10

1.3K 109 30
                                    

Una última oportunidad, una última palabra.

Todo estaba en mi cabeza, absolutamente todo, no había rastro de Chase por ningún lado de la quinta, aluciné haberlo besado, aluciné que había conexión con esa persona, pero eso nunca había pasado.

Polo corría y corría, nunca se cansaba, era como un robot con pilas carísimas que nunca terminaban, exactamente lo mismo.
Ya no le veía sentido quedarme ahí sentada esperando a un chico que nunca iba a llegar, así que agarré a Polo y nos fuimos a casa.
Cuando abrí la puerta estaba Chase y mamá sentados bastante serios, esperaba que dijeran algo pero esperaron a que yo preguntara.

—¿Pasó algo? —ellos negaron.

Yo en el fondo sabía que algo pasaba, pero no iba a insistir, así que subí. Sentí la mirada de Chase fija en mí cuando subía las escaleras, tenía ganas de estar con él, de abrazarlo, de volver a sentir el cariño que sentía antes.

Pero no podíamos, cosas de hermanastros.

Me encerré y entré en crisis, cerré mis ojos solamente 10 segundos, y empecé a llorar.
No podía hacer nada al respecto, me sentía mal, me sentía ahogada entre todos los pensamientos que se me cruzaban de un segundo a otro.

Ese sentimiento de no poder hacer nada por miedo a lo que pueda pasar, ese sentimiento que no te deja respirar, que te da ganas de dejar de ser alguien en el mundo.

—Sos hermosa, y no tenes que dejar que un chico te haga sentir así —me señalé a mi misma en el espejo.

Una de las cosas que más hacía era llorar mirándome en el espejo, estúpido pero me servía para relajarme y ver cómo la situación me estaba haciendo mierda, ahí era cuando razonaba, cuando ya no quería verme sufrir a mi misma.

Me acosté y abracé a la almohada, antes de dormirme sonreí pensando que estaba abrazando a Chase.

7:49 a.m.

Sentí un ruido desde la cocina, fue tan fuerte que hasta me despertó, toda dormida bajé y vi a Chase parado con la mano llena de sangre, había roto un vaso. Mamá no estaba, se había ido a hacer un trabajo extra.

—¿Que pasó? ¿Estás bien? —me empecé a preocupar y me acerqué para ayudarlo.

—Si si, solamente se me están saliendo los órganos por la mano, nada más.

—¡Ay! no digas eso, veni que te vas a cortar los pies.

Busqué una escoba y corrí la mayoría de vidrios que estaban en el piso, después llevé a Chase al baño para que se lavara.

—Esto no va a salir con agua Josefina —dijo entre quejas y refiriéndose a los pedacitos de vidrio que tenía encajados en la mano.

Suspiré y pensé en cómo sacárselo sin que saliera más lastimado, pero no tenía experiencia en esto.

—No están muy profundo, sacalos con la mano o de última con una pincita. —agregué agarrandolo de la muñeca.

—Jose, ¿Como mierda me lo voy a sacar yo sólo siendo que nisiquiera puedo ver mi mano de tanta sangre que hay?

—Yo no puedo medir tu dolor —suspiré —Si querés lo hago pero si lloras después de esto no es mi culpa.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 11, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

𝘩𝘦𝘳𝘮𝘢𝘯𝘢𝘴𝘵𝘳𝘰𝘴 - 𝘤𝘩𝘢𝘴𝘦 𝘩𝘶𝘥𝘴𝘰𝘯 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora