Capítulo Doce

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—No me mientas con eso. — La voz de Kade hace que levante la mirada de los papeles que tengo que revisar. Mi nuevo asistente estuvo más temprano cuando llegué de mi departamento, luego de tener un hermoso desayuno con Chese. Puede que sea un principiante, pero cualquier cosa que le pido él lo hace. —Te estoy hablando.

—¡Ah! Sí, vamos a retomar nuestra relación nuevamente.

—Pensé que había escuchado mal. Danne, yo sabía que tarde o temprano iban a terminar juntos. Me alegro por ustedes él es un buen chico.

—Lo sé, solo tengo miedo...

Cuando Kade iba a responderme la puerta de mi oficina se habré y Abel entra con una rosa en las manos.

—Lo siento señorita por interrumpir, pero llegó una rosa para usted.

—Okey gracias, Abel. —Me entrega con una tarjeta y la rosa.

—Por cierto, hay una reunión a las tres de la tarde. —Le doy una sonrisa y con eso sale no sin antes cerrar la puerta.

—Es él ¿Verdad?

Asiento y observo la tarjeta, ahí solo hay una dirección con un te amo de despedida. Sonrío al agarrar la rosa y la toco suavemente.

—¿De qué tienes miedo?

—De qué cuando recupere la memoria, no sé qué pensamientos tendré ese momento.

—Si lo recuerdas qué más da, tú estás empezando desde ahora con tu vida. Sea cual sea que hayas echo en el pasado es eso el pasado. Él te quiere siempre te quiso no quiero que te arrepientas luego.

Lo sé, tiene razón él me quiere ya no soy una chiquilla. Soy una mujer y esta es mi vida, muy enredada, pero lo es. Le agradezco a Kade y nos pasamos lo que queda de la mañana y la tarde, antes de ir a la reunión muy bien. Al medio día recibí un mensaje de Chese lo cual alegro mi día y que pueda sostener una sonrisa en el rostro. Cuando entré a la reunión mi sonrisa casi flaquea al verlo ahí, pero él solo me sonrió y me dio un guiño. Me senté y escuché las propuestas de las demás para que podamos tener más ingresos en nuestra cadena de hoteles y así podamos resaltar entre los demás. Muchos que están ahí miran a Chese, seguro se preguntan que hace un dueño de otra empresa ahí sentado. Él como si fuera uno más empieza con las preguntas, trato de no reírme al ver al que expone no saber que responder o mirarlo como si tuviera otra cabeza. Me imagino que como dueño ya debe estar acostumbrado a este tipo de reacciones, porque se ve tranquilo.

—Disculpa no quiero ser irrespetuoso, pero ¿Por qué está el aquí?

—No quieres serlo, pero ya lo hiciste. Yo lo invité. —Respondo mirando fijamente a uno de los que se encarga de hacer publicidad. —Ante la vista de una persona que exactamente no se encarga en este tipo de negocio y además estuvo en los mejores hoteles es bueno tenerlo aquí.

Él asiente efusivamente, y así la tarde se pasa con más preguntar de Chese que respuestas, ellos saben que en los ámbitos que no pudieron contestar tienen que mejorar. Cuando termina veo que es las cinco de la tarde, Chese se despide de cada uno y cuando llega a mi lado me da un beso que deja a los demás con la boca abierta.

—Hola, me gusta como manejas la situación. —Me dice despegándose de mí solo un poco, me mira con esos ojos de felicidad. Sonrió al verlo y volteo el rostro par a ver a los demás viéndome, me pongo roja a lo que Chese suelta una carcajada al verme así. Esconde mi rostro en su pecho.

¿Tengo esposo? ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora