Parte 17: rosario

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Retire las herramientas con cuidado y levante la escalera para recostarla contra la pared que colindaba con el condominio vecino.
Trepe por los peldaños de madera rechinante hasta llegar a la mitad de la escalera y fue entonces que percibí el reflejo de una luz blanquecina en la pared que tenía frente a mí; era sin lugar a duda el mismo resplandor pálido que había visto emanar por debajo de la puerta de mi habitación, pero esta vez despertaba en mí una poderosa alerta de peligro.
"¡No mires!" gritaban los escalofríos que me atravesaban, así que obedecí a mi cuerpo y continúe ascendiendo sin girarme.
A medida que ascendía por la escalera, mi mente ansiosa empezó a recordar vívidamente otras dos ocasiones en que había visto esa luz blanca: bajo las puertas de aquella terrorífica mansión del parque en donde había conocido a Bryan y muñeca y en los ojos de aquella persona anciana con quien me había topado de camino a mi último encuentro con Daniela. En ambos casos había sentido miedo, pero esta vez me encontraba solo y me sentía más vulnerable.
Finalmente me puse de pie en el techo y trepe por un viejo cable de púas que me hizo varios rasguños en manos y piernas.
Una vez me encontré al otro lado de la cerca, camine rápidamente en dirección contraria a la luz y salte de aquel techo para caer dolorosamente sobre el suelo empedrado que rodeaba a una piscina.
Me puse de pie con prisa y mire hacia el techo de lo que parecían ser unos baños y vestidores que se hallaban cerrados; no parecía muy alto visto desde abajo, pero no recordaba haber saltado de una mayor altura y el dolor que sentía me daba la razón.
Nadie estaba en la piscina a aquellas horas, pero a pocos metros de mí había una pequeña cancha sintética de microfútbol con 4 niños que habían detenido su juego para observarme fijamente.
"¿Por dónde está la salida?" les pregunte sin intención de asustarlos y ellos me señalaron las dos torres que superaban en altura a las de mi condominio.
Les agradecí y Salí de allí cojeando.

Una vez en el lobby, hice mi mayor esfuerzo para caminar con normalidad frente al guardia de seguridad, quien se despidió de mi algo confundido, quizas intentando recordar el momento en que yo había entrado.
Salí del edificio y mire hacia el cielo iluminado para seguidamente enfocarme en una moto de policía que paso rápidamente; me encontraba en una calle distinta a la del edificio de mi familia, concretamente la que quedaba atrás de este, así que supuse que aquella moto iría al encuentro de mi madre y aquel hijo de puta.
Camine calle abajo hasta llegar a la esquina y no encontré a piolin, así que emprendí mi marcha hacia aquella casa donde sonrisas y sus amigos se encontraban reunidos, pero, luego de un par de cuadras, una patrulla me cerro el paso.
"¿Gustavo Rojas?" preguntó el policía al volante a la par que el copiloto salía del auto.
"Sí, soy yo" respondí mientras contemplaba la situación sin encontrar una salida.
"Acompáñenos por favor" continúo el oficial en el interior del auto en tanto su acompañante, quien había dado la vuelta al vehículo para llegar hasta mí, abría la puerta de atrás mientras me hacia una seña para que ingresara.

Una vez adentro me percate de la puta que sostenía con fuerza un pañuelo ensangrentado contra su brazo, parecía muy adolorida, pero aun así tuvo la decencia de saludarme con una sonrisa que intente imitar torpemente.
La patrulla hizo un largo recorrido por la ciudad para luego llevarnos hasta una estación de policía que se encontraba en un parque más o menos cercano al sitio donde me habían capturado.
Una vez allí, me pidieron que saliera por mi propia cuenta luego de retirar los seguros de la puerta, lo cual me extraño.
"Sonrisas te espera adentro" dijo el hombre al volante con algo de nerviosismo una vez me encontré fuera de la patrulla.
"¿Sonrisas?" pregunte, pero el automóvil partió inmediatamente, dejándome confundido y solo, o eso pensaba.
"No pensé que la cagarias tanto ju ju" dijo un policía gordo y calvo en la puerta de la estación.
"¿Ahora eres policía también?" le interrogue, intentando que no se notara mi sorpresa a la par que me acercaba a él.
"Siempre procuro tener uno o dos de estos cerdos bajo mi control, me permiten estar informada de cosas interesantes, como que le pegaste a tu padrastro, ju ju" dijo el obeso policía.
"¿Y que se supone que haremos ahora para esconder toda tu mierda?" le pregunte irritado.
"Pues en tu antigua casa como te dije. Tu mamá llamo a esta estación y le dijimos que lo mejor sería que cambiaran de domicilio por un tiempo, pues probablemente eras una persona muy peligrosa que andábamos buscando desde hace meses" respondió sonrisas con sus ojos clavados en mí; sabía que quería verme afectado y no le daría ese placer.
"Si puedes hacer todo eso ¿porque no evitas que cierren tu estúpido prostíbulo?" le interrogue mientras sacaba un cigarrillo y un encendedor de mi media.
"Por ahora el máximo control que tengo es sobre esta estación y la investigación para joder mi negocio viene de muy arriba" explico sonrisas para seguidamente escupir sobre unos arbustos.

Las luces del patioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora