ᴜɴᴏ

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Ya habían pasado cuatro meses desde que el Capitán de los Leones Carmesies había despertado del coma y su relación había cambiado, parcialmente.

Justo ahora, Nozel Silva se encontraba sentado a horcadas sobre el regazo de Fuegoleon Vermillion con quién compartía unos candentes y húmedos besos que despertaban sus más feroces deseos.

— Fuegoleon...— suspiró al sentir el caliente aliento en su cuello.

Las manos de Nozel se mantenían quietas sobre sus hombros aunque secretamente moría por descubrir la piel cobriza debajo de aquel pulcro uniforme.

— tócame Nozel...— le susurra contra la piel de su cuello— tócame y yo también te tocaré... Amor mío...

Su rostro se pintó ante el meloso apodo y soltó un agudo gemido al sentir los dientes del capitán clavarse en su cuello.

La mano de Fuegoleon poco a poco paseo por su cuerpo, tocando la piel desnuda de su abdomen y arrebatándole suspiros, para terminar posando en su muslo, apretandolo, encendiendo la pasión en el platinado.

Con un poco de timidez sus manos descendieron de los hombros y empezaron a quitar los botones y la capa con sumo cuidado.

Fuegoleon soltó una risilla y le besó nuevamente, dejándolo sin aliento, explorando con su lengua la boca contraria y acariciándola con la propia. Nozel se derritió bajo su tacto y no ayudó mucho que aquella mano subiera hasta su espalda baja.

Iban en serio y le encantaba.

Terminó por desabrochar todos los botones y con satisfacción vio como las prendas se deslizaban por sus hombros, dejando a la vista el trabajo cuerpo del ex capitán.

Mientras sus lenguas tenían un fogoso encuentro, las manos de Nozel le acariciaron a gusto, delineando sus pectorales y sonriendo ante los suspiros ahogados en su propia boca.

— Nozel...— suspiró contra sus labios, con un tono lujurioso cargado de desesperación— también quiero tocarte ¿Podrías ayudarme a... desvestirte?

Nozel entendía las razones del por qué Fuegoleon se negaba a usar su brazo de fuego, muchas veces había compartido su inquietud con él sobre aún no controlarlo a la perfección y temer lastimar a los demás por accidente.

A pesar de que ambos tenían las mejillas rojas, no pararon. Las manos del platinado se alejaron del trabajado cuerpo, para empezar a quitar las finas prendas que lo cubrían del torso para arriba.

Totalmente avergonzado cuando los ojos de Fuegoleon parecían devorarlo.

Un león acechando a su presa. 

— siempre me gustó cómo te veías con eso...— comento, besándole el cuello nuevamente— tan elegante, sofisticado, pulcro, lindo...— por cada adjetivo un pequeño beso era depositado en su hombro— pero ahora...— le abrazo la cintura con el brazo y devoró su boca nuevamente, mordiendo su labio inferior con suavidad— amo como te ves sin ellas, eres lindo Nozel y tan... Irresistible...

Nozel dejó escapar un gemido y sus caderas se empezaron a mover con desesperación, encontrando una increíble sensación al frotarse contra la erección de su amante.

— ngh... Fuegoleon...— gimió sobre sus labios.

La mano de Fuegoleon se deslizó hacia sus pantalones para así soltarlo con habilidad, Nozel se avergonzó un poco, pero aún así levanto las caderas para que la prenda se deslizara por sus muslos.

— me estuve informando un poco— comenta el bermellón, con el rostro rojo mientras con su mano acariciaba la espalda baja de Nozel— tengo que... Prepararte y así entre...— su mano se escabulló entre sus nalgas y el platinado ahogó un gemido cuando las yemas de sus dedos rozaron su entrada— aquí.

ᴏɴᴇ ꜱʜᴏᴛꜱ [; Fuegozel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora