Toda mi vida había cambiado de un momento a otro, en tan solo un segundo todo lo que amaba se fue, dándole paso a la desesperación. Yo, quien siempre creyó que Dios ganaría la Guerra Santa, perdió toda la fe al darse cuenta que él termino cediendo ante las garras del mal dejando a su suerte a toda su creación.
Luego de que mi padre me encerrará en mi cuarto y me prohibiera salir sin importar que, no lo he vuelto a ver, supongo que ahora no es más que un cadáver tirado por allí. Al principio, llore mucho ante esta idea, pero ahora solo pienso que lo mejor que pudo haberle pasado es haber muerto, así ya no tendría que soportar el asqueroso mundo en el que estoy viviendo.
—Olivia~ —al escuchar cómo me llamaban no respondí.
Conocía aquella voz profunda y perversa detrás de mi puerta a la perfección, la cual no era más que él tratando de hacerme pensar que era humano. Aquel que había acabado con el mismo Dios y todo su séquito estaba allí, tratando de que saliera para así transformarme en algo similar a él.
—Sé que estás ahí querida. Sal de una vez~ —dijo con una voz pacífica. —¡ZORRA ESTÚPIDA, ABRE LA MALDITA PUERTA! —exclamó molesto tratando de abrir la puerta, provocando que diera unos cuantos pasos hacia atrás.
—Vete. —susurré inconscientemente deslizándome por la pared hasta terminar sentada en el suelo.
—¿Acaso estas asustada? —preguntó ese maldito ser. —No tienes por qué temer, nada malo pasara si abres. —me aseguro con un toque de inocencia en su voz, sin embargo, yo solo me quede en silencio. —¿Sabes qué? Me voy. —dicho eso, escuche como sus pesados pasos se alejaban.
Cualquiera pensaría que tal vez sería un buen momento para salir, pero no era tan él tonto ni yo tampoco. Me acerque a paso lento hasta la puerta y pegue mi oído en esta, me concentre un poco para escuchar su respiración la cual no está muy lejos, aun se encontraba ahí, esperando a que saliera.
—"Lo sabía." —pensé al ver el reloj de mi cuarto, el cual marcaba que eran las ocho de la mañana. —"Aun falta una hora para que realmente se vaya" —con ese pensamiento en mente me senté en mi cama para esperar ese momento del día tan crucial para mi vida.
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Detrás de la Puerta.
HorreurÉl siempre esta ahí, esperando que ella salga de esa pequeña habitación, creando crueles trampas para que lo haga, todo con el fin de convertirla en la emperatriz de su cruel raza.