1. Lostwood, el Lugar Ideal para Morir

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Era un día frío y lluvioso cuando mi madre había recibido la desgarradora noticia de que mi padre había sido encontrado muerto por la policía de Lostwood. Su cuerpo sin vida fue hallado en su casa de la infancia, luego de haber desaparecido durante un par de días. Y para ser más precisos, su cuerpo había sido encontrado colgado en una de las bigas del cobertizo de la propiedad.

Mi padre había tomado una cuerda, la había atado a su cuello y había saltado de un pequeño banco. Si, Harrison Van Tassel se había suicidado. O esa era la versión oficial.

Junto a su cuerpo, habían encontrado una carta escrita y firmada por él, en donde explicaba el por qué de esa decisión tan drástica y repentina. La carta decía que durante años había lidiado con una depresión profunda de forma secreta para no preocuparnos ni a mi, ni a mi madre. Pero que finalmente, ya no era capaz de continuar con su miserable existencia. La carta además decía, que nos amaba profundamente a las dos, pero que ya no podía seguir luchando con sus demonios y que por tal razón, decidía abandonar este mundo. Era una nota simple, directa y corta. Suficiente para que la policía archivara el caso.

Y debía admitir, que mi vida se había partido en dos luego de ese día.

Nunca imaginé que mi padre se marcharía tan pronto y mucho menos imaginé que se marcharía bajo esas circunstancias. No entendía como había podido lidiar durante años con una depresión profunda sin que yo me diera cuenta. ¿Acaso había sido tan mala hija como para nunca ver las señales? No, por supuesto que no. Nuestra relación era muy cercana. Podría decirse que yo era la niñita de papá. Y si, teníamos las típicas discusiones de padre e hija, pero de todos modos nos llevábamos de maravilla y siempre nos lo contábamos todo, o bueno, casi todo.

Tal vez estaba en negación y mi mente aún no lograba procesar el hecho de que mi padre hubiera decidido quitarse la vida. Y no me refería solamente al hecho de que ya no estaría conmigo nunca más. Me refería al hecho de que era improbable que Harrison Van Tassel decidiera acabar con su vida de una forma tan abrupta. Él era un hombre poderoso, pudiente, acaudalado y sobretodo, él era un hombre feliz. Él había logrado lo que pocos y se había casado con el amor de su vida, Katrina Van Tassel, mi madre. Y tiempo después —sin ánimos de sonar pretenciosa — yo, Elinor Van Tassel, había llegado a este mundo para completar su felicidad. Y por si fuera poco, él trabajaba en una de las firmas de abogados más exitosas y acaudaladas del país. Él lo tenía todo. Un buen trabajo, una buena posición económica y una gran familia. Los tres habíamos tenido una vida plena y feliz. Por lo tanto, que él decidiera quitarse la vida resultaba completamente desconcertante.

Los que lo conocíamos, podíamos asegurar que nunca, ni por un solo instante, lo habíamos visto cabizbajo. Él siempre había encontrado la forma de sortear los desafíos que la vida le arrojaba. Él era un hombre lleno de tenacidad y valentía. Por lo tanto, el hecho de que el hombre hubiera decidido colgarse, nos tomó a todos por sorpresa.

Él era un hombre increíble. Su partida había dejado un vacío inmenso e imposible de llenar en mi vida y en la vida de mamá.

Aún recuerdo que días antes de su muerte, dijo que iría un par de días a Lostwood — el pueblo donde nació, creció y luego murió — para resolver un par de asuntos de su trabajo, dado que, él tenía un par de clientes allá. Esta acción, no nos sorprendió en lo absoluto ni a mi, ni a mi madre, puesto que él, siempre que podía se escabullía un par de días a Lostwood. Ya fuera por asuntos de trabajo, a cuidar de su casa de la infancia o simplemente, a escaparse momentáneamente de su estrepitosa vida en la ciudad. A veces, o mejor dicho, casi siempre, mi madre y yo nos quedábamos en la ciudad porque ese pequeño pueblo nos parecía demasiado extraño. Era un lugar un tanto lúgubre y apartado de la civilización. No era un lugar agradable. Definitivamente, no era nuestro lugar favorito en la tierra, pero si era el lugar favorito de mi padre.

Como era de costumbre, él dijo que se marcharía durante algunos días a Lostwood a resolver un par de asuntos y regresaría a casa en un par de días. Sin embargo, él nunca más regresó.

Los primeros días luego de que llegara a Lostwood, papá se comunicó con normalidad conmigo y con mamá. Nos contaba acerca de su día a día y nosotras le contábamos acerca del nuestro. Pero luego, un día cualquiera, en las horas de la tarde él me envió un mensaje de texto bastante confuso, sin que yo supiera que esa sería la última vez que tendría contacto alguno con él.

Su críptico mensaje decía un par de palabras sin sentido que evidentemente, estaban escritas en otro idioma y que lamentablemente no logré entender.

Perfectum statera. Qui tollit illius reddent ei dolorem.

Eso citaba el último mensaje enviado por él.

Lo único que logre descifrar de esta frase fue que estaba escrita en latín y que significaba: "El balance perfecto. Aquel que quita, debe dar de vuelta".

Nunca supe que quiso decir mi padre con ese mensaje. Y nunca imaginé que esa sería su forma de decir adiós.

Y es preciso decir, que todo se fue en picada desde allí. Mamá perdió su empleo como doctora en nuestra ciudad natal, producto del impacto de la ausencia de papá en su vida, llenándonos así, de deudas. Demasiadas. Mi  madre y yo teníamos un estilo de vida algo exigente y al ella perder su trabajo y mi padre no estando más con nosotras, las deudas se comenzaron a acumular como una bola de nieve. Y por si fuera poco, yo resulté siendo expulsada de mi universidad, gracias a un incidente con una de las maestras, porque la señora implicada, tuvo el descaro de decir que probablemente el suicidio de mi padre había sido producto de mi actitud de mocosa mimada.

Esta situación sucedió porque luego de la muerte de papá, simplemente perdí el interés por todos y todo. De hecho, dejé de asistir a todas mis clases, dejé de verme con mis amigos, me alejé de todos y todo por completo. Estaba completamente devastada y enclaustrada en mi misma y lentamente estaba acabando con mi propia vida. Y la profesora me sacó en cara, en frente de toda la clase, que iba perdiendo su asignatura por culpa de mi mala actitud y mi desinterés por todo.

Al principio su discurso escarnecedor, lo deje pasar, a pesar de sentir mi sangre hervir por sus palabras desconsideradas. Me contuve. Pero ella decidió cruzar una línea y mencionar a mi padre. Lo cual, me llevó a liberar meses de tensión y dolor en una bien merecida cachetada en el rostro de la maestra Gilbert, enfrente de varios estudiantes. ¿En qué resulto todo esto? La maestra fue suspendida de la universidad por su conducta hostigadora e inapropiada ¿Y yo? Bueno, terminé siendo expulsada de la institución. Una decisión a mi parecer injusta, pero como dije anteriormente, nada, ni nadie me importaba en aquel entonces y decidí dejar las cosas de ese modo. Así que decidí tomarme un año sabático, con el fin de superar mi perdida y poder alejarme aún más de todo y de todos.

Toda está sucesión de situaciones desafortunadas, hicieron que mi madre tomara la drástica decisión de que empacáramos nuestras cosas, vendiéramos nuestra casa para pagar las deudas adquiridas, abandonáramos nuestra ciudad natal y nos mudáramos a la casa de infancia de mi padre ubicada en Lostwood. El lugar ideal para morir. El lugar donde todo este embrollo había iniciado y el lugar donde todo este nudo se iba a desenredar.

El Misterio de ElinorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora