Parte 4: Mañana

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Palpe mi miembro y sus alrededores con la mano que tenía libre, pero no encontré señales de que aquello hubiese ocurrido realmente; por fortuna todo parecía haber sido un mal sueño.
Tome el celular con dificultad, pues Lina no me soltaba, y observe que eran las 3:00 AM de nuevo, lo cual me empezaba a hartar.
Había dos mensajes, uno de Daniela y otro de Camilo:

Daniela 12:05 PM: Veámonos hoy a las 9:00 AM donde siempre, tenemos que hablar.

Camilo 11:23 PM: ¿necesitas ayuda amigo?

"Lina, suélteme, voy a alistarme" le dije a mi hermana a la par que la empujaba suavemente, pero solo conseguí que se aferrara con más fuerza a mi brazo, lastimándome.
Me sentía un poco mareado y congestionado, lo cual me puso de mal humor, pero no quería seguir tratando a mi hermana con tantas asperezas, así que me quede allí, llamando y dando pequeños empujones a Lina con la esperanza de que despertara en algún momento.
Sentí entonces una de aquellas presencias que me seguían la noche anterior, situada en la ventana, y trate de sorprenderla mirando en el momento menos pensado.
Me gire repentinamente y logre ver, tras la cortina, algo que saltaba hacia el patio trasero, lo cual me tranquilizo de cierta forma; No entendía muy bien que estaba pasando, pero aquellas cosas no debían de ser muy peligrosas si se escondían de mí.
Tosí y Lina despertó milagrosamente.
"¿Qué horas son?" pregunto ella frotando sus ojos.
"Es temprano, siga durmiendo, yo preparo el desayuno" le dije, y ella me dio la espalda sin responder nada.
Me levante y camine hasta la ventana para asomarme y ver el patio, encontrándome con un completo basurero < ¿Cómo había empeorado tanto de un día a otro? > Pensé, pero mi atención fue rápidamente redirigida hacia algo que empezaba a surgir de entre las bolsas plásticas y desperdicios.
"¿muñeca?" dije en voz alta y el agudo oído del animal hizo que este mirase en mi dirección.
"¿Qué hace esa perra estúpida allí abajo?" dije en un volumen más moderado y Lina balbuceo entre sueños "no le digas eso a mama" haciéndome reír.
Me bañe y cambie en la habitación de mis padres, quienes aún no aparecían, y luego fui a la cocina, donde prepare huevos y chocolate, dos de las pocas cosas que sabía preparar.
Una vez estuvo todo listos me dispuse a bajar al patio para traer a muñeca de regreso, pero el animal ya había subido, ingresando al apartamento tan pronto abrí la puerta e invadiendo todo con un olor fétido del cual, seguramente, también tendría que encargarme yo.
Desperté a Lina nuevamente y desayunamos pan junto a los huevos y el chocolate que había preparado. Luego ella se alisto y yo le di dinero suficiente para dos pasajes; Había buscado algo de efectivo en la habitación de mis padres, pero solo había encontrado unas pocas monedas. Por suerte Lina también tenía dinero, con el cual comería algo en los recesos.
bajamos hasta el sótano para sacar la bicicleta y luego fuimos a la 17, donde la acompañe hasta que se subió al bus que la dejaría en la entrada del colegio.
Eran las 5:30 y debía emprender mi recorrido hasta la U por el nuevo camino, a causa de la estúpida construcción, así que pedaleé por toda la 17, donde la eufórica vida nocturna parecía haber llegado a su fin.
El tráfico fue aumentando con el pasar de los minutos en aquella angosta carretera de doble vía, lo cual hizo desaparecer la ominosa sensación de soledad.
Yo observaba los locales cerrados con paredes maltratadas y portones grafiteados, meditando en la atracción que despertaban en mí, cuando, de repente, algo empezó a vibrar en algún lugar de mi maletín, distrayéndome al punto de casi chocar con un motociclista que pasó pitando e insultándome.
Me detuve en la acera y conteste la llamada de un número desconocido, luego de buscar el celular entre mi basurero portátil.

"Hola, ¿Gus?" dijo la voz de mi madre.
"¿Mama? ¿dónde diablos estás?" le pregunte un poco airado.
"Perdona hijo, ¿estas con Lina?" pregunto ella, y yo le conté un resumen de lo que había ocurrido, omitiendo los detalles más extraños.
"Voy para el apartamento justo ahora, hablamos cuando regreses, presta atención a clases y compórtate" Dijo ella antes de despedirnos, y fue entonces que caí en cuenta de lo poco que había asistido a clases últimamente.

Las luces del patioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora