—¿Me dejas hacerte una pregunta? —
—Adelante mi querida Olivia. —respondió el demonio tras la puerta.
—Hace un tiempo me dijiste que solo que yo era la única en mi clase. ¿A qué te referías con eso? —pregunté con mucha curiosidad.
—Tú eres el único ser humano puro sobre la faz de la tierra. —contestó rápidamente, con un tono de voz dulce. —A diferencia de los demás, has sufrido más que nadie, aun así, tu corazón se mantiene cerrado al odio, de hecho, ni siquiera sabes cómo hacerlo. —explicó lentamente, como si quisiera que entendiera cada palabra de lo que dijo.
—Pero yo te odio. —afirme soltando un suspiro.
—Eso es lo que tú crees. —replicó riendo. —Si verdaderamente me odiaras ni siquiera me dirigirías la palabra, preferirías quedarte en silencio hasta caer presa de tu propia locura. —dijo con un tono de voz realmente extraño, parecía distorsionado.
—Ya veo. —musite perturbada. —Aun así, no entiendo que tiene de especial mi pureza. —confesé.
—No puedo tener alguien a mi lado con un corazón podrido como el mío, si eso ocurriera el mundo se iría aún más a la mierda de lo que ya está. Por ende, necesito a un ser totalmente contrario a mí, capaz de darle un poco de paz a mi reino. —cuando termino de decir aquello todo quedo en silencio, hasta que el golpeo la puerta con una fuerza que me hizo pensar que la rompería. —¡PERO LA ESTÚPIDA SEÑORITA OLIVIA DEBE HACER TODO MÁS COMPLICADO! —grito claramente molesto.
—Y déjame decirte que no me arrepiento. —musite soltando un largo suspiro.
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Detrás de la Puerta.
HorrorÉl siempre esta ahí, esperando que ella salga de esa pequeña habitación, creando crueles trampas para que lo haga, todo con el fin de convertirla en la emperatriz de su cruel raza.