vuestro querido Ryu será asesinado frente a todo el Reino.

Así cada rey parte hacia su hogar, uno con una increíble sensación de victoria y el otro con un gran dolor en su pecho. Debe entregar a su querido hijo, ese que es la persona más pura que cualquiera podría ver en toda su vida.

 Debe entregar a su querido hijo, ese que es la persona más pura que cualquiera podría ver en toda su vida

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✨Publicado el: 23/07/2020
881 palabras.

🌺La hermosísima portada y los separadores fueron realizados por Howl de Squad_Dragons

El príncipe [Bakushima]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora