In the name of Satan [KookGi +21]

Capítulo I

Hey cerdo,
sí tu.

Hey cerdo cerdito cerdo cerdo cerdo
todos mis temores se hicieron realidad.

Negro y azul y huesos rotos
me dejaste aquí , estoy completamente solo
Mi pequeño cerdito necesita algo nuevo.

Nada puede detenerme ahora
porque no me importa más.

Nada puede detenerme ahora
simplemente no me importa

Nine Inch Nails—Piggy

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La cabeza del pelinegro se hundió en aquella bañera, se hundió durante treinta segundos y, a pesar de que no aguantaba mucho más la respiración, se obligó a no salir a tomar aire. Quería ver cuánto más podía aguantar.

La temperatura era tibia, el calor que había invadido su piel desde el principio ya se había ido y todo porque tenía la ventanilla medio abierta y entraba un poco de viento y polvo de la calle. Sus dedos estaban arrugados, hacía un buen rato estaba metido allí, su madre le golpeó la puerta unas cuantas veces preocupada. Pero a Yoon Gi no le importaba, necesitaba su tiempo de meditación en la bañera, con sus sales de baño y sus pequeñas velas que desprendían aroma a limón.

Las burbujas comenzaron a salir por su nariz, mezclándose con la sangre que todavía era reciente; de hacía exactamente dos minutos antes de hundirse. Sólo resistió cinco segundos más y sacó la cabeza del agua, abriendo sus labios para tomar una gran bocanada de aire.

—Joder— nada más que asustado por casi ahogarse en su propia bañera, el pelinegro, después de recomponer el oxígeno de sus pulmones,  se tocó la nariz y vio sus dedos con sangre—, esta mierda es fuerte.

Lo era, definitivamente. No solía aspirar esas codiciadas rayas blancas que parecían más polvo de tiza que otra cosa, y no estar acostumbrado lo había dejado jodido. Primero, antes de meterse al baño, sacó ese envoltorio de su pantalón y, como muy mal le indicó su amigo Ji Min (que no tenía ni puta idea de lo que hacía dándole eso), la colocó en la cerámica del lavamanos e hizo un tubito con un papel cualquiera que encontró; estaba desesperado por sentir el efecto en su cuerpo y no tenía tiempo para ponerse a pensar en cuál era la forma correcta de hacerlo.

Así, aspiró con todas sus fuerza y luego tosió, con la sensación horrible de que escupiría sus pulmones. Se sintió mareado de un momento a otro y tuvo que correr hacia la puerta para poner la traba, si su madre llegaba a entrar de improviso y lo veía aspirado cocaína barata no sabía qué le haría, aunque muy probablemente lo asesinaría.

Después de eso se había metido al agua, claro que anteriormente preparó su pequeño ritual zen. A veces ponía música desde su teléfono móvil y, en efecto, en ese momento seguía sonando la melodía y entrando así por sus oídos obligándolo a cerrar los párpados y morder sus labio siguiendo la lera; amaba esa canción.

Al borde de la bañera tenía las pequeñas velas, el dulce olor de limón mezclado con la cera entraba por su nariz y le daba una agradable sensación. Mientras que se limpiaba la nariz con el agua, movía su cabeza y tarareaba con su profunda voz siguiendo el ritmo de la canción. Observó que le quedaba un poco de polvo blanco en el paquetito, pero volver a esnifar probablemente lo dejaría medio muerto. Hacía un tiempo que no lo hacía, pero lo vio necesario en el momento en que se dio cuenta que su vida se estaba volviendo una mierda.