Adelanto: "Marca"

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Hola mis bebés pequeñxs!

Se que estuve muchísimo tiempo desaparecida, pero es que no estoy teniendo un buen año. Tengo muchos problemas de salud, complicaciones en el laburo y demás.  Pero intento ponerme al día con todo lo que les debo, se los juro. 

Aquí les dejare un adelanto de la ultima parte de esta historia, apenas la termine de escribir, que ojala pueda ser hoy, la subiré por completo. No me falta demasiado, así que crucen los dedos. 

Lxs amo! Y muchas gracias por la paciencia que me tienen. 

Lin!

***

-Creo que no terminaste de entender el mensaje que te deje el otro dia, lobo apestoso – Gruño Inuyasha, sin apartar sus ojos del pelinegro. Los huesos de sus garras comenzaron a tronar, mientras en su mente se amalgamaban un millón de formas de hacerlo sufrir como el maldito insecto que era.

- Devuelveme a mi...

- ¿Mujer? – Termino la frase el hanyou, mientras una risa malévola se pintaba en sus labios – Vamos, dilo. Deseo oir ese chiste – Un silencio sepulcral se hizo presente, debido a que el instinto de supervivencia del lobo no lo dejaba decir una sola palabra. ¿Por qué le tenia tanto miedo a ese perro pulgoso? Habian peleado ciento de veces, pero en ese momento sentía como, de verdad, podría arrancarle la garganta de un solo corte y sin arrepentimiento alguno.

- Inu – Murmuro Kaghome, alejándose un poco de su cuello para mirarlo a los ojos. ¿Qué le sucedia? ¿Por qué sentía su cuerpo caliente, como si la hubiese estado tocando por horas? Sabia muy bien que ocurria. Su cuello le picaba y eso solo era señal de que Inuyasha pronto la marcaria, pero no terminaba de comprender. Myoga le había dicho que eso solo ocurriría cuando sus días fértiles y el celo de Inuyasha coincidieran y estaba segura que ni una ni otra estaba sucediendo en este momento.

- ¿Qué ocurre, perra? – Por el mismo Kami, su voz la estaba poniendo en un transe tan sexual que no podía mover un solo musculo sin que oleadas de calor terminaran en su vagina. Se sentía húmeda y necesitada, al punto de que no le importaba que la tomase allí, en el duro suelo, delante de Kouga.

- Inu – Jadeo y se prendio mas de su cuello sin apartar su mirada. ¿Qué necesitaba? No sabia, pero deseaba que la tocase. Sentia su cuerpo extraño, con una mezcla de necesitar placer y necesitar dolor. Jamas le había sucedido, pero se sentía picara. Como si quisiera provocar la ira de esa bestia. El aroma a bosque y madera fresca que siempre la tranquilizaba, ahora la encendia como jamas imagino.

- ¿Quieres aclararle a este lobo rabioso quien es tu dueño? – Le gruño en su oído y Kaghome sintió como un escalofrio de placer la atravesaba de cabeza a pies.

- Tu, Inu. Tu lo eres – Casi gimio, sorprendiendo al lobo que no comprendia que era lo que estaba pasando. Inuyasha ya no tenia ese aura maligna envolviéndolo. Kaghome parecía perra en celo, frotándose contra el hanyou y él, como un idiota, estaba allí parado viendo esa escena sin saber como reaccionar. ¿Qué podía hacer? Golpear a esa bestia y robarla de sus brazos no era una opción y, aunque quería hacerla entrar en razón, su cuerpo no reaccionaba y su boca menos.

- ¿Quieres que te toque? – La azabache solo pudo asentir con su cabeza ante su pregunta. La verdad era que sus palabras no lograban salir de su garganta. Lo único que podía largar eran largos y profundos gemidos, mientras su cuerpo se movia de arriba abajo sobre él. Podia sentir como su sexo húmedo acariciaba con sutileza el miembro duro de ese hanyou, que tan obnubilada la tenia. - ¿Tu que dices, lobito? – Miro al pelinegro que solo podía abrir y cerrar su boca como pez fuera del agua. Sin perder su sonrisa malévola bajo a la azabache y la giro para que pegase su espalda a su pecho, quedando expuesta frente a ese lobito que aun la miraba como si fuera la ultima mujer sobre la tierra – Necesito probar tu sangre – Murmuro, pero aun sabiendo que ese pelinegro lo oia perfectamente. Tomo la mano de ella, mientras su pequeño cuerpo no dejaba de fregarse contra el suyo, logrando que fuego comenzara a recorrer sus venas.

- Hazlo – Jadeo la azabache, sintiendo como su mente se obnubilaba poco a poco con el placer que le llenaba. Podia sentir la vista de Kouga clavada en su cuerpo, pero era algo que es ese momento no le interesaba. Lo único que ocupaba su mente era Inuyasha y como, con lentitud, demostrando cuanto disfrutaba el verla sufrir, desgarraba la piel de su brazo con suavidad.

La sangre comenzó a fluir con lentitud y la boca del hanyou se aguo. Comenzo a acerca su brazo a sus labios y el aroma llego de golpe a su nariz, logrando que haga un esfuerzo sobre humano para no rasgar sus prendas y penetrarla allí nomas, como su instinto le pedia a gritos que hiciera.

La sangre de la azabache toco sus labios y como si fuera la bebida mas deliciosa del mundo, comenzó a chupar con algo de desesperación, mientras escuchaba como ella gemia cada vez mas fuerte. Su aroma a placer inundaba sus fosas nasales, desestabilizando sus sentidos. El cuerpo de ella se pegaba mas al suyo, como si fuese posible. Su brazo libre envolvía su cintura pero su mano, como si tuviera vida propia, subio hacia su pezón comenzando a acariarlo con su garra con algo de fuerza, lo que enviaba grandes señales excitantes a la vagina chorreante de la pequeña que, perdida en el placer, intentaba respirar.

-Te marcare – Le susurro sobre su oído y ella solo pudo asentir con su cabeza, mientras sus finos dedos comenzaban a acariciar su pezón libre. Nada era suficiente. Inuyasha tenia que marcarla ahora o enloquecería. ¿Qué le ocurria? No entendia bien, pero su mente navegaba en una nube de excitación que le hacia sentir extraña. Necesitaba que ese joven, que lamia su cuello con suavidad y tironeaba su cabello, la tratara aun peor. Por Kami, estaba perdiendo la cordura.

La mano del hanyou, aun en su pezón, comenzó a bajar por su vientre hasta llegar a la costura de su falda. Con una sola garra la desgarro, dejando que cayera al suelo y mostrando aun mas la desnudez de la jovencita que boqueaba excitada. Prosiguio su camino llegando directo a su zona mas privada. Sin dejar de mirar al lobo, que aun no sabia como reaccionar, metio sus dedos dentro de sus bragas y un gemido aun mas fuerte escapo de la garganta de la azabache, que se doblo sobre si misma al sentir ese toque rudo.

-Enderezate, perra – Gruño el hanyou, logrando que la azabache obedezca con rapidez – Como amas que te trate asi, maldita – Con rapidez adentro dos de sus dedos y Kaghome grito, sintiendo el leve rasguño de sus garras dentro suyo. Podia sentir como él comenzaba con un rápido mete-saca, y como por momentos abria sus dedos, estirando su interior aun mas – Estas toda mojada, como me gusta.

- Por favor, Inu... - Gimio al sentir como sus dedos abandonaban su interior – Por favor.

- ¿Qué quieres? – Gruño sobre su oído, mordiéndolo al punto de hacérselo sangrar. 

ANTE TODODonde viven las historias. Descúbrelo ahora