Capitulo 1

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Aún era muy temprano para haber salido de su casa hacia el instituto, de hecho era demasiado temprano. El cielo aún seguía oscuro y apenas se alcanzaban a ver los matices leves del sol pintando las nubes.

Pero no podía estar un minuto más en su casa.

Estaba tan ansiosa por salir que no le importó el levantarse e irse incluso dos horas antes de que empezaran sus clases. De todas formas no había podido dormir en toda la noche, con sus instintos alertas y sus ojos pegados a la puerta de su habitación, el miedo inundándole la piel… Fue imposible dormir. Sus blancas iris no podían dejar de ver la puerta.

O más bien a la perilla de la puerta, pues ésta se había movido casi toda la noche.

Un escalofrió recorrió su pecho hasta revolver su estómago al recordar aquello. Se abrazó a si misma tratando de entrar en calor mientras seguía su caminata.

En ese momento había sentido un miedo asfixiante y si no fuera porque antes de irse a dormir le había puesto pestillo a la puerta no podría ni imaginarse lo que le hubiera hecho ese hombre.

La perilla había forcejeado un par de veces más hasta que desistió y el molesto ruido ya no volvió a molestarla en toda la noche, pero aun así no había podido volver a conciliar el sueño. Ahí no estaba segura. No mientras viviera en el mismo techo que ese hombre.

Un nudo se formó en su garganta al recordar todo lo vivido los últimos dos meses. Dos meses desde que él se había mudado a la casa de su padre, y desde que su propio infierno había comenzado. Ya no dormía y comía bien, el terror y la incertidumbre no la dejaban. Y no sabía qué hacer.

Pero definitivamente no podía decirle a su padre, pues ese hombre era el mejor amigo de su progenitor y Kami sabía que en cualquier cosa le creería primero a él que a su débil e incompetente hija.

Desde que su hermana menor Hanabi había cumplido quince años y la habían aceptado en la prestigiosa secundaria alta con convenio a la mejor universidad de Londres que ella no pudo lograr entrar, Hinata había quedado en segundo plano ante los ojos de su padre.

Siendo Hinata Hyuga la mayor y la que no había podido entrar a esa escuela en el extranjero, se ganó desde entonces la desaprobación de su padre. Aun así Hinata había podido entrar a una muy buena y famosa escuela ahí en su ciudad. Se podría decir que era la mejor. El Instituto Konoha era una de las escuelas más solicitadas y prestigiosas de la localidad de la cual sólo algunos influyentes, chicos inteligentes y sobre todo chicos de familias importantes podían entrar.

Su padre, Hiashi Hyuga, era uno de esos influyentes pues eran dueños de las clínicas privadas de hospitales más celebres de Japón. Y ahora viviendo solamente ella y su padre en esa enorme casa se sentía muy solitario.

Fue entonces cuando él llegó.

El escalofrió en su pecho se hizo más intenso mientras intentaba calmarlo haciendo fricción con sus brazos abrazándose a sí misma.

Hinata aun podía recordar la conversación de la cena de anoche.

-¿Por qué ya no me llamas tío Momo como cuando eras pequeña?

Le había preguntado ese hombre con su voz falsamente amable y con una mirada ansiosa mientras ella sólo podía agachar la cabeza escondiendo sus ojos bajo su flequillo y revolviendo su comida. Tenía miedo a esa mirada lasciva que la desnudaba e intimidaba completamente, que la dejaba débil e insegura cada vez que se posaba en ella.

Al no haber contestado a esa pregunta, Hinata no podía recordar la respuesta que había dicho su padre, la cual estaba segura que había respondido con algo déspota y sin interés ante ella. Pero no le importó, lo que quería en ese momento era irse de ahí y encerrarse en su habitación.

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