Capítulo I: "En un vaso de vodka no se ahogan los problemas"

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Sentada en el suelo frío del baño, alcancé a esconder el vaso con vodka puro que estaba al lado mío, detrás del mueble donde se guardan las toallas.

ㅡ¿Que haces aquí y a esta hora?ㅡ me preguntó mi hermana mayor, Roxana, quién se había levantado al baño.

Le eché un vistazo rápido al reloj digital del celular. Las 3:11 de la mañana, no es normal estar levantada a esta hora y menos para sentarse en el piso del baño.

ㅡNo podía dormir, y hace calorㅡ con suerte podía enfocar a mi hermana, estaba ebria, había tomado la mitad de la botella de vodka sola y no resistiría por muchoㅡ ¿Y tú que haces viniendo al baño a esta hora?ㅡpregunté violentamente, no esperaba que saliera tan brusco, debía moderarme o se iba a dar cuenta del estado en que me encontraba.

ㅡComo toda persona normal venía al baño a hacer mis necesidadesㅡ me queda mirando. Siempre encontró que yo no era normal, o no como el resto de adolecentesㅡ¿Porqué no te vas a tu pieza e intentas dormir aunque sea un poco?ㅡ terminó de decir cansada, estaba aconstumbrada a mis actitudes "anormales".

ㅡBueno, me paro en un momento, ahora tengo ganas de ocupar el bañoㅡ sonreí e hice un ademán con mi cabeza para que saliera del baño y cerrara la puerta. La verdad quería ver la cara de ebria que tenía en esos momentos, encontraba que mi rostro adquiría una actitud graciosa cuando estaba pasada de copas, los ojos se me ponían vidriosos y se me adormecía la cara.

Tomé el vaso del piso , traté que no se viera por mi costado al salir, para que Roxana no lo notara, no me gustaba que me viera tomando, y abrí la puerta.

Intenté caminar lo más derecha posible, para que no se diera cuenta que iba mareada, pero me agarró de la muñeca y miró mis ojos, se que se dió cuenta.

ㅡEstás ebriaㅡ dijo al fín, después de estudiar mi rostro con detenimiento.

ㅡY muy felízㅡ acoté mientras alzaba mi dedo índice al aire, luego di una carcajada. Roxana no se rió, se quedó con la misma expresión fría de antes.

ㅡNo me parece gracioso, en absolutoㅡ soltó mi brazo y dejó escapar un suspiroㅡ vete a acostarㅡ cerró sus ojos y negó con la cabeza, avanzó unos pasos, se dió vuelta y mientras cerraba la puerta del baño dijo lo últimoㅡ y bota esoㅡ apuntó al vasoㅡ no lo dejes en tu mesa de noche.

ㅡCuando lo termine, por supuesto que síㅡ le sonreí y caminé lo más compuesta que pude, cerré la puerta de la pieza con seguro, dejé el vaso en la mesita de noche, me senté en el borde de la cama, y rompí en llanto.

No podía ser fuerte siempre, si tenía problemas alcohólicos a los 17 años, es porque fallaba algo en mi vida. Yo no hacía las cosas solo por que sí, todo tenía alguna explicación a mis actos.

El problema era que, odiaba vivir, me odiaba a mi, por ser tan imperfecta, no era linda, no era delgada, tenía curvas, más de las que yo quisiera, mi voz no me agradaba, los ojos muy grandes, las manos muy pequeñas, era gorda y nadie lograba quererme, o al menos ese era mi punto de vista. Todo lo respecto a mi físico lo odiaba. Mi cabeza tampoco estaba muy bien. ¿Gracias a quién?. La señora que me trajo al mundo.

Mi madre, jamás supo quererme, o demostrar los mismos sentimientos un día entero. Por la mañana podía ser la mas cariñosa del mundo, pero cuando volvía del colegio, era un demonio. Me pegaba y gritaba. Solía esconderme debajo de mi cama para que no me encontrara, pero cuando lo hacía la paliza era más dura. No dejaba que saliera a jugar con otros niños de mi edad, y no me daba cariño.

Por eso ahora, con solo 17 años me emborrachaba en las noches, la única que sabía de este hábito era Roxana, la única que lo sabría por siempre. Y no me lo restringía, ya que ella pasó por lo mismo, la misma infancia para las dos.

No es tan malo como parece | HomosexualDonde viven las historias. Descúbrelo ahora