Cuando Amelia se despertó aquella mañana en su cabeza ya estaba conformada la idea que llevaba gestando desde hacía un tiempo, la idea que la perseguía incluso en sus sueños.
Debía acabar con Isabella y ya sabía cómo hacerlo.
Mario era su nombre, el sería quien la ayudaría a acabar con Bella.
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Amy siempre había estado enamorada de Edward, pero eso no había evitado que llamara la atención de varios hambres a través de toda su vida.
Mario era uno de ellos.
Él más ingenuo y entregado de todos, desde la primera vez que la vio le juro amor eterno y siempre había hecho todo cuánto ella le pedía.Si quería ir a alguna fiesta, él la llevaba, si quería comer dulces, él los compraba, si alguien se metía con ella, él lo quitaba del camino.
La primera vez que se había metido en una pelea por ella, la había asustado tanto que huyó de él, pero la verdad era que él era el único que comprendía cómo se sentía así que acepto perdonarlo.
Él solo había dicho: “haré lo que a ti te haga feliz”
Sus padres jamás habían aceptado su amistad, decían que él no estaba a su altura, que solo era un caso de caridad, el chico pobre que daba lastima.
Sus padres habían sido cruel con él, pero Mario era más que eso para ella, él era su amigo, su único amigo verdadero, el único que jamás pedía nada a cambio y siempre lo daba todo.Mario era exactamente lo que ella necesitaba, él haría lo que ella le ordenará sin rechistar, él era la persona perfecta para llevar a cabo sus planes.
- Más te vale que disfrutes Isabella, pronto será tu fin.
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Por otro lado hace un mes había comenzado oficialmente a trabajar para la empresa de Dereck el hermano mayor de Isabella.Ella le había comentado a su esposo que su hermano era un excelente abogado y luego de enviarlo a un curso para prepararlo bien le habían dado un puesto en la empresa.
Las cosas habían mejorado categóricamente para él y sus hermanitos. Con su salario actual podía pagar los gastos y complacer a sus hermanos con algunos caprichos, podía estar tranquilo y olvidarse de tener que huir de los prestamistas debido a las deudas.
Su vida iba sobre ruedas y esa mañana con su enorme sonrisa características se dirigía hacía las oficinas de industrias Snowden para conversar sobre unos nuevos contratos con el señor Maximiliano el cual era socio de Dereck.
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Al llegar fue recibido por el mismísimo señor Snowden:
- Buenas tardes, señor Snowden, soy William, el nuevo abogado. Venía a verlo por los nuevos contratos y la apertura de la nueva sucursal en Tokio. - se presentó mientras le daba la mano
- Por supuesto hijo, pasa dentro y toma asiento - le indico con la mano las sillas, que se encontraban dentro de la oficina - y por favor llámame solamente Maximiliano, el señor me hace sentir mayor. - finalizó mientras sonreía jovialmente.
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La reunión había ido de maravilla y todos los asuntos fueron tratados y resueltos debidamente, pero para cuando William se levantó de la silla frente al escritorio del señor Snowden y se disponía a despedirse observó a detalle, por primera vez desde que entró en la oficina un pequeño cuadro en una de las esquinas de la mesa.
Él marco era de color blanco y tenía algunas salpicaduras de color negro similares a lunares, aunque no fue realmente el marco lo que llamo su atención sino la foto que se encontraba detrás de este.Habían dos pequeños, una niña y un niño, la pequeña bebé no debía de tener más de tres años, sus ojos eran azules como un cielo en calma, tenía una sonrisa amplia que demostraba cuan feliz era y sus cabellos eran rubios, tanto que parecían de oro. Podía asegurar que era una bebé hermosa, tan hermosa como si hermana de pequeña, casa podía jurar que era ella.
Pero por si fuese poco sus casi aseguradas sospechas fueron confirmadas cuando leyó la inscripción que se encontraba en la cruz que colgaba del cuello de la bebé.
“Isabella”Se leía perfectamente.
“Isabella”
Se repetía constantemente en su cabeza, hasta que de pronto sus pensamientos fueron interrumpidos por la voz de Maximiliano.
- Es mi hija - le dijo con la voz firme, intentando ocultar la nostalgia
- ¿Su hija?
- Si, mi hija más pequeña - volvió a confirmar
- Pero, pensé que solo tenía un hijo, Edward.
- No siempre fue así - hizo una pausa y tomo aire - así más de veinte años tuvimos otra hija, ella llego de manera inesperada cuando creíamos que ya no era posible para nosotros tener más hijos. Era hermosa - continuo pero sus ojos parecían estar mirando a otro sitio, era como si se hubiese perdido en sus recuerdos - fue una pequeña alegre y curiosa, todos estábamos enamorados de ella, era como un ángel, pero desafortunadamente la alegría no nos duro tanto, dos días después de tomar esa foto fue secuestrada, era demasiado pequeña, demasiado inocente, solo tenía tres años. - William estaba completamente en estado de shock, ¿Cómo era posible? no dejaba de preguntarse. - La buscamos durante muchos años, pero jamás pudimos encontrarla. Solo rezamos por qué dónde quiera que esté se encuentre bien.
- Lo siento muchísimo - le dijo Will y aunque cualquier otra persona pudiese pensar que solo lo decía por simpátia, el sentía muy dentro de si que se los debía, le debía una disculpa a esa familia por tomar su felicidad y luego quedarsela, volviendolos miserables por tanto tiempo.
- Tranquilo hijo no tienes que disculparte, no es como si fuese culpa tuya, ya ha pasado un tiempo desde eso y aunque el dolor no desaparece, con los años se va haciendo más llevadero.¿Que no era su culpa? Entonces¿por qué se sentía como todo un criminal?
Sabía que debía de enmendar su error, pero, estaba dispuesto a dar su felicidad a cambio.
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Por otro lado Amelia había pasado todo un mes encerrada en su casa planificando detalladamente sus planes para Isabella, pieza por pieza, se había dicho, paso por paso se repetía constantemente, su venganza estaba cerca, su plan era infalible y todo saldría a la perfección. Mario había llegado a la ciudad hace una semana y habían estado colocando cada ficha en su lugar, cada detalle en su sitio, nada podía fallar.Ese era el día y nada la detendría de lograr alcanzar su objetivo.
En ese momento su teléfono sonó y al mirar el número sin identificación en la pantalla supo inmediatamente de quién era la llamada:
- Está hecho - fue todo lo que se escucho desde el otro lado, luego la comunicación se cortó.“Definitivamente las cosas no podía mejor” pensó mientras una sonrisa se dibujaba en sus labios y pasaba entretenidamente las hojas de su revista de modas
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una Esposa para el Millonario
RomanceIsabella es una chica pobre, su vida nunca ha sido fácil, ella debe cuidar a sus hermanos pequeños y alimentarlos, además de pagar las deudas de su hermano mayor en ausencia de este. Derek , a pesar de manejar toda la economía familiar y las empresa...