Capítulo nueve

8.7K 528 16
                                    

—¿Por qué me trajiste aquí?

Me quedo viendo el yate de dos pisos, Chese me trajo al mismo lugar donde ocurrió el problema. Ya le tengo pavor subir de nuevo.

—Sólo quería despedirme de ti en el lugar donde empezó todo. Si quieres vamos a otro lugar...

—No. Puedo hacerlo. —Le sonrío, pero en el fondo tengo miedo de que me vuelva a caer. —Vamos entremos.

Él va primero y yo le sigo, ya siento mi estómago vacío, no es por qué no desayuné, es por el movimiento del yate al ritmo del mar. Cuando estoy dentro de la cabina me siento en una silla a lo que él lo hace frente a mí. Pone en la mesa que nos separa un documento. Lo veo y mis manos que están en mi regazo empiezan agarrar mi pantalón. De un momento a otro el yate comienza su rumbo.

—Puede que estés ansiosa en firmarlo pero quiero que lo hagas al retorno.

—Sabes que tengo miedo al mar. Tengo miedo de caer de nuevo. Ya pasó dos veces y no quiero una más.

Se para y se ha cerca de la bodega de licores y agarra una botella.

—¿No tienes algo de comer por ahí? Me muero de hambre.

Cuando las palabras salen de mi boca deja el licor y se dirige a lo que me imagino es una despensa y desaparece ahí. Cuando regresa viene con dos platos abundantes.

—Antes de que estés aquí le pedí que trajeran la comida aquí desayuno y almuerzo.

—Gracias. —Agarro mi plato y meto una porción de comida a mi boca. Está rico, tiene un sabor exquisito. Bocado tras bocado terminé de comer todo. Cuando alzó la mirada me encuentro con Chese mirándome con una sonrisa para después poner una mirada melancólica.

—Antes no te vi comer mucho.

—Enserio a mí me encanta la comida, no me importa lo que digan de mi por comer.

—Creo que jamás te conocí.

Esas palabras me llegan en el corazón.

—Creo que ya somos dos. Tal vez te amé ya no se ni de lo que siento. ¿Se puede olvidar amar?

—No sé, pero creo que tú lo hiciste.

Dicho esto sale y se dirige al segundo piso. Me quedo ahí y salgo para ver el mar. Veo como se mueve y siento que la comida que desayuné quiere salir. Me agarro de la baranda y entro para sentirme bien. Ya ni se por qué carajos salí. Cuando entro y me dirijo a una de las habitaciones veo que no hay nadie y me echo, no sé qué pretende al traerme aquí. Ni siquiera está aquí. Me quedo ahí un buen tiempo hasta que escucho mi nombre gritar por los labios de Chese.

—¡Aquí!

La puerta se abre y lo veo con sólo con una pantalón corto. Me sonríe y me jala para arrastrarme por todo el yate y llevarme a la parte baja y ahí veo una piscina que está cerca del mar. Miro alrededor y noto que el yate se había detenido. Me tranquilizo un poco ya que no siento mi estómago revuelto.

—Lo siento por dejarte, me sentí triste.

—¿Siempre te vas cuando algo no sale como tú quieres?

¿Tengo esposo? ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora