VI

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Solté un suspiro al terminar de comer, miré mi cuarto en busca de algo que hacer. Estaba completamente aburrida y harta de coser o leer, a tal punto que en mis propios sueños podía verme realizando esas actividades por bastante tiempo.

En ese momento mi mirada termino en una esquina de mi recamara en donde había una mesa, y sobre ella un estuche blanco que contenía un violín del mismo color. Sin pensarlo dos veces me levante de mi asiento y me acerque hasta ese lugar para tomar el instrumento entre mis manos.

Mi padre me lo había regalado cuando cumplí diez años, y desde entonces, he estado aprendiendo el bello arte de tocar el violín. Su melodía me parecía hermosa y relajante, por lo que era normal que lo tocara cuando estuviera ansiosa, aunque esta vez sería diferente ya que lo haría por aburrimiento.

Cerré los ojos y comencé a tocar a medida que las notas llegaban a mi cabeza, las cuales elaboraron poco a poco una melodía triste y desgarradora. ¿Acaso aquello era el reflejo de mis sentimientos...Por supuesto que lo era, el estar encerrado en su propio cuarto con un monstruo tras su puerta por tantos meses solo traería un resultado como ese.

—Esa ha sido la melodía más hermosa que he escuchado, buen trabajo. —me elogio el demonio a la vez que aplaudía cuando termine de tocar. —Aunque estoy seguro que tu llanto desconsolado es mucho mejor~ . —canturreo con un extraño tono de voz.

—Eres un depravado. —espete dejando mi violín en su lugar.

—Soy muchas cosas mi querida Olivia. —afirmó entre risas.

Detrás de la Puerta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora