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Los pasos de los cuatro chicos resuenan por el largo pasillo del segundo piso, sus respiraciones aceleradas haciendo coro con los pasos y las voces de los guardias que los buscan —todavía no son capaces de diferenciar lo que dicen, lo cual implica que no están lo suficientemente cerca como para ello—. No está seguro de la fiabilidad del lugar al que van, al fin y al cabo están dando por hecho que ese pasadizo que los llevará fuera del palacio se encuentra en aquella puerta prohibida para todos menos los reyes, pero aún si se equivocan es mejor eso a quedarse a que los detengan sin ni siquiera haber tratado de huir.

Su mano aún se encuentra aferrada a la de Bakugo, aunque esta vez él es el que los guía por los pasillos de palacio hasta llegar a aquel que es su objetivo. Y es una suerte que siempre haya sido tan cotilla y aventurero pues ubicarse entre esos repetitivos pasillos de claros tonos es realmente complicado. Todos parecen iguales, los mismos colores de pared, los mismos estilos de puerta, las mismas columnas con los repetitivos estilos de capitel.

–¿Seguro que vamos bien?– la pregunta de Kaminari sale con un poco de miedo camuflado en su tono, lo cual es totalmente comprensible en la situación en la que se encuentran.

–Creo que sí..– contesta con un tono inseguro mientras gira hacia la derecha para llegar al fin al quinto pasillo- Aunque no aseguro que aquí esté el pasadizo..

El suelo del quinto pasillo de la segunda planta presenta una clara diferencia con el resto pues se ve cubierto por una roja y larga alfombra que cubre toda la extensión del lugar. Numerosas puertas de tonos blancos y, como muchísimo cambio, grises se encuentran dispuestas a lo largo del pasillo, aunque esas no son la que les interesa. Aquella que supuestamente les llevará a escapar del palacio se encuentra al final de todo, a diferencia de las demás es una puerta doble y el relieve de esta forma la figura de un tigre con las fauces abiertas y con gesto molesto que logra hacer temblar a todos los presentes.

No es la primera vez que Kirishima ve esa puerta, desde luego que no, pero aún así el relieve es tan realista e imponente que no puede evitar que su corazón se acelere asustado con tan solo mirarlo. Su lado curioso vuelve a abordarlo deseando pasar sus dedos por el contorno y descubrir el por qué de ese animal en concreto en una puerta prohibida. A lo mejor la elección del tigre es para mantener a los curiosos alejados, aunque en su opinión lo único que suscita es curiosidad y ganas de abrirla para descubrir que es lo que custodia el imponente felino.

Con cautela se aproximan a la gran puerta, atentos a cada paso de no hacer ruido o topar con algún tipo de trampa —esto sobre todo es lo que preocupa a Bakugo debido a su entrenamiento militar—. Aunque como era de esperar teniendo en cuenta las personas dándose a la fuga, Kaminari tropieza con un pequeño relieve de la alfombra que casi lo hace caer de no ser por la mano en su cintura de Sero Hanta.

–Este imbécil va a hacer que nos descubran..– gruñe el guardia con molestia mientras Kaminari solo esboza una sonrisa traviesa realmente adorable.

Las voces de los guardias cada vez se escuchan más altas tras ellos consiguiendo esta vez descifrar palabras tales como "encontrar" y "príncipe". Le aterra pensar que el ejército de Enji llegue a sospechar que Touya los ayudó a escapar, sabiendo que de ser así el único futuro posible para el heredero sería la muerte. No quiere creer que se darán cuenta y prefiere pensar que asociarán su huída a sus numerosas aventuras a lo largo y ancho del palacio.

Sus pasos se detienen frente a las imponentes puertas que los separan del habitáculo en el que, suponen, se encuentra aquel pasadizo que conseguirá sacarlos sin problema del enorme y lujoso palacio de los Todoroki. Su mano temblorosa busca el pomo dorado y carente de rubí —lo cual realmente sorprende a todos pues absolutamente todos los pomos presumen mínimo una de esas piedras preciosas— haciendo fuerza para intentar abrir al menos una de las dos puertas que se interponen entre ellos y su destino. Aún así sabe que su intento fallará en el momento en que siente que toda la fuerza ejercida por sus brazos no está moviendo ni un ápice el pulcro pomo.

El príncipe [Bakushima]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora