La hora del almuerzo llegó más rápido de lo que la ojimarrón se esperaba, y para su fortuna no habían tantas personas en la cafetería del hospital, por lo que comió relativamente rápido para poder darse una escapada por los pasillos.
Sacó su teléfono y comenzó a mensajearse con su mamá. Su visión estaba tan concentrada en la conversación tan amena que estaba teniendo sobre regalos para el baby shower de su prima que no se percató que Federico estaba parado de espaldas a ella, por lo que chocó contra su espalda y su teléfono se cayó al suelo.
- Yo no voy a pagar por una pantalla rota. - se apresuró a decir el castaño después de voltearse y ver como su amiga recogía el celular - ¿Se rompió?
- No, no. Es una fortuna, no quiero tener que pagar porque le cambien la pantalla nuevamente. - limpió su teléfono y lo guardó en su bolsillo - Perdón por el golpe.
- Me enterraste tu teléfono en la espalda. Puedo demandarte, ¿sabes? - la ojimarrón rodó los ojos - Es broma, tranquila. Soy un buen amigo, no te demandaría. - se cruzó de brazos - De todos modos, deberías de estar atenta de por donde caminas.
- Sí, probablemente. - sonrió - Estaba escribiéndole a...
- ¿A Valentina? - la interrumpió el castaño con una sonrisa insinuadora
Las mejillas de Juliana se tiñeron de rojo. Durante la mañana, cuando estuvo con Gustavo agradeció a todos los ángeles celestiales porque el rubio no comentó nada de lo que había pasado la noche anterior y entonces supo que aquel tema no saldría a colación, cosa que definitivamente la tranquilizaba, sin embargo, aquí estaba ahora, en la situación que no quería tener que enfrentar, por lo que le dio un puñetazo al castaño.
- Maldita sea, Valdés. - gruñó el más alto sobándose el hombro - ¿Eso por qué?
- ¿Qué es lo que sabes? - lo miró con seriedad
Hasta donde ella recordaba, Federico no había estado cuando pasó aquel incidente con la hermana de Gustavo, por lo que en teoría, él no debería saber. Pero lo sabía, entonces ahí había gato encerrado. De una u otra manera se había enterado.
- Valentina me habló en la mañana. - la ojimarrón sintió el miedo correr por todo su cuerpo al oír eso - Me contó lo que pasó anoche y prácticamente me suplicó para que le diera tu número. - el miedo aumentó, cosa que no pasó de ser percibida por su amigo, quien sonrió y dijo: - Tranquila, no le he dado tu número.
- Creo que se me bajó el azúcar. - dijo tocándose el pecho - Gracias, Fede. No es nada personal, pero no tengo intención de volver a toparme con la hermana de Gustavo.
- Bueno, tendrás que hacerlo. - comentó con tranquilidad
- ¿Qué? ¡No, ni loca! - se quejó
- No, en serio. - levantó su mano y señaló algo detrás de la morena, por lo que esta se volteó y los colores desaparecieron de su cuerpo al ver que Valentina Carvajal se acercaba lentamente con una sonrisa hacía ellos - Juliana, Dios mío, estás pálida. - el castaño tomó a su amiga de los hombros y la agitó lentamente para que reaccionara
- Mierda. - masculló
- ¡Juliana, hola! - saludó con entusiasmo la rubia de ojos azules - Hey. - le sonrió al llegar hasta ubicarse delante de ella y de él castaño - Hola, Fede.
- Este... yo... - se rascó la nuca - Miren la hora que es. - vio su reloj - Ya se ha acabado mi horario de comida, ni modo. Una disculpa, señoritas. Debo retirarme. - la morena lo miró con súplica para que no la dejase sola, sin embargo el castaño la ignoró - Chao.
La rubia vio como la figura de Federico se perdía entre los pacientes y miembros del hospital, entonces miró a Juliana, se veía preciosa con ese pijama azul. Agradecía que el castaño las haya dejado solas, definitivamente quería un poco de tiempo para estar con la ojimarrón.
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Oportunidad
FanfictionLa fiesta de cumpleaños de su jefe y amigo hacen que Juliana se tope con la mujer más insistente y coqueta del mundo. ¿Podrá Juliana darse una oportunidad? ¿Las cosas serán completamente felices desde el día uno? ¿Habrá problemas?