Suspiró profundo mientras se sentaba a la orilla de la cama. Cerró los ojos un momento y quiso recordar, otra vez, cómo es que se había quedado dormido.
Sung Yeol no entendía porque había caído bajo el encanto de Morfeo, si se había preparado muy bien la noche anterior, antes de insinuársele al azabache . Ya estaba preparado para ser suyo. ¿Qué era lo que había pasado entonces? Aunque, sabiendo quién era Myung Soo en realidad... Bueno, cualquier cosa extraña podía pasar a su alrededor.
Una pequeña sonrisa apareció en su rostro cuando observó al pequeño gatito enroscado sobre su almohada. Se veía tan tierno, tan inocente... tan indefenso.
Se levantó del colchón con algo de pereza, y se dirigió al cuarto de baño para tomar una ducha. Cuando salió, Myung Soo seguía dormido. Sung Yeol sonrió y, después de ponerse ropa limpia, se dirigió a la cocina para prepararle algo de comer al animalito.
Puso el plato sobre la mesa y lo tapó con una servilleta. Él sólo tomó un poco de café y guardó sus pertenencias en el largo abrigo azul marino que estaba usando. Se enredó la bufanda blanca que Sung Jong le regaló en su anterior cumpleaños, y salió de su casa rumbo a su trabajo con un deje de tristeza y confusión en su rostro.◇◇
—Disculpa, ¿me puedes dar mi cambio?
—Oh, sí, perdone... aquí tiene. Vuelva pronto, por favor.
Sung Yeol aspiró hondo mientras guardaba el dinero en la registradora. Sung Jong lo miró, preocupado.
—¿Te pasa algo? —le preguntó su amigo. Sung Yeol agachó la mirada.
—No lo sé... —respondió, casi en un susurro.
Sung Jong frunció el ceño y se acercó más a él.
—¿Estás enfermo? ¿Quieres ir a casa a descansar? —Sung Yeol posó sus ojos sobre los de su amigo y negó con la cabeza.
—Sung Jong, ¿cómo sabes si de verdad estás enamorado? ¿Cómo se siente cuando de verdad crees amar a alguien? —preguntó de pronto, y el otro chico abrió un poco más los ojos. Luego apretó los labios, y un gesto de duda apareció en su rostro.
—Bueno, no sé si puedo darte una respuesta correcta, ya que nunca me he enamorado, pero, creo que... sólo se siente... No es algo que se puede explicar con palabras. —Sung Yeol enarcó una ceja, confundido—. Lo que quiero decir es que, tú mismo te darás cuenta cuando suceda. Siempre he pensado que cuando me pase a mí, estaré pensando en esa persona todo el día. Querré que el tiempo sea eterno cuando esté a su lado. Desearé su bienestar y su felicidad más que los míos. Incluso, podría ser capaz de ofrecer mi propia vida con tal de que esa persona esté bien.◇◇
Lee caminó de regreso a su casa. No le apeteció tomar el autobús. Sentía que al andar por las calles, podría encontrarle una respuesta satisfactoria a lo que sentía.
Porque nunca antes había sentido así; jamás había sido tan feliz. Deseaba por todo los medios poder hacer algo para que su vida siguiera tal y como estaba en ese momento. No quería que su inmensa felicidad terminara.
Eran casi las diez de la noche y el frío cada vez se hacía más crudo. Sung Yeol metió una mano al bolsillo de su abrigo mientras que con la otra, apretaba más la bolsa con comida que compró para su singular inquilino. Suspiró hondo, y apresuró el paso para llegar a su casa.
—Myung Soo, ya volví —dijo, entrando hasta la cocina para dejar la comida en la mesa. Giró su cabeza en varias direcciones, y luego una enorme sonrisa se instaló en su rostro cuando vio al gatito salir de la habitación.
Lee se agachó y lo tomó entre sus brazos. Le dio un beso en la cabeza y lo puso sobre una silla para destapar la comida y calentarla en el horno. Sirvió unos cuantos trozos de carne en un plato y luego sujetó de nuevo al gatito para dirigirse a la sala. Se sentó en el sillón, poniendo la comida sobre la mesita de noche y acomodó al animalito en sus muslos.
—Es tu favorita —le hizo saber, sonriendo ampliamente, mientras acariciaba las orejas del minino al mismo tiempo que le ofrecía un trocito de carne. Myung Soo le clavó los colmillos y comenzó a masticar.
—También es la mía.
El joven suspiró, se acomodó en el sofá y tomó el mando del televisor, pero no le prestó atención a lo que se estaba transmitiendo en ese momento.
—Myung Soo, sabes que te amo, ¿verdad? —El gatito maulló despacio y Sung Yeol lo acercó hasta su rostro—. Quiero que te quedes para siempre conmigo.◇◇
Cuando Sung Yeol fue a su cuarto para dormir, los latidos de su corazón eran audibles para Myung Soo, indicándole que estaba en un profundo sueño. El gatito se removió bajo la cobija y bajó de la cama. Caminó hasta la cocina y saltó hacia el patio trasero por la abertura en la ventana que siempre dejaba Lee.
Fijó su vista en el oscuro cielo y, cuando observó la luna, sus ojos empezaron a resplandecer de color carmín y adoptó la forma original de su cuerpo. El azabache suspiró, dándose la vuelta para quedar frente a su hermano mayor que de repente apareció tras él.
—Ya es hora, Myung Soo —le dijo Sung Kyu, con un semblante tan serio que hizo estremecer al otro demonio.
El moreno asintió y cuando lo vio caminar hacia la casa, una gran bola de humo negro se manifestó frente a los dos. Sung Kyu detuvo su andar, y Myung Soo se sorprendió, sintiendo que su cuerpo se paralizaba por la figura que había aparecido.
—¿Así que pensaban engañarme? ¿Creyeron que no me daría cuenta de lo que tramaban?
El demonio mayor sonrió con sorna y le dedicó una helada mirada a Sung Kyu, quien, al verlo caminar hacia ellos, retrocedió un par de pasos y se arrodilló.
—N-no, señor. Esto no es lo que piensa.
—¡Cállate Sung Kyu! No sabes lo decepcionado que estoy de ti. No puedo creer que mi propio hijo se atreva a burlarse de mí.
Sung Kyu agachó más la cabeza y Myung Soo empuñó sus manos, acercándose poco a poco al gran demonio.
—Padre...
—¡No te atrevas a llamarse así de nuevo, Myung Soo! —El azabache apretó los ojos y de pronto sintió que las fuerzas lo abandonaban. Cayó al suelo, sobre sus rodillas, y un tremendo dolor se apoderó de su pecho—. ¡¿Así me pagas que te haya cuidado todos estos siglos?! ¡Si no fuera por mí, ya estarías muerto! O peor aún, sufriendo entre las llamas del inframundo por toda la eternidad.
El dolor que Myung Soo sentía era insoportable. Con cada una de las palabras de su padre sentía que le clavaban cientos de dagas en la espalda y la piel le ardía. Sung Kyu permanecía a unos cuantos metros, y sólo apretaba la mandíbula al ver a su hermano sufrir. No podía hacer nada para ayudarlo.
—S-señor... se lo suplico, n-no lastime a S-Sung Yeol...
El demonio entrecerró los ojos, y levantó una mano sobre la cabeza del moreno.
—¿Crees que no me desharé de él, si me quitó a uno de mis hijos? Myung Soo, aún sigues sin entender las consecuencias de tus errores.
El azabache levantó un poco la mirada, y observó como la palma de su padre comenzaba a brillar. El oxígeno se atoró en su garganta y, cuando estuvo listo para recibir el castigo, un grito lo hizo abrir más los ojos y el miedo terminó por invadir todo su cuerpo.
—S-Sung Yeol...
—¡Nooo! No lastime a Myung Soo. ¡Si lo que quiere es mi alma, tómela, pero no le haga daño!
Sung Yeol apareció de repente. Ni siquiera el gran demonio notó su presencia. Lee se detuvo frente al padre de Myung Soo y lo miró con tristeza y con súplica. El demonio frunció el ceño, y entonces se echó a reír.
—¡Vaya! Es increíble que, aún sabiendo lo que es mi hijo, quieras protegerlo. Pero este no es asunto tuyo, niño...
El demonio alzó una mano y una ráfaga de aire cortante aventó a Sung Yeol varios metros sobre el césped. Myung Soo miró la escena, horrorizado, y sintió sus ojos humedecerse cuando vio al muchacho tirado con la ropa hecha trizas y varias cortadas en el rostro.
—Ahora, recibirás tu castigo, hijo...
El demonio mayor levantó de nuevo su mano, y Myung Soo apretó los ojos.
Era el final para él, pero, inexplicablemente, se sintió bien de haber podido amar a Sung Yeol y saber que el joven le correspondía. Al final, supo lo que significaba el amor, y eso era más que suficiente para aceptar su expiación.
Su mente quedó en blanco, y, por un momento, deseó con todas sus fuerzas que, las palabras que le dijo su amado horas antes, se hicieran realidad. Un intento de sonrisa quiso aparecer en su rostro y, de pronto, una extraña voz lo hizo estremecerse por completo.
—¿Qué es todo esto?
Myung Soo abrió los ojos de nuevo, asombrado, y giró un poco su rostro. Observó de reojo una figura parada al lado de su hermano mayor. Sung Kyu hizo una reverencia hasta el suelo cuando notó de quien se trataba, y el padre de los demonios retrocedió, empuñando las manos a cada lado de su cuerpo.
—Señor Jang, ¿q-qué hace aquí?
—Por favor, Ho Won, deja las formalidades, sólo llámame Dong Woo.
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Soy yo... | MyungYeol
Fanfiction•SINOPSIS• "¿Por qué aquel gatito negro que Sung Yeol adoptó un frío día de invierno, se puede transformar en humano?" Versión MyungYeol de mi propio Fanfic: "Soy yo... (WooGyu)" ☆Temática BL (INFINITE) | Myung Soo - Sung Yeol (MyungYeol). ☆Universo...