Detrás de la Puerta.

II

Él ya se había ido, lo que significaba que ya podía tomar las cosas que me dejaba tras la puerta para sobrevivir, estas iban desde comida hasta libros para no aburrirme. Sin embargo, debía hacerlo rápido, tan solo me daba treinta segundos para recoger todo, si me pasaba tan solo un milisegundo debía dar por hecho que sería suya.

Cuando termine de recoger las cosas cerré la puerta tan rápido como pude, justo en ese momento escuche como sus pesados pasos comenzaban a acercase a mi posición. Su asquerosa aura se hacía más notoria a medida que se aproximaba, debía admitirlo, me daba mucho miedo.

—Olivia~ —canturreo el demonio tras mi puerta. —Espero que te gusten todas las cosas que te traje el día de hoy, realmente me esforcé mucho en conseguir todo eso. —admitió riendo un poco. —¿Sabes? Tienes suerte de que soy muy noble, sino, hace tiempo que ya estuvieras a mi lado. —afirmó con una voz sombría que me erizo la piel.

—Mejor dicho: Tengo suerte de que valoras mucho tu vida. — le recordé al reunir todo el valor que tenía dentro de mi ser, aun así, no paraba de mirar la puerta temblando.

—¿¡TE CREES MUY LISTILLA!? ¿¡CREES QUE NO LO SE PUTA DE MIERDA!? —salte en mi lugar al escucharlo tan furioso mientras golpeaba la puerta, pero a los pocos segundos se detuvo y soltó un suspiro. —Odio a mi yerno, no solo te metió en una habitación a la cual no puedo entrar, sino que te crió para que fueras una muchacha terca que no sabe cuál es su lugar...Por suerte ya lo he matado. —al escucharlo no pude evitar llorar y sentir una gran rabia carcomiendo mi interior.

—Si hubiera sabido quien eras, no hubiera hecho nada por ti ese día. —espete sintiendo como unas silenciosas lagrimas recorrían mis mejillas.

—Pero lo hiciste y ahora estas aquí. —se burló entre carcajadas. —Y cuando menos te lo esperes, estarás junto a mí. —