C A P I T U L O. O4

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La sonrisa de arrogancia y deseo seguía adornando el rostro de JungKook. Realmente aquella adorable bolita de arroz supo despertar todos y cada uno de sus sentidos. Y por primera vez no era en un sentido de supervivencia, sino que algo más allá.

Nunca antes había sentido esa necesidad de acercarse a alguien en un sentido de coqueteo ligue, a cualquiera que le contara sobre aquel acercamiento, dudaría que fuera en un sentido de conquista hacia el rubio, pero al final de cuentas, el único que podía ser capaz de entenderse sería el mismo. JungKook no era Romeo y aquello fuera una clara manera de llamar la atención del pequeño y a pesar de que este lo había mandado a la mierda, sabía que había logrado su cometido.

Este tipo de situaciones le gustaban a JungKook, no le gustaba tenerla facíl, y menos con alguien tan cautivador como lo era el rubio, le gustaba sentir ese tipo de competitividad para ver quien era el más arrogante y el mayor hijo de puta, aunque quedo claro que por lo menos ahora, JungKook tenia el primer punto y le llevaba por mucho la delantera a Park JiMin.

El rubio por el otro lado se sentía extraño y por más que quiera descifrar a que se debía aquel sentimiento, no llegaba a tenerlo del todo claro.

Solamente pudo deducir que aquel idiota lo había dejado tan... ¿intrigado?, según él y su consciencia, no había una forma concreta de decirlo o siquiera explicarlo. Sólo supo que cuando clavo sus pequeños ojos avellana en las enormes perlas negras del más alto, sintió que esté podía leer y estudiar su alma en tan sólo cuestión de segundos.

Eran unos ojos tan hermosos y cautivadores que tuvo el deseo de verlos por mucho tiempo a pesar del extraño comportamiento del mayor.

Qué cosas piensas JiMin, hablas como todo una colegiala que quedo fascinada con el típico chico rudo.

Imposible, eso jamás.

El extraño sentimiento de ver de nuevo a ese chico le recurrió toda la columna y paró justo en su nuca haciendo que se estremeciera por completo.

No es que no lo quisiera ver del todo, pero ese chico lo hacia sentir incluso más pequeño, esa cosa llamada conciencia, la que se supone te hace pensar y razonar, le decía una y otra vez que se mantenierá al margen de la situación, es más, que dejara de pensar y recordar aquella calida y masculina voz.

Mordió su lápiz de forma nerviosa haciendo que la goma de este terminara por aterrizar en su lengua.

No sería difícil dejar de pensar en ese sujeto que de tan mal humor le había puesto... ¿verdad?

• • •

ㅡNunca terminaré con alguien igual a mi Padre, HoSeok, lo sabes. ㅡel pelirojo llegó arremedando con ironía las palabras que le dijo su mejor amigo hace tan sólo un momento por teléfono, el menor rodó los ojos y soltó un pesado suspiro.

ㅡHyung, no me molestes, ¿vale? ㅡel mayor soltó una sonora carcajada y asintió levantando sus manos en un signo de inocencia.

No es que JungKook haya tomado a mal su pesado comentario, no, es solo que pensó por un momento que él no había terminado con el rubio, es decir, no hablaron de una cita o de volverse a ver, al contrario, su despedida fue tan peculiar que dejaba en claro que jamás pasaría algo romántico entre ambos.
Nisiquiera tuvo la necesidad de pedile su numero o siquiera invitarlo a un lado sólo para que terminara dándole por el culo.

No, el simplemente se divertio mientras su amigo hacia lo mismo. No había más que indagar o más conclusiones por sacar.

Aunque en el fondo, JungKook sabia que algunos de sus pensamientos eran erróneos, porque como se mencionó anteriormente, nunca tuvo tantos deseos por una sola persona.

Perdido en tu mirada. [KookMin Fanfic] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora