09

2K 160 97
                                    

¿Por qué no me tiras la posta?

Así pasamos una semana entera, sin decirnos las cosas en la cara, me tuve que incorporar con otras personas, pero me seguía doliendo lo que había dicho sobre nosotros, pero en parte tenía que admitir que tenía razón, nosotros dos no podíamos estar juntos.

—Vamos a sentarnos adelante —agregó Sofía buscando un lugar para sentarse en el colectivo.

—¿Y? ¿Como la pasaron? —agregó el coordinador repartiendo algunos sándwiches y postres.

—Mal —susurre.

—Ay, van a venir mejores chicos —agregó la rubia apoyando su mano en mi hombro —Él solo fue una distracción, pensa en todas las cosas que te perdiste por culpa de él, está Anthony.

—No me perdí nada con él.

—Perdiste tiempo con Anthony, que estuvo muchísimo antes que Chase, admiti que no vale la pena.

Negué.

—Necesito tomar alcohol, necesito estar borracha —agregué tomando un poco de agua.

—Jo, no quiero que te pegue la depresión otra vez, la última vez estuviste meses sin hablar con nadie.

—Creo que es mejor no hablar con nadie que estar con personas que te lastiman así por que sí.

—¿Le puedo pegar? —agregó mirando para atrás por si el castaño estaba viendo para acá.

—Lo puedo hacer yo, pero dejalo, después va a volver —agregué poniéndome los auriculares para la vuelta.

Era un trayecto bastante largo y aburrido, así que me dormí para pasar unas horas sin pensar en Chase.

Cuando me desperté lo primero que vi fue a Mamá y Tomas hablando en el hospital, Chase me estaba mirando bastante enojado.

—Esto es tu culpa, tuya y de tu mamá —susurró.

Negué con la respiración acelerada.

—¿Por que hicieron eso? —agregó mamá mostrándome una foto de cuando nos habíamos besado —Yo no quiero una hija así.

—Tu mamá es una puta —agregó Tomas levantándose de la cama con el suero en la muñeca.

Del miedo cerré los ojos, cuando los abrí estábamos en el colectivo pasando por un campo sin luces y todo oscuro.

No podía respirar, estaba mareada.

—Hey, ¿Estas bien? —preguntó Sofía con el ceño fruncido.

—Si, voy al baño —agregué parándome de mi asiento para bajar e ir al baño.

En la parte de abajo no había nadie, todos estábamos arriba, en la parte de adelante obviamente los choferes, pero después de ellos no había absolutamente nadie.

Toque la puerta por si habia alguien, pero como no hubo respuesta abri, y me senté en el piso para no perder la cordura. Tenía ansiedad.

—¿Te sentís bien Jo? —preguntó la rubia al otro lado de la puerta.

—Estoy mareada nada más —agregué mirándome en el espejo, tenía algunas lagrimas, supongo que era de cuando me quedé dormida y tuve ese sueño horrible.

Me lavé la cara y suspiré unas tres o cuatro veces, después conté hasta diez para calmarme un poco, ya se me había pasado.

Abrí la puerta y volvimos a nuestros asientos, el castaño me estaba mirando con el ceño fruncido.

𝘩𝘦𝘳𝘮𝘢𝘯𝘢𝘴𝘵𝘳𝘰𝘴 - 𝘤𝘩𝘢𝘴𝘦 𝘩𝘶𝘥𝘴𝘰𝘯 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora