IV

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—Olivia. —abrí los ojos de par en par al escuchar la voz de mi padre.

—¿Papá? ¿Realmente eres tú? —pregunté conmocionada a la par que me sentaba en la cama y miraba hacia la puerta.

—Así es hija mía. —contestó él provocando que mis ojos se cristalizaran. —Logre neutralizar a ese demonio, pero no creo que aguante mucho tiempo aturdido. Tienes que salir ya. —explicó dejándome sorprendida.

Sin pensarlo dos veces me levanté de la cama y me dirigí a la puerta de mi cuarto dispuesta a abrirla, sin embargo, cuando mis dedos tan solo rozaron el pomo de esta, sus sucias palabras llegaron a mi cabeza.

Por suerte ya no está aquí gracias a mí.

—Deja de actuar, tú mismo lo dijiste, lo mataste. —musite llorando a la par que comenzaba a sentir

—Realmente tienes buena memoria Olivia. —me alago el demonio tras la puerta, a la par que yo me deslizaba por esta hasta quedar sentada en el suelo.

—¿Cuántos de nosotros quedan? —pregunté con la esperanza de que aun hubiera alguien haya afuera que tal vez, y solo tal vez, me rescatara.

—Tú eres la única en tu clase. —contestó riendo un poco. — Pero pronto querida, cuando menos te lo esperes te atrapare, tu humanidad no será más que un tonto sueño que olvidaras. —afirmó dejándome completamente abrumada.

Había un gran temor en mi corazón al pensar que lo único que me separa de aquel horrendo ser era esa simple puerta de caoba y los treinta que tenía para "salir" de mi cuarto.

Detrás de la Puerta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora