4 - / 𝘧𝘦𝘷𝘦𝘳 /

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I'd spend my days alone

I used to stay at home

Lost in seclusion there

Like I was in a cell

A captured heart as well

Surrounded by despair

Darkness filled my soul

Losing all control

El cielo atardeciendo. En sus tres motos, los jóvenes estaban manejando bajo la ciudad que se presentaba como un ocaso, encendiendo sus luces, viajando por el pavimento.

Down on the streets below

Bright city lights would glow

The energy would rise

And through the heat I'd gaze

Still counting empty days

With fire in my eyes

Living through this hell

Can I break this spell


Fever. You set my soul on fire

Fever. You fill me with desire

Fever. You always get it right

Fever. All day and all night

Los tres bajaron de sus motos estacionadas, para entrar en el bar del Tigre Blanco.

—Sigue igual... Hace mucho que no venía.

Dijo un joven moreno de sonrisa resplandeciente, mientras se quitaba el casco. Su moto de color verde militar, con la insignia del MC. El sol podía estarse ocultando en el cielo, pero allí mismo, otro sol comenzaba a brillar. Con una emoción hirviendo dentro de sí.

—Bueno, Seok, no es la gran cosa —le dijo el presidente.

—Tiene que lucir cutre por fuera para no llamar la atención, pero siempre me ha gustado.

—Tú a todo le ves lo positivo y bello, no importa que sea. —Ese había sido Wonwoo.

El Capitán de Ruta sentía nostalgia de regresar a ese bar, a territorio libre. La última vez que estuvo presente ahí, fue después de la tregua de los clubes, cuando Seungcheol y el Ángel eran los respectivos presidentes.

Entraron y Baekho los saludó, un poco sorprendido. No había pasado una semana desde la última vez que habían tenido reunión ambos clubes, pero les sonrió y les dio la llave. Mingyu las aceptó.

—Oh, ¿somos los primeros en llegar? Eso es nuevo.

Los tres subieron al área privada. Desde la última reunión se habían encargado de limpiar y ordenar un poco (dígase el presidente de los BD, que no soportaba el polvo de ahí).

Mingyu fue directo a servirse un whiskey, Wonwoo miró por la única ventana del lugar, el cielo ya oscurecía.

D.K. se dedicó a sentarse en uno de los sillones y mirar atento todo. Sí, la nostalgia seguía ahí. Si las paredes pudieran hablar, ¿cuántas historias no contarían de aquel lugar?

Turbo Lover (GyuHao)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora