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Pasamos un rato más en ese frío zulo del sótano. Craig había desaparecido por completo cuando decidimos subir de nuevo. 

El miedo me recorría el cuerpo. Craig sabía donde estaba ahora y en cualquier momento regresaría. No estaba segura puesto que llevaba un arma con él. Estaba temblando.

- Alisson - el rubio se me acercó al ver mi cara pálida - cálmate. Aquí estás segura - 

Parecía haberme leído la mente.

- No. Volverá. Lo sé - mi mirada estaba fija en el suelo.

- Confía en mi - dijo pasando su brazo por mi hombro. En seguida lo aparté. No necesitaba su contacto. 

- ¿Debería? Seguramente eres como tu hermano. Un hijo de perra que solo piensa en él -

- ¿De verdad piensas eso? - decepción. Decepción era lo único que podía notarse ahora en su voz.

- ¿Por qué no? - mi orgullo volvió. 

- Mi casa está vigilidada por la policía las 24h al día. Estás a salvo. Haz lo quieras. - se apartó de mi y se dirigió al sofá. 

Se sentó con las manos en los bolsillos y los pies apoyados en la mesilla. Su mirada... perdida. ¿Tanto le había dolido ese comentario? Quizás me había pasado. Quizás no. Al fin y al cabo él y Tom son hermanos gemelos. Si uno es un hijo de puta, también puede serlo el otro. Aunque... Bill me había tratato de maravilla hasta el momento... No. Nunca volvería a fiarme de nadie, me repetí.


Me mareé. Bill seguía en el sofá, así que me senté a su lado. Apartada lo máximo de él. Cerré los ojos y tiré la cabeza hacia atrás. 

Noté como él me miraba pero intentaba disimularlo. En pocos segundos note mi boca llena. Me levanté de un salto y, como no sabía donde estaba el baño, me dirigí al fregadero y lo solté todo. 

- Maldito Tom - dije entre vaciado vaciado. 

- Quiero saber una cosa - Bill se levantó y se acercó hacia mi, inmune al olor. 

- No es el momento Bill -

- Me da igual - estaba firme y dispuesto a conseguir una respuesta. - Tú sabes por que ha desaparecido Tom -

Levanté la cabeza. Los males desaparecieron de repente.

- No quiero hablar de ese hijo de su madre - dije cabreada.

- Simone. Su madre se llama Simone y también es mi madre - él lo estaba aun más. - Quiero saber porqué cojones se fue mi hermano y me dejó tirado - su vo empezaba a subir de tono.

Suspiré.

- Tu hermano es un hijo de puta y no tiene otro nombre. -

El ruido de una moto sonó fuera y yo me temía lo peor. ¿Había vuelto Craig?

La llave sonó girando la cerradura. No. No era Craig. Mierda.

La puerta se abrió, y Bill y yo estábamos expectantes a su entrada. Su entrada después de dos meses. Despué de dos meses sin saber nada de él. Sin saber si estaba vivo, sin saber si volvería. Sin saber nada del padre de mi futuro hijo. 

- ¿Qué haces tu aquí? - fue lo primero que dijo Tom al verme.

Mi cuerpo se endureció como una piedra. Se acercó. Se me acercó demasiado. 

- Contesta - su voz era fría como una bola de nieve.

- La he traído yo - contestó Bill. 

- ¿Tú? ¡¿Te la has tirado?! - gritó histérico.

- ¡No! - gritamos los dos a la vez. 

- ¡Pues contesta! - gritó una vez más en mi cara. 

No pude. Notaba como iba a derrumarme en pocos segundos. No podía dejarme ver así. 

Salí corriendo y me encerré en la habitación en la que había dormido la noche anterior. 


Pasaron varios minutos en los que solo escuchana a Bill gritar en busca de respuestas. 

Escuché un portazo de la puerta principal. Rezaba que se hubiera ido Tom, pues estaba escuchando pasos subiendo la escalera. 

Llamaron a la puerta. 

- Soy Bill, abre - dijo en tono seco.

Me sequé las lágrimas y abrí. 

Él se quedó pasmado mirándome. Tenia todo el maquillaje corrido por la cara y los ojos hinchados de tanto llorar.

Su cara se enterneció. No. El no era como su hermano; se le veía en la cara. 

No podía más. Necesitaba a alguien. Necesitaba llorar y desahogarme. Me tiré a sus brazos.

- No dejes que se me acerque, por favor - dije mientra hundia mis sollozos en su pecho.

Se sorprendió y tardó unos segundos en reaccionar, pero en seguida me abrazó. Noté su abrazo cálido. Anhelaba tanto alguien que me apoyara... Pensé que era hora de dejar de ser tan fría con él.

- Tranquila, te dije que aquí estabas segura y lo estarás. Detrás de esa coraza de chica dura está tu parte frágil. Me alegro que por fin dejes ayudarte - 

No podía decir nada. Solo le abrazaba con fuerza.

- Ven. Lávate la cara que vamos a salir -

- ¿Eh? -

- Ha sido un día duro para ti, y para mi. Claro. Vamos a salir a desahogarnos - dijo con una sonrisa.

Le hice caso. Mi actitud hacia él había cambiado. Ya no tenía miedo a confiar en él. 

- No te preocupes por Craig o Tom. Llamaré a mi guardaespaldas y él nos llevará - 

- ¿Guardaespaldas? ¿Qué clase de niño pijo eres? - aun así no podía evitar vaciarle.

- Hay cosas de tu vida que no estás dispuesta a contarme... También las hay de la mia - ¿iba con segundas?

- Me parece justo - 



- Bill... Aun no te lo he dicho pero gracias por todo. - llevábamos alguna que otra copa de más. 

- ¡Por fin! - dijo riéndose. 

- Imbécil - reí - En serio, nunca me fio de tíos guapos pero tu vas a ser la excepción - se notaba que el alcohol dominaba mis palabras.

- Oh, así que paso de mono a guapo - dijo sonriendo 

- Sí - contesté rotúndamente - estás muy bueno - 

- Oh, que cosas me dices rubia - dijo escondiendo su cara entre las manos - tú si que estás para mojar pan - 

La cosa se iba de las manos.

La cosa se fue de las manos.



- Bill... - dije apartándo sus labios de los mios

- ¿Si? - preguntó él acariciándoe el pelo.

- Siento cortar el rollo pero me están entrando náuseas -

- James, para el coche - ordenó Bill a su guardaespaldas.

Me ayudó a salir del coche y lo solté todo a un lado de la carretera.

- Creo que hemos bebido demasiado - dijo entre risas mientras me aguantaba el pelo.

- No, Bill. Al menos yo no - dije ahora seria.

- ¿Como? - preguntó él al ver mi cara. 


HELL ABOVE (Bill Kaulitz)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora