C A P I T U L O. O2

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La cálida y abrasadora brisa matutina, pegaba finamente sobre el hermoso rostro de un chico de cabello azabache. Al principio se recriminó por no haber cerrado la ventana anoche, ya que detestaba los famosos cortinazos cuando no estaba listo para despertar y lo único que quería hacer, era descansar.
No acostumbraba a ser alguien que le gustara dormir en demasía, de hecho, en su mayoría del tiempo, el prefería pasar el día despierto y haciendo algo provechoso o que de perdida, le hiciera feliz y no vivir una vida rutinaria y aburrida, pero, cuando se disponía a descansar, era algo que solía disfrutar también y el ser molestado no le ayudaba a tener un buen comienzo del día.
Pero, todos esos lamentos pasaron a segundo plano cuando un aroma a intento de desayuno americano lo hizo ponerse alerta y le obligó a abrir los ojos.

¿A quién demonios había traído ayer a su departamento? Él sólo acostumbraba a tener encuentros con una sola persona, y esta de menos decir que ni en el mayor grado de ebriedad lo hubiese traído a su departamento. Muchas veces vivió las insistencias cansinas de su amante por pasar la noche en su departamento y dormir en su preciada cama, la diferencia era que, para el pelinegro, su hogar era algo sumamente personal y no por compartir intimidad, le otorgaría aquel lujo.

Acostumbraba a terminar en la morada contraria una buena ronda de sexo, si es que siquiera se le puede poner ese titulo, ya que el joven comenzaba a cansarse de los reproches constante de aquel rubio, logrando que así, el encuentro no fuera de lo mejor.

Entonces, si no había traído a nadie a casa, ¿quién mierda estaba en su departamento preparando algo de comer?

¿Dejó acaso la puerta abierta? No, siempre es precavido con ello. Era imposible.

¿Le había hablado a NamJoon para que viniera y no lo recordaba? Menos, ese sujeto sí que dormía hasta que las sábanas se despegarán de su cuerpo.

¿HoSeok? Tampoco, él mejor que nadie sabe cuánto odia que le despierten temprano.

Es más, para empezar, ¿anoche siquiera salió de casa? No lo recordaba, no hubo carrera y tampoco vio a sus amigos el día anterior. Así que eso era un rotundo no.

¿Qué mierda?

Tomó el arma que tenía en uno de sus cajones para defensa personal, porque claro esta que, él no puede andar por la vida sin algo con que defenderse teniendo a tantos enemigos al asfalto. Y no es que el azabache sea alguien mafioso, pero su círculo social no estaba del todo incluido en las cosas legales de esta ciudad, y ninguna otra en realidad. El poco tacto y carácter del chico, no le ayudaban mucho a la hora de hacer amigos, por el contrario, y tampoco era algo que le quitará el sueño. No le gustaba fingir que algo le agradaba para quedar bien. Y es por eso mismo, que más de uno ha intentado atacarle por la espalda.

Hombre precavido vale por dos.

Salió de las mantas, que de nuevo, no recuerda como llegaron ahí. Acostumbra a siempre dormir con el torso desnudo y sólo un pantalón chándal como prenda que le cubriera el cuerpo. No utilizaba sábanas o frazadas para cubrirse -incluso después del sexo, ya que no suele pasar la noche con sus aventuras-, ya que podía llegar a ser muy bochornoso y traer algo encima luego de quitarse la camisa para dormir resultaba completamente irónico. Inclusive, en los días de frío o nevada, prefería encender la calefacción antes de utilizar alguna cobija.

Finalmente optó por salir con el pecho desnudo, en primera porque no sabía quién estaba invadiendo su hogar, y en segunda, porque buscar alguna le quitaría tiempo.
Salió con sus pies descalzos, no sin antes comprobar que su arma trajera al menos una bala, no dispararía a penas viera al intruso, pero si hacía falta, lo menos que se tocaría sería el corazón antes de jalar el gatillo.

Perdido en tu mirada. [KookMin Fanfic] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora