Parte 6: Ocaso

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Aquella criatura, rechoncha y peluda, me miro desde el sofá una vez abrí la puerta; era casi idéntica a las que se aferraban a Carlos y Daniel, pero esta era más perceptible, grande y gris.
La criatura salto del sofá y salió disparada hacia el pasillo, donde escapo de mi rango de visión antes de que yo pudiera reaccionar.
"hay otra de esas cosas aquí" les dije a mis acompañantes para inmediatamente perseguir al ser, pero en el pasillo solo encontré a mi madre, quien salía del cuarto de Lina y que al verme con el brazo vendado se estremeció.
Camilo, Kaely y yo repetimos a mi madre la historia que habíamos dicho a la policía, y tanto ella como Lina, quien parecía más ofendida que preocupada, me sermonearon vergonzosamente frente al par de raros que ahora contaba como amigos.
Lina fue quien dio fin al regaño cuando se marchó enojada de la sala, y entonces mi madre se enfocó en atender a la visita, agradeciéndoles por acompañarme en todo momento.
El show les causo gracia a Camilo y Kaely, quienes se burlaban de mi cuando mamá no los veía, pero no me podía quejar de nada, pues aligeraban de cierta forma el ambiente.
Mamá nos dejó solos luego de servirnos unos pasa bocas y entonces pude contarles lo que había visto. Ellos no tenían idea de que podrían ser aquellas criaturas, pero me explicaron que el lugar estaba muy cargado, que habían rastros de múltiples seres y que sus presencias parecía datar de fechas anteriores a las que sospechábamos.
"Me dicen que hay actividad aquí desde hace un año o más. También hay rastros de magia, pero no es tan fuerte como para que ocurriera lo que nos contaste" explico Kaely, resumiendo lo que las voces en su cabeza le susurraban.
"Hay muchos sentimientos atrapados en esta casa, es normal que los seres espirituales se vean atraídos. Tu hermana puede ser el principal foco de atención, aunque tu mamá no se queda atrás. Lo que en verdad me impresiona es que vivas acá. No llamaste mi atención hasta ayer cuando te vi despertando tu percepción; no hay en ti rastro de que vivas en un lugar tan cargado, ¿estas hecho de piedra?" dijo camilo mientras revisaban mi cuarto con cierto tono de preocupación.
Al final todo resulto aún más confuso que en un principio, así que preferimos dedicarnos a escuchar música y hablar de otras cosas, entre ellas el examen de calculo que se avecinaba y del cual no tenía conocimiento.
"¿podemos venir a estudiar el lunes?, de paso revisamos como avanza el asunto" sugirió Camilo y yo acepte, albergando la sensación de que por fin me había relacionado con personas valiosas.
Kaely y Camilo se fueron a las 5:30, dejándome a solas con mi madre, de quien temía una segunda parte del sermón.
"Lina me conto unas cosas muy raras sobre una pelea que tuviste con un fantasma" dijo mi madre al tiempo q se sentaba en el sofá de la sala.
"pues no lo llamaría pelea, pero si pasaron cosas raras" le respondí, observando con tristeza que, al igual que Daniel, Carlos o Sergio, mi madre no estaba escuchándome realmente.
"Pues que pelees hasta con el aire ya no se me haría extraño Gus, pero no asustes a tu hermana, sabes que es muy sensible" dijo mamá mirando el suelo.
Vi entonces algo dentro de ella, algo frío y oscuro que robaba su atención. Ella contemplaba aquello, perdiendo de vista todo lo demás.
"¿Dónde estaban anoche tú, papá y Angie?" pregunte con intenciones de escarbar más en su interior.
"Víctor se llevó a Angie a donde tus abuelos, regresaran la próxima semana" dijo ella, y vi en cada palabra una idea oculta; en "Víctor" había culpa, en "Angie" miedo y en "abuelos" mentira.
"es raro que no hayan ido con Lina, esas dos no saben hacer nada solas" Le dije para seguidamente ver su corazón romperse.
"No sé por qué no la invitaron" respondió mamá, controlando su tristeza de forma casi inmediata, mas no lo suficiente como para ocultarla de mí. Sentí culpa, así que dirigí la conversación a asuntos más superficiales, como lo eran mis heridas e insipientes síntomas de gripa, hasta alejarla de aquello que robaba su tranquilidad, fuere lo que fuere.
La oscuridad ya había consumido la sala para cuando la conversación termino, motivo por el cual mi madre se levantó del sofá para prender las luces y empezar a preparar la comida. Yo regrese a mi habitación, agradecido de tener por fin algo de soledad, pero al llegar encontré a Lina sobre mi cama, viendo su celular en la oscuridad.
"Eres famoso Gustavo. Espero que por lo menos te hayas quedado con la chica" dijo ella con tono enojado para luego mostrarme el video que alguien había grabado de la paliza que me habían dado.
Vi en mi hermana una maraña de sentimientos que, a diferencia de mi madre, estaban dirigidos hacia mí; cosa que me incomodaba pero que de alguna forma ya sospechaba.
"Nada de lo que le dije a mamá era cierto, ¡odio a esa perra! es una bruja, literalmente, y quizás sea la culpable de lo que te está pasando" le explique para seguidamente poner la mano del brazo sano sobre su cabeza y observar como su tristeza disminuía.
"mis amigos de ahorita saben de estas cosas y nos van a ayudar. el tipo que me hizo esto estaba siendo controlado por la bruja y ellos lo curaron, mira" le dije, sentándome a su lado y tomando el celular para poner el instante del video en que Kaely tocaba el miembro de Carlos y este se tranquilizaba.
"Eso me pareció muy extraño, ¿Por qué tenía que tocarlo ahí?" pregunto ella con una voz más tranquila, y note entonces que, aunque me escuchaba un poco más que mamá, estaba totalmente enfocada en nuestra cercanía física.
Le explique todo lo que había aprendido aquel día, procurando mantener la distancia necesaria para que ella se enfocara en lo que le estaba contando, pero tocándola sutilmente cada tanto para ver brotar en ella aquella felicidad que me gustaba contemplar.
"¿entonces ahora escuchas los pensamientos de la gente?" pregunto ella con escepticismo.
"diría más bien que veo una representación" le respondí sin entender del todo mi propia explicación.
"entonces ¿qué estoy pensando justo ahora?" dijo ella, mirándome a los ojos con vergüenza.
Vi entonces la maraña en su mente desaparecer; aun había miedo y tristeza, pero ella observaba algo con claridad, con calidez... me observaba a mí.
"también te quiero hermana..." Le dije mientras sobaba su espalda y ella abrió los ojos, como si viera genuina magia.
"pero no de esa forma" concluí, temiendo romper su corazón.
"¡Mentiroso!, no quieres a nadie, y menos a mí" dijo ella al tiempo que sus ojos se enrojecían y adquirían brillo. Giro su rostro para que no lo viera y se levantó de mi cama.
"me bastaría con que no me odies" dijo antes de marcharse de la habitación, dejándome confundido, pues sentía que emanaba felicidad.

Las luces del patioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora