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Se esconde de mí

Win

Había llegado al puesto donde P'Bright come todos los días, mis mensajes seguían sin enviarse y él aún no me llamaba.
¿Hice algo mal?

- Buenos días — la encargada me sonrió — ¿ha visto a este chico? — le enseñé una foto de Bright y de mí — es el que está tocando la guitarra — ella rio.

- Lo siento, no — siguió preparando los menús

- ¿Podría darle esta nota si lo ve? Viene todos los días, por favor — y le extendí la nota que había escrito en mi celular pero que nunca se envió.

“P'Bright, si estás leyendo esto y no tuviste una buena excusa por dejarme plantado en nuestro aniversario, posiblemente estés en el hospital de tan mal que te fue cuando te encontré y quizás ya te haya perdonado.
Deja de huir tonto, te quiero a pesar de todo

Con amor, Win”.

Bright

- ¿Ya salió? — me encontraba dando vueltas en el pasillo de la sala de espera. La mamá de Win y yo llevábamos toda la noche y parte de la mañana en el hospital esperando noticias del estado de Win.

- Mi hijo es muy fuerte, estoy segura que estará bien — seguía llorando — ¿lo estará?

- Nong Win es la persona más fuerte que conozco, él estará bien ¿confía en mí? — con cada palabra mi corazón se quebraba un poco más de imaginar que pasara todo lo contrario. Ella asintió.

Después de un par de horas, una enfermera llegó a darnos noticias.
"Él está en coma" fue lo único que logré escuchar. Después de eso mis oídos se bloquearon y mis piernas no respondían, me senté en la fría silla de aquella sala de espera y la madre de Win me abrazaba llorando.

¿Mi Snowball estaba en coma?

¿Mi pequeño conejito estaba sufriendo?

¿Mi niño despertaría?

No sabía que hacer, ni qué decir, ni qué pensar.
El sólo imaginarme que estaba en cama sin abrir sus lindos ojos, me hacía pedazos el corazón.

El sólo imaginar que cuando su accidente pasó estaba desprotegido, me hacía pedazos el alma.

El sólo imaginar que no despertaba de ese sueño, me hacía pedazos la vida.

Win

- ¡VACHIRAWIT CHIVAAREE! — gritaba en el teléfono — es tu última oportunidad de contestar.

Ya no sabía por dónde hablarle, ya no sabía qué más hacer. Había pasado una semana y seguía sin saber de él.
¿Por qué se esconde de mí?

- ¿Sabes dónde está P'Bright? — le pregunté a Gun.

- No, pequeño — se sentó junto a mí y me dio un lapicero. Comencé a escribir como cada día.

Día 1: No sé qué esperas para aparecer.

Día 2: ¿Por qué te fuiste así?

Día 3: ¿Fue mi culpa? ¿yo hice algo mal?

Día 4: No te pude dar tu regalo. Cumpliamos un año.

Día 5: ¿Nuestras pulseras nos seguirán conectando?

Día 6: Donde quiera que estés, aún te quiero.

Día 7: Quiero que vuelvas o que me lleves a ti.

Hoy, día 8: Te echo de menos.

Venus || B&&WDonde viven las historias. Descúbrelo ahora