01. Casa

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El día estaba gris, hacía frío, el cambio de clima empezaba a denotar que se acercaba el invierno, el viento soplaba con fuerza avisando que dentro poco empezaría a llover. El roce del viento contra su piel y su cabello era una sensación que le fascinaba, la chica cruzó la calle para alcanzar una camioneta negra que la esperaba para partir del lugar.

—Buenos días, señorita. —una voz amable la sacó de sus pensamientos.

La chica voltea a ver al hombre de aquella voz cálida.

—Buenos días, Ryan. —sonrió.

Esperó a que aquel hombre vestido de negro abriera la puerta trasera del auto.

—Gracias. —dijo mientras subía.

Ryan cerró la puerta de la camioneta, esta había sido la última adquisición de la jóven, un Porsche Cayenne color negro, hacía parte de esos gustos caros que se podía dar el lujo de complacer gracias a sus acciones en la Compañía familiar.

Puso su bolso al otro lado del asiento trasero, luego se quitó el abrigo y la pashmina colocándolos juntos.

—Entonces... —dijo el rubio desde el asiento del conductor—. ¿Va a casa de su padre señorita?

—Debo hacerlo Ryan —su mirada se perdió mientras veía el cielo por la ventana—, según lo que me dijeron, están esperando para tener una reunión importante.

—Entiendo... —vaciló un poco sus palabras—, la llevaré lo más rápido posible. —sonrió y abrochó su cinturón.

La chica inhaló hondo y exhaló con dificultad al recordar lo que le esperaba, la relación con su padre no era la mejor de todas.

—No quiero verlo —dijo por lo bajo—, suficiente tengo con haberlo visto tantos años.

Ryan volteó a verla con cierta tristeza en sus ojos.

—Lo sé —volteó y encendió el auto—, es molesto para usted, la entiendo.

—Así es. —cruzó sus brazos.

Aquel hombre de cabello rubio miraba con cierto pesar a la jóven, él más que nadie entendía cómo se sentía respecto a su familia en general, y sobre todo con su padre.

—¿Le parece bien algo de música? —sonrió para tranquilizarla un poco.

La miró por el retrovisor y de paso le sacó una pequeña sonrisa.

—Cómo me conoces de bien ¿eh? —le devolvió la mirada por el retrovisor.

Al chocar sus miradas el hombre bajó su cabeza y encendió la radio.

Ryan Carter, era su guardaespaldas y chófer de confianza desde hacía 5 años, pero para ella era mucho más que eso. Su entrenamiento había sido de los mejores, el padre de la jóven le pagó uno de los cursos en seguridad privada más costosos del país para que escoltara específicamente a Alyssa, a parte de estos, prestó servicio militar e hizo parte de un grupo élite que escoltaba a varios políticos.

El contrato inició desde que la chica estaba en la preparatoria, el propósito era cuidarla cuando se graduara y empezara la Universidad, ya que sin dudarlo habría más peligros a los cuales se tendría que enfrentar y su vida se vería amenazada varias veces.

"Tengo miedo de que se repitan ciertos incidentes".

El auto se detuvo, la chica estiró un poco su cabeza para ver la carretera, había muchos carros delante de ellos.

—Supongo que tardaremos un poco. —dijo recostando la cabeza contra el asiento.

—Así es señorita Davenport.

UTOPÍA © - ❝Mundos Perfectos❞〚publicando〛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora