Un día malo

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La fila en el aeropuerto era larga, había mas de cincuenta personas detras suyo y unas veinte delante. Miraba su reloj impaciente, su zapato golpeaba el suelo repetidamente y su dedo seguía el ritmo en la manija de su maleta. Cuando por fin llegó su turno estampó los papeles sobre el mostrador y suspiró irritado, empeoró cuando la recepcionista dijo que su boleto no era valido.

-Estoy en la base de datos, búsqueme

-Señor, aquí dice que su pasaje no es valido. Tendrá que comprar otro

-Pagué mucho por ese boleto. ¡Haga a su maldita maquina funcionar, por el amor de Dios!

-Señor, le voy a pedir que mantenga la calma. Puede conseguir un nuevo pasaje en la boletería cerca de la entrada norte

-No quiero otro boleto, quiero este para este vuelo en este asiento

-Señor, temo que..-

-¡Deje de llamarme señor! ¿Me ve arrugas en la cara? ¿Acaso tengo el pelo gris? ¡Deje de joderme y haga su maldito trabajo!

La mujer tomó el teléfono que tenía a un lado y comenzó a marcar, pero le fue arrebatado y el marcado fue interrumpido

-No piense en llamar a seguridad. Consígame un pasaje a Inglaterra ahora mismo o le daré uno al despido

-Señor..-

-¡P*ta madre!

Agarró su pasaporte para guardarlo en su abrigo y rompió el resto de los papeles frente a la mujer. Los lanzó al aire como si fueran confeti y se fue del lugar. En el estacionamiento no le fue mejor, primero no podía encontrar las llaves de su auto y luego les dio por no funcionar. Probó de mil maneras posibles pero o no entraban en la cerradura o quedaban trabadas. Pateó la rueda con furia repetidas veces y acabó por abandonar el lugar.

Le tomó cuatro horas llegar desde el aeropuerto hasta la ciudad, la noche estaba profunda en el cielo. Caminaba por las calles buscando un hotel donde quedarse, mirando mal a todo el que cruzara miradas con él. En cierta calle alguien pasó corriendo y le arrebató el maletín, lo persiguió todo lo que pudo pero acabó perdiendo al ladrón. Soltó una maldición al aire y se resignó a dar la vuelta, pero en su camino encontró un bar que parecía agradable para desahogarse y entró sin pensarlo dos veces.

Relatos de un bar (Lestrick)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora