Fijación.

Alejate de él.

Sasuke realmente no era tan malo, había hablado con Naruto y se había reído cuando hizo chistes. Realmente parecía que podrían ser amigos y hermanos. Era divertido, este chico antipático que siempre pensaba en la venganza estaba haciendo reír a Naruto.

—¿Entonces odias qué la gente piense que debes ser genial para vencer a tu hermano?—preguntó en voz baja mirando con atención como Sasuke escogía tomates.

—Sí, es odioso—él niño parecía muy tranquilo hablando con Naruto—como tú que eres demasiado corto para tu edad.

—No soy corto, solo no me he desarrollado—hizo pucheros—además es absurdo, a ti no te falta demostrar nada. Solo tienes que ser tú—rasco su mejilla izquierda torpemente—Shika siempre dice que cuando alguien te quiere, lo hace por ser tú mismo.

Sasuke pudo sonreír un poco, pensó que tener a Naruto como familia sería ruidoso, escandaloso. Pero él niño entendía rápido, era amable y realmente preguntaba cosas además de que cosas geniales podía hacer su familia. Estaba divirtiéndose.

—Lo que tú digas, idiota.

—Creo que deberíamos hacer nuestro propio jardín—declaró él niño no muy convencido del color de las frutas y verduras.

—¿Sabes cómo hacer un jardín?—la curiosidad le gano al Uchiha, sería más económico y seguro.

—No, pero los Yamanaka serían de mucha ayuda. Revivieron al señor Ukki cuando Kakashi lo dejo solo en casa—comenzó a reír al recordar como al shinobi se le había olvidado dejar su planta al cuidado de Iruka.

—¿Quién es el señor Ukki?

—Es una planta que le regale a Kakashi, realmente pensaba que le gustaría compañía—se rasco la nuca como un tic nervioso, no estaba seguro de que tan bien estaban ahora ellos dos.

Después de todo, solo tenían saliendo un par de semanas. Al principio Sasuke fue reservado, un poco huraño como un gato y demasiado cauteloso. Luego solo fue cuestión de insistir y de sonreír tan brillante que Sasuke considero que era una persona preciosa que quería cuidar porque no esperaba que fuera más que él mismo.

—Bien, podríamos ir a la florería de los Yamanaka—aceptó olvidándose de la compra y tomo la mano del rubio para jalarlo hacia la dirección adecuada.

—Bien, pero recuerda que debemos seguir comprando—la risa divertida se escucho mientras anbos corrían por el mercado.

—Sí, pero solo quiero descubrir como cultivar mis propios tomates.

Shikamaru miraba todo oculto desde las sombras. Ligeramente enojado e irritado. Sasuke parecía muy cómodo a lado de Naruto. Este reía fuertemente y le hacía preguntas al chico de ojos oscuros.
Parecían felices uno con él otro y no es que Shikamaru no deseara la felicidad de su persona más preciosa. Pero estaba ardiendo en celos, Uchiha había tomado la mano del rubio con tanta libertad, había robado las sonrisas que solo él merecía.

Cuando Shikaku alcanzó a Shikamaru no pregunto, solo cargo al niño como un saco de patatas. No es que realmente estuviera molesto, pero tenía que hablar con su hijo sobre los límites.

—Tú madre esta enojada—declaró ignorando lo callado que Shikamaru estaba—me dijo que hablara contigo sobre los límites.

—Que fastidio.

—Exacto hijo, pero no puedo decir que no lo necesites—expreso divertido llevando a Shikamaru de compras para la cena—se que es tu fijación y que lo adoras.

—No solo lo adoro, viejo—la voz ofendida del niño casi consiguió al viejo Shinobi riéndose—es algo que no se puede explicar.

—Mira, ya habíamos hablado de esto—suspiro cansado dejando que por fin él niño caminara por sí solo—la sobre protección no es buena. Es tu fijación y se que morirías por él, pero debes dejarlo conocer el mundo.

—Temo que el mundo sea demasiado—susurro mirando como su padre sacaba una lista del bolsillo—mira que sucedió cuando comenzó a ser un niño más, Ino se atrevió a decir que Naruto era un monstruo y Sakura le siguió en sus palabras.

—¿Tú crees que Naruto es un monstruo?—cuestiono tarareando despreocupado.

—No importa lo que pase, Naruto es solo Naruto—declaró firmemente—es una bola de energía ansiosa, que sonríe como el sol y que es tan cálido como un día soleado donde las nubes se ven preciosas. No puedo dejar que nadie lo intimide.

Shikaku hizo una mueca al recordar como habló con su amigo sobre intimidar a Naruto. Él niño era dulce y aunque no fuera la fijación de su propio hijo, hubiera intervenido para dejar en claro que no debían tratar al rubio de esa forma. Era el vivo retrato de Minato con la energía implacable y fuerte de Kushina. Era el recuerdo vivo de lo que se hizo para salvar a la aldea que no veía más que un monstruo en un niño que no pudo decidir sobre su destino.

—Solo haz lo que consideres correcto—dijo fácilmente revisando las cosas que Yoshino le encargo para la cena.

—Papá no estás entendiendo—suspiro mirando a su padre con ojos severos—estoy haciendo lo correcto. No es que quiera controlar a Naruto, pero sí debo deshacerme de cada persona que hace miserable la vida de mi persona hermosa, lo haré.

La determinación fría y brillante en los ojos del menor hicieron que él Nara mayor entendiera. No era un Shikamaru obsesionado y sobre protector. Era un Shikamaru jurando destruir a cualquiera que hiciera mal hacia Naruto, con la fijación o no, él menor prometía derramar la sangre de cualquiera que se interpusiera en su camino hacia hacer mejor la vida del niño rubio.

—Bien, pero límites hijo—dijo dándole la lista al niño.

—Bien, tendré que ser civilizado—hizo una mueca al leer la letra furiosa de su madre—mejor vamos por lo pidió Mamá, no quiero enfrentar su furia mortal.

—Creo que tendremos que pasar por Naruto—Shikaku juro—es él único que la convence con esa mirada de cachorro apaleado y sonrisa nerviosa. Es como sí tú madre tuviera un botón para desactivarse.

Ambos se miraron a los ojos antes de dar un par de suspiros cansados y completamente resignados murmuraron al mismo tiempo padre e hijo.

—Que problemático.

Shikaku y Shikamaru ya descubrieron la forma en que Yoshino-San no podrá molestarse. Incluye a Naruto en la oración o haz que Naruto hable con ella y la ira nunca llegará.