El destino trae una sorpresa explosiva a la nueva vida de ____: Bakugou Katsuki será su vecino y su compañero de clase.
Una bomba de sentimientos encontrados se encenderá en ____. ¿Conseguirá pararla a tiempo o estallará sin remedio?
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Al día siguiente, cuando llegué a clase, vi que todos sabían lo que me había ocurrido. Todoroki era más bocazas de lo que pensaba.
Me senté en mi pupitre y me rodearon, hablando todos a la vez.
- ¿Pero por qué no me dijiste nada? - Deku sonaba entre preocupado y molesto - Si estuvimos hablando anoche... - ¡Qué valiente, ___! - gritó Uraraka emocionada - ¡Muy bien hecho! - No puedes hacer eso sin tu licencia de héroe, - me reprendió Iida - menos mal que todo salió bien. - Parece que le diste una buena hostia a uno de los villanos - dijo Kirishima sonriendo - ¡Genial! - Le dejaste K.O., ribbit. - Perdón, se lo conté a Deku sin querer - Todoroki me miró sonrojado - y se ha acabado enterando toda la clase. - Vale, vale, no pasa nada - sonreí a Todoroki y me dirigí a los demás - Chicos, muchas gracias, no os lo quería contar para no preocuparos - miré a Midoriya - No te enfades, Deku. - Pero no vuelvas a guardarte algo así, ¿vale? - Deku me sonrió.
Bakugou entró en el aula y, sin saludar a nadie, se sentó detrás se mí. Qué raro, nunca se ponía en esa mesa. Kirishima se le acercó.
- Hey tío, ¡buenos días! - Pelo de mierda - contestó el rubio a modo de saludo.
Pronto llegó Aizawa-sensei y comenzó la clase. No habían pasado ni cinco minutos cuando algo rebotó en mi cabeza y cayó sobre mi escritorio. Era una pelotita de papel. Me giré hacia Bakugou con expresión interrogante, pero no me miró.
Al abrir la pelotita, vi una nota de Katsuki. Le contesté rápidamente y se la devolví, intentado volver a concentrarme en la lección. Pero poco después el papel volvió a caer en mi pupitre. Estuvimos así durante la mitad de la clase.
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El resto de la jornada transcurrió con normalidad. Aizawa-sensei me felicitó por los progresos que estaba haciendo. Katsuki también había evolucionado, aunque sostenía que nuestro entrenamiento no tenía nada que ver con ello.
Llegué a casa y me eché en el sofá. Sin darme cuenta mis ojos se cerraron y me quede dormida. Cuando volví a abrirlos, lo que para mí habían parecido unos pocos minutos realmente habían sido varias horas. Joder, se me había hecho tarde. Salí pitando de casa mientras enviaba un mensaje a Katsuki.