Va a abandonarte.

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Si bien era cierto que la noche del baile, cuando se conocieron, ninguno tenía un interés especial por el otro, Bill sólo quería probar suerte con una herbívoro y Pina necesitaba el dinero de la apuesta, podría decirse que al final ambos perdieron, y ganaron al mismo tiempo.

El segundo encuentro había sido un total fracaso, que por poco arruina la descendencia de uno. No recordaba cuando una chica lo había rechazado, en especial de esa manera; pues casi siempre eran solo insultos, o cachetadas. Debía darle puntos a Pina por saber defenderse, y cómo podría no saberlo?
Claramente, si no supiera defenderse, hubiera muerto antes de los 10 años.

La tercera cita, como pensaba Bill, ya habían dormido juntos, en el sentido no-sexual. Ya tenían una verdadera cita, que él pidió con un poco de pena por temor a ser rechazado de nuevo, aunque fue tan poca que pasó desapercibida.
Todos esos encuentros fueron arruinados por la, ahora exnovia de Bill, incluso si él no estaba enterado. Sin embargo, a pesar de la angustia que le generaba y de haberse prometido no acostarse con él solo porque ya no tuviera novia, había terminado cediendo un poco.

Por supuesto que pensaba cumplirlo, incluso a pesar de lo difícil que era no ceder, por eso aquella noche, después de que prácticamente salvó su vida, no pudo ser indiferente con él. No sintió culpa cuando lo besó, sino todo lo contrario, aun sin haber pasado de presionar sus labios; había sido tan diferente a la primera vez.

Pina no sabía de esas cosas, temía cometer algún error y terminar lastimando de alguna forma a Bill, en especial cuando ya estaba lastimado. Además, estaba muy nervioso pensando en lo que debía hacer; sentía una inmensa gratitud con él, era claro que había resistido las ganas de profundizar ese beso.

Esperaron que la fiesta acabara para levantarse, tampoco hablaron sobre eso, ninguno sabía bien qué decir. Se levantaron de ese tejado y caminaron en silencio directo a la casa donde estaban los amigos de Pina, solo pensaba llevarlo para asegurarse de que nada le pasara.
No intentó besarlo de nuevo, pero sí acarició su mano con la intención de tomarla, sin llegar a hacerlo hasta que él correspondió sujetando su mano con firmeza por el camino.

Cuando llegaron a estar bastante cerca, Pina decidió que no sería conveniente que lo conozcan aún, así que se despidió y prometió ir a verlo la mañana siguiente. Fue despedido con un beso en la mejilla y una caricia en la espalda, ni siquiera podía disimular su alegría mientras lo veía irse, la sonrisa no dejaba su rostro; rebobinando la sensación, su corazón latía con fuerza pero ya no era molesto.

Volvió a su seriedad habitual al bajar al sótano, todos, excepto Kotaro, estaban hablando con cara de preocupación, igual que la mañana que despertó junto a Bill. Todos se alegraron cuando llegó, no sabían qué había pasado pero debía ser algo bueno, no había conseguido muchos víveres y aún así se veía su buen humor.

— ¿Ko' sigue encerrado? — Preguntó sacando las cosas del bolso, mirando con satisfacción que la costura estaba aún intacta. Al no recibir respuesta, pasó la mirada por el rostro de cada uno, se veían incómodos y la calma que antes había transmitido desapareció.

— Sí... Y no. — Shuji se rascó la melena, con evidente incomodidad sin mirar a Pina a los ojos. Solo lograba ponerlo nervioso y temer por la vida de su mejor amigo, cada segundo sin una respuesta concreta solo aumentaba su miedo.  — Hace unas horas salió con prisa y volvió a los 10 minutos a encerrarse de nuevo...

Pina arrugando el ceño trataba de ordenar su mente y formar al menos una oración, no estaba seguro de qué pensar, habría acabado con ese dormitorio?
Si había salido, por qué no fue a buscarlo?

No tuvo la suficiente lucidez, ni transparencia mental para seguir preguntando, en lugar de eso subió las escaleras en la misma dirección que aquella vez. Tenía que saber si algo pasaba con Kotaro y resolverlo, si actuaban juntos no sería difícil.

Aquel valsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora