Toda la situación daba vueltas en mi cabeza como un espiral. Eran demasiadas 'coincidencias', como para que ambas muertes fueran hechos aleatorios, parte del trágico destino. Si antes de llegar a Lostwod, sospechaba de la veracidad del suicidio de mi padre, ahora lo hacía aún más. Los primeros días después del funeral, intente olvidar el asunto e intente no prestarle atención a la maraña de teorías que se formaban en mi cabeza. Sin embargo, me fue imposible. No podía concebir —por mínima que fuera la posibilidad— que mi padre no se hubiera suicidado, sino que en cambio, algo mas turbio hubiera ocurrido. Es que no entendía quien querría hacerle daño al padre de Samantha y mucho menos al mío. Eran demasiados signos de interrogación. Yo necesitaba descubrir la verdad por mi salud mental. Fue entonces que me prometí a mi misma desentrañar todos los misterios que rondaban la vida de mi padre.
Para empezar, debía conocer todos los aspectos de la vida del hombre en cuestión. Y debía iniciar con el interrogatorio de una fuente viva que fuera muy cercana a mi padre. Mi madre. No tendría un acercamiento agresivo de policía malo con ella. De una forma muy sutil y persuasiva, intentaría sacarle la mayor información posible. Esto designé hacerlo de este modo, en vez de preguntar directamente, porque no quería agobiar a mamá con el montón de teorías conspirativas que estaban formándose en mi loca cabecita.
—Oye mamá— dije de forma casual. —¿Sabes con quien me encontré en el funeral?
Ella negó con su cabeza mientras seguía preparando la cena, sin prestarme demasiada atención.
—Con Anabeth Hathaway. —dije restándole importancia. —Me dijo que ella era muy cercana a papá.
Mi madre comenzó a picar la zanahoria un poco más lento. Indicador que había captado su atención.
—Ah si. Tu padre y Anabeth eran muy buenos amigos. —dijo en un tono un tanto cortante a mi parecer.
—No lo sabía. —hice una pausa. —Como tampoco sabía que papá era miembro del concejo. —Boom. Lo dije.
Mamá dejó de picar por completo la zanahoria y fijó su vista en mi. Al principio me observó extrañada y luego un tanto molesta. Aunque en aquel momento no entendí el por qué de su molestia.
—¿De dónde sacaste eso? —preguntó con algo de brusquedad.
—Varias personas lo mencionaron en el funeral.
Ella permaneció en silencio por algunos segundos.
—Pues te mintieron Elinor. Tu padre no era miembro del concejo. —dijo ella sin más. —¿No crees que si lo hubiera sido él nos lo habría ocultado?
Katrina tenía un punto válido. Pero no para mí.
—Eso pensé. Pero me resulta incoherente que varias personas mencionaran que papá era miembro del concejo, si esto no era cierto. Simplemente no tiene ningún sentido. —expuse.
—Elinor, Lostwood esta lleno de gente cotilla. Tal vez pensaron que tu padre era miembro del concejo porque él era cercano a varios de sus miembros. —refutó ella nuevamente.
—No lo se mamá, todo me resulta muy confuso.
—Te haré una simple pregunta, ¿Alguna vez tu padre te mintió?
Pensé por un par de segundos y luego negué con mi cabeza.
—Ves. Tu padre no mentía, ni ocultaba información. —aseveró ella.
—Pero mamá... —me quejé.
—Pero nada Elinor. Recuerda que no debes creer todo lo que escuches por aquí.
—Mamá —insistí.
Mamá suspiró evidentemente con frustración.
—Tu padre no era miembro del concejo. Fin de la conversación. —ella hizo una pausa algo reflexiva. —Y te aconsejo que no te acerques a Anabeth. Ella no es una buena mujer.
Mi madre dijo esto y se marchó de la cocina dejándome con mas incógnitas que respuestas.
Y fue así como mamá me cerró metafóricamente la puerta en la cara. No sabía a que se debía esto. Podría deberse a que como yo, ella no conocía esta información y el hecho de enterarse de que su difunto esposo le había ocultado información tan valiosa la puso de malas y en estado de negación. O por el contrario, Katrina Van Tassel sabía más de lo que decía. Y sea cual fuere el caso, mi madre ya no era una fuete confiable o disponible y por lo tanto tendría que redireccionar el rumbo de mi investigación.
(...)
Ya con la posibilidad de sacarle información a mamá agotada, decidí que era hora de realizar un poco de trabajo de campo. Ya era hora de introducirme en un terreno prohibido y desconocido para mi. La oficina de mi padre. Cuando papá falleció, mamá y yo revisamos todas las pertenencias que él había dejado en nuestra casa en la ciudad. Sin embargo, nunca revisamos lo que el hombre había dejado en su habitación privada en la mansión Van Tassel. De hecho, cuando nos mudamos la oficina estaba cerrada con llave. Lo cual no me resultó extraño porque desde que tenía uso de razón, esa habitación estaba completamente prohibida y clausurada para mi. Las pocas veces que vine de pequeña a la mansión, papá siempre me recalcó que bajo ninguna circunstancia debía ingresar a aquel sitio. Pero, las circunstancias de la vida habían cambiado drásticamente y me era necesario abrir esa oficina.
Así que para empezar, vi un tutorial en youtube sobre cómo abrir una cerradura con un cuchillo de cocina, espere a que mamá se marchara al trabajo para así poder estar completamente sola y con un cuchillo en mano, me planté en la puerta de la oficina con la finalidad de abrirla.
Y por extraño que sonase, sentía una punzada en mi pecho. Me sentía tremendamente nerviosa. Tal vez porque mi subconsciente creía que en cualquier momento mi padre me sorprendería y me regañaría por intentar entrar a su preciada habitación. O tal vez porque muy en el fondo me sentía aterrada por lo que pudiera o no, encontrar en ese lugar.
Respiré profundo, me armé de valor y comencé a seguir paso a paso las indicaciones del tutorial. Y si, batallé al principio con la cerradura, pero luego de un par de intentos más lo conseguí. Bam. Ábrete sésamo. La cerradura cedió y la puerta se abrió.
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El Misterio de Elinor
Mystère / ThrillerElinor Van Tassel. Una chica un tanto testaruda y tremendamente curiosa, recibe la noticia del suicidio de su padre, Harrison Van Tassel. Un acaudalado abogado y un ejemplar hombre de familia. Es así cómo este fatídico acontecimiento la conduce a un...