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"Puedes pasar aquí los días que haga falta". Esas palabras parecían tentadoras puesto que no tenía donde caerme muerta y una vida crecía dentro de mi. Una vida que había sido fruto de Tom. De ese bastardo que  me abandonó en cuanto se enteró. 

Estaba tardando demasiado en responder. Quería aceptar la oferta pero no sabía como. Me era imposible pronuncir un sí. Nunca antes había dependido de nadie y tampoco quería hacerlo. Pero en ese espacio tiempo en que yo me decidía, el motor de un coche sonaba afuera.

- Es Craig - dije asómandome para ver de quién se trataba - ¡ES CRAIG! -

- ¿Qué hace aquí? - 

- Viene a por mi. Tú escóndete -

No era la primera vez que venía a buscarme después de haberme mandado a la calle. Yo era su juguete y él lo sabía. 

- No - dije el rubio firmemente.

- ¡Te va a dar de hostias cuando te vea! - dije histérica.

- Oh, vaya. ¡Te preocupas por mi! - dijo en tono sacástico

- ¿Te parece buen momento para ponerse irónico? - Imbécil.

- Ven -

me cogió de la mano y me estiró hacia una puerta en la cual se escondían unas escaleras que bajaban al sótano. 

- Aquí no podrá entrar - añadió mientras entrábamos en un pequeño cuarto. Cerró la puerta con cuatro cerrojos y encendió una pantalla que estaba conectada a una cámara que daba al porche. 

- ¿Por qué tienes una habitación así? - dije extrañada.

- ¿Sabes guardar un secreto? - dijo serio. 

Asentí.

- Soy un Alien y el gobierno me espía - siguió sin ningún gesto en su cara por varios segundos hasta que estalló de la risa. Seguramente por ver mi cara de circunstancias.

- ¿Pero tu eres imbécil? ¡Subnormal! ¿Cómo puedes bromear en momentos como este? - le regañé realmente enfadada. Mi vida podía estar en peligro.

- La próxima vez que te escapes te juro que te mataré - dijo Craig sacudiendo el cuchillo de la carne.

- ¡Pero si tu me echaste!  - rechisté

- ¡Cállate zorra! - su puño cerrado iba dirigido a mi cara.


Esas imágenes que recordaba de la última vez... Me hacían preocupar por mi vida. Tenía el presentimiento de que sus palabras iban en serio.

- ¡Quizás si me dijeras por que me estoy escondiendo del dueño de un bar cutre en mi sótano podría hablar de otra cosa! - gritó.

La voz de Craig... Siempre tan alta...

- No me grites - dije mirando al suelo.

- ¡Pues dime qué hace ese tio aporreando mi puerta! - 

Craig ya habia empezado a volverse loco.

- Viene a por mi. Viene a matarme - 

- ¡Sé que estás aquí! ¡Abre la maldita puerta! - la voz de Craig se escuchaba desde el sótano. Junto a un disparo.

- ¡Dios! ¡Pero llama a la policía! - Bill había entrado en un ataque de pánico.

- No tengo móvil...- dije tranquila.

- ¡Dame mi dinero! - Craig seguia griatando mientras Bill lamaba a la policía.

- ¿De qué dinero habla? - reguntó mientras esperábamos a que llegara la autoridad.

¿Debía contárselo? No sería buena idea. No lo conocía de nada y era un mal momento... La policía estaba a punto de venir y él podría entregare para evitar cualquier problema.

- ¿Sabes guardar un secreto? - asintió - Maté a un alien y lo vendí - me quedé en silencio y el también. Que no me riera quizás hizo que le diera miedo.

Giré la cabeza hacia el monitor, y ahí seguía él.

- Es broma, ¿no? - dijo desde atrás.

Me giré hacia el y me reí. Eso lo calmó un poco. 

- Alisson - me cogió de los hombros y me puso frente suyo - Vas a vivir un tiempo aquí y quiero saber de que dinero habla. Quiero saber porqué no voy a estar nunca más seguro aquí - 

- Probablemente después de saber el porqué ya no me quieras por aquí -

- Dímelo - insistió.

Le giré la cabeza negándome a hablar. 

- Alisson... - siguió. - 3... 2... 1.... Di, di, di, di, di, di, di, di, di, di, di - volvió a hacer lo de la noche anterior: darme con el dedo entre las costillas. 

- ¡PARA! - grité dando un bote.

- di, di, di, di, di, di, di, di, di, di - seguía...

- ¡VALE! PERO PARA - grité haciéndolo retroceder. Su mirada expectante estaba clavada en mi. - Soy... Bueno, era su mula - 

- ¿Su mula?  - dijo extrañado

- Sí... Le ayuadaba a traficar con droga. Es camello. Yo hacía todo lo peliagudo. -

Le acababa de contar la verdad. ¿Por qué? No lo había hecho hasta ahora... En nada.

- ¿Ya no... -

- No - le interrumpí - Lo dejé pero él sigue queriéndome usar, y si no lo hago me matará -

Empezaron a sonar sirenas en la calle y eso hizo que Craig huyera.. 

- No te matará. Yo me encargaré de él. -

- ¿Qué? - pregunté demasiado extrañada. ¿Por qué querría ayudarme?

- Lo que has oído. Ese tío no te va a tocar un pelo - dijo bien firme.

- Estás loco - 

Lo estaba. Nunca nadie había querido aydarme, y mucho menos Tom, su hermano. Se me esbozó una sonrisa en la cara. Por una vez no estaba sola. Pero pronto se me borró. Juré que jamás me volvería a fiar de nadie. 

HELL ABOVE (Bill Kaulitz)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora