El agua mezclada con sangre recorría mis pies, el cuerpo sin vida que yacía en la bañera me hizo caerme de rodillas mientras lloraba. La persona que amaba se había cortado las venas quitándome cualquier posibilidad de confesarle mis sentimientos.
¿Cómo no me había dado cuenta de que ese hombre se sentía de ese modo? ¿Cuándo había comenzado a pensar así? ¿Por qué nunca me dijo algo para poder ayudarlo?
Sin embargo, era tarde para ambos, ahora él estaba del otro lado...Y yo, con la misma daga con la que mi amado había cortado sus venas, cortaría las mías para poder acompañarlo.
—Te amo Roderick. —susurré entre lágrimas llevando el filo del arma a mi muñeca, pero cuando estos rozaron entre si abrí los ojos.
Estaba sudando y con el corazón latiéndome a mil por hora, mi respiración era completamente irregular. Mire hacia todos lados percatándome de que me encontraba en mi cuarto, no había nada fuera de su lugar. Luego mire hacia la puerta la cual no parecía tener nada de lo que debiera preocuparme.
—¿Qué se siente recordar Olivia? —al escuchar la asquerosa voz del ser tras mi puerta me di cuenta de que aquella horrible pesadilla había sido obra de él.
—Obviamente mal, como cualquier persona normal. —respondí con sinceridad mientras me levantaba de la cama.
—Es curioso que digas eso, ya que no soy normal y tampoco un humano. —comentó él entre risas.
—Tienes razón. —hablé tomando una gran bocanada de aire. —Eres un maldito monstruo. —espete molesta mirando fijamente la puerta.
—¡SI VUELVES ALGO ASÍ TE COSERÉ ESA ASQUEROSA BOCA! —exclamó golpeando la puerta a la par que trataba de abrirla.
—Tendrás que sacarme primero para hacerlo. — respondí con seguridad cruzándome de brazos.
Estaba llena de coraje, sabía que él quería provocarme miedo demostrándome que literalmente mi vida poco a poco estaba siendo poseída por él. Sin embargo, no podía permitirlo, necesitaba que aunque sea un pequeño pedazo de mi ser se mantenga intacto. Ya me había resignado con el hecho de que algún día saldría de aquí, aun así, el no salir de este lugar era mucho mejor que estar a su lado.
—Oh querida, no te preocupes. Cuando menos te lo esperes todo pasara. —afirmó el con una tranquilidad que me resulto completamente inquietante. —Hasta entonces, disfruta de tu pequeño cuarto. —
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Detrás de la Puerta.
HorrorÉl siempre esta ahí, esperando que ella salga de esa pequeña habitación, creando crueles trampas para que lo haga, todo con el fin de convertirla en la emperatriz de su cruel raza.