Un maní

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Lester rascó su mejilla donde tenía los rastros de sangre, sus ojos apuntaban al techo, hasta donde llegaban el gran espejo tras la barra y los estantes.

-¿Tengo aspecto de cazador?

-Solo es un pensamiento que surgió

-Eso fue..aterrador- pasó su mirada al inglés- ¿Qué es lo que me perseguía?

-Tal vez tus miedos o tu remordimiento. Una parte de tu conciencia que entiende el valor de la vida, aún si es la de un lobo, y que intentó detenerte de convertirte en un monstruo

-Una conciencia física. Un pensamiento que toma forma humana para guiarte sin darte un susto de muerte. Es algo profundo

-Es lo único que puedo pensar cuando estoy en un momento de lucidez, la vida y todo lo que implica

-¿Qué tan seguido pierdes el juicio para decir eso?

-Vivo ignorando el mundo. De cualquier forma, nunca me ha dado nada bueno

Lester tomó el cuarto maní de su noche y lo movió entre los dedos. A su vez pensaba en el relato, tenía demasiados detalles oscuros y la metáfora de la segunda presencia que podía representar el miedo o la moral. Lo identificaba de cierta manera, pero creía que Patrick se refería a sí mismo. El inglés había dejado de beber cuando ya se sintió delirar, esa noche a diferencia de otras no buscaba perder la consciencia. Miró al americano, en su mente pasaba la posibilidad de que el deprimente relato fuera su verdad, tal vez Lester reflejaba su vida en esa historia sobre el fracaso.

Ambos se miraban sin verse realmente, ninguno entró buscando compañía pero la encontraron agradable en el otro. Pudieron tener una conversación interesante, sin temas aburridos pero nada infantil o ridículo. Eso, dentro de sus vidas faltas de sentido, se sintió bien. Parecían ser compatibles, ambos en el mismo bar, la misma noche y con ideas similares sobre el mundo. ¿Cuales eran las posibilidades ¿Y compatibles en que sentido?

-Como pareja

El murmullo llegó a los oidos de Lester, quien lo miró perdido.

-¿Qué dijiste?

-Una razón por la que los hombres beben es por una ruptura. ¿Tuvo pareja?

-Oh. No,yo.. me separé hace un año. ¿Qué hay de usted?

-Soltero

-Difícil de creer

Ahora el murmullo fue del americano. Patrick percibió cierta vergüenza de parte de Lester al decir eso y creía que era el alcohol quien estaba hablando. A diferencia del americano, Patrick mantenía la boca cerrada, dejando que sus delirios quedaran flotando en su mente. Eran opiniones fugaces sobre el aspecto del contrario, ojos oscuros, nariz redonda, sonrisa adorable para un hombre. Si abría la boca podía soltar locuras, Lester no pensaba igual.

-¿Sabes? Siempre escuché que los ingleses son apuestos, con sus trajes y sus rostros perfectos. Nunca tuve la oportunidad para comprobar que era cierto, hasta ahora- Miró a Patrick y le sonrió achicando los ojos- No era mentira

El ingles no percibió el amargo tono de la mentira que conocía tan bien, entre gente que lo halaga para conseguir dinero era facil destacar ese tono marcado en ciertas palabras. Entonces recordó un provervio, "Los niños y los ebrios dicen la verdad".
Aclaró su garganta y frotó con mas fuerza el pulgar sobre el encendedor plateado, su garganta se sentía seca aun después de varias bebidas y su estómago lleno a pesar de no haber consumido nada. La razón la supo al encontrar su moneda con la mirada, cuando se le cayó fue la última vez que lo hizo, no había insultado desde que entró al bar.

Rascó su cabeza nervioso cuando sintió el temblor de su pierna aumentar, el ser conciente de su cuerpo lo ponía mas ansioso al notar cada movimiento y rose. Sentía la yema de sus dedos contra la plata del encendedor y el cristal de la copa, dentro de los zapatos sentía los pliegues de sus calcetines, en su cabeza tenía picazón repentina, sus pómulos ahora parecían molestar cada vez que subían con el movimiento de una mueca, sus pestañas se sentían pegadas.
Apretó con mas fuerza el encendedor hasta que lo abrió y encendió por accidente con el pulgar, lo dejó caer al quemarse y llevó el puño a su frente para intentar calmarse.

-¿Te encuentras bien?- Todo sucedió en fracción de segundos y Lester apenas pudo reaccionar

-Necesito..

-¿Qué dices?

-Coca.. No, sería inútil. Quiero heroina

-¿Hero..? ¿Te sientes bien?

-Necesito una puta dosis de algo

Las manos de Patrick temblaban en puños apretados, su mandíbula estaba tensa y apenas separaba los dientes al hablar. Lester pidió un whiskey creyendo que esa cantidad de alcohol lo calmaría, pero el ingles se rehusó a beber.

-¿Dónde estan mis cosas? ¿Por qué dejé todo en el maldito hotel? Mierda ¡Mierda!

Golpeó la barra, se abrió un poco la camisa para respirar mejor y volvió a agarrarse el cabello.

-Patrick..

-¡Ahora no,Lester!

Patrick se negaba a cooperar y Lester estaba lo suficientemente ebrio para hacer lo primer que se le ocurriera. Tomó el vaso de whiskey, se llevó el contenido a la boca a pesar de lo poco que se recomienda no tragarlo enseguida, le dio una bofetada al ingles para dejarlo quieto y lo besó.

El liquido viajó por la boca de ambos hasta la garganta del mas alto, dejando sus bocas con un fuerte sabor a alcohol y una embriagante sensación que se mezcló con la pasión del beso. Lester fue el primero en separarse, tenía las mejillas rojas, se limpió la boca con el abrigo sin dejar de ver al ingles. Patrick retrocedió lentamente saboreando su saliva ahora con una mezcla extraña de sabores, parpadeó un par de veces seguidas y salió del shock para dejar caer algo de la boca en su copa vacía. El rostro de Lester se puso rojo totalmente y cubrió su boca con horror. Patrick lo miró de reojo.

-Un maní

El rubio se acarició la mejilla y soltó una risa incómoda.

-Lo siento.. Que asqueroso

Patrick echó los hombros hacia atras, se acomodó la ropa y lo vio a los ojos.

-Gracias por el whiskey. No era lo que necesitaba pero lo agradezco

-Tú lo pagas, ¿verdad?

El ingles se puso de pie, dejó unos billetes en la barra y se fue del bar. Lester decidió sumarlos a su cuenta para cubrir todas las bebidas y al tomarlos descubrió un papel extra. Una tarjeta de negocios con el nombre Patrick Melrose grabado en plata. Miró a la puerta con sorpresa, pagó todo lo consumido y salió corriendo del lugar. No lo pensó en el momento, pero el beso se había sentido realmente bien. Para los dos. No lo encontró al salir pero una llamada al número de la tarjeta bastó para un segundo encuentro al que siguieron muchos mas.

Relatos de un bar (Lestrick)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora