Capitulo 12

529 50 12
                                    

La primera vez que despertó, el hombro le ardía del dolor, y atinó tan sólo a vislumbrar en pequeños vistazos a un rubio a un lado de ella, aferrando su mano con fuerza mientras susurraba pequeñas y hermosas palabras que la llevaban una vez más a los brazos de Morfeo. El cansancio era tan alto que Hinata no podía mantenerse despierta.

Los pequeños despertares siguieron sucediendo en pequeños lapsos de dos o tres minutos cada dos horas para después caer profundamente en otro sueño. Pero en todo ese momento pudo sentir claramente como la mano del rubio seguía prendida a la suya, a su lado y sin separarse de ella. Eso la animaba a despertar aun en contra de su cuerpo adolorido.

Quería ver a Naruto, quería sentir sus caricias y su sonrisa deslumbrando su vista una vez más. Pero el escozor en el hombro le recordaba lo herida que se encontraba y lo frustrada que se sentía al caer dormida una vez más tras un leve susurro de tranquilidad por parte de Naruto quien le decía que todo iba a estar bien.

Y ella le creía.

Y Morfeo volvía a acogerla entre sus brazos para sanarla. Pero esta vez se sentía más liviana, con una apaciguadora y valerosa energía fluyendo por su cuerpo al escuchar a su querido Naruto susurrar.

El cielo estaba oscuro cuando Hinata despertó por enésima vez, pero esta vez despertó completamente, sin la sensación amodorrada que le dejaba la morfina.

Abrió sus perlados ojos y vislumbró a Naruto, aun sosteniendo su mano a un lado de ella, recargando parte de su cuerpo en la camilla. Se encontraba dormido.

La peliazul sonrió tranquilamente.

La habitación blanca del hospital en donde se encontraba ahora, estaba vacía. Solamente eran ellos dos. Y entonces le llegaron los recuerdos de lo que habia pasado momentos atrás.

Sintió una punzada en su hombro izquierdo y recordó el momento en donde se arrojó sin pensar sobre Naruto para protegerlo. Pero es que no lo habia podido evitar, su cuerpo habia reaccionado al instante; y en ningún momento Hinata Hyuga habia dudado para hacer lo que habia hecho. Y ahora se encontraba en ese lugar, herida y cansada. Pero al menos Naruto estaba bien.

Sin hacer movimientos bruscos, la peliazul se sentó sobre el colchón recargando la espalda en la pared y sin soltar en ningún momento la mano del chico.

Acarició sus rubios cabellos gentilmente, como el roce de un pétalo al caer, y sonrió llena de ternura, de amor y anhelo por aquel chico. Estaba rebosando de felicidad al verlo sano y dormido plácidamente a un lado de ella, que se olvidó por completo de todo a su alrededor.

Ahora todo habia terminado. Ya no habría más oscuridad, y nunca más volvería aquella sombra que la acechaba día y noche. Ahora podía sonreír tranquila y verdaderamente, desde el fondo de su corazón. El cual ahora lo sentía liviano, liviano como una pluma y palpitante sobre sus oídos.

Y todo porque Naruto estaba con ella.

Hinata separó un rubio mechón del rostro del chico y acarició lentamente su mejilla. No podía dejar de tocarlo, de admirar su sereno semblante dormido y sonreír de alegría, fue por eso que las palabras brotaron de sus labios al no poderlas detener ni un momento más en su pecho:

-Te amo… - el susurro salió lento, leve y lleno de sentimiento. Las lágrimas comenzaron a agolparse en sus ojos. – Te amo demasiado…

Y tras un pequeño sollozo, Hinata sintió como su caricia era detenida por una mano que cubría la suya por completo.

Abrió los ojos sorprendida de ver como el antes dormido Naruto ahora la miraba con sus intensas iris azules.

Cruel Fairy Tale Donde viven las historias. Descúbrelo ahora