-¡Demonios Bryce baja de ahí!- Gritó Josh con todas sus fuerzas.
Bryce no le hizo caso y continuó subiendo arriba de la lámpara para alcanzar a Jaden que estaba arriba de un mueble.
-¡Atrápame imbécil!- Gruñó Jaden, esto hizo enojar más a Bryce.
-¿S...
Las manos de Ondreaz comenzaron a moverse por todo mi cuerpo, desde mis piernas hasta mi espalda, tocando leve y suavemente mi vagina por encima de la tela. Su erección chocaba en mi trasero y la movía suavemente creando un fricción increíble para él.
Alejé un poco sus manos y me di vuelta para mirarlo a la cara.
— ¿Me dirás por qué no me hablabas?
— ¿Podemos tener sexo en paz?— Preguntó rodando los ojos.
— Primero dime, no podemos solucionar nuestros problemas teniendo sexo.— Respondí colocando mi mano sobre su rostro y acariciándolo suavemente.— Prometiste que si algo te molestaba lo hablaríamos.
— Odio a Noah.— Soltó en un susuro.— Odio que esté cerca de ti, odio como intenta coquetearte y tú no haces nada.
— Noah es sólo un amigo.
— Eso piensas tú, eres demasiado inocente Mave.— Suspiró.— Él quiere besarte, tocarte, follarte, hacer que dejes de respirar cuando tus orgasmos estén por llegar. Pero ese es mí trabajo y nadie más podrá hacerl...— No lo dejé terminar ya que sé que se enojaría nuevamente, así que lo besé con pasión demostrándole todo lo que siento por él y explicándole que no tiene que preocuparse por nadie más.
— Oye no he terminado de explicarte lo que...— Intentó hablar nuevamente y lo interrumpí otra vez con un beso. Ondreaz se alejó.— Escúchame, tú dijiste que debíamos ¡Ah!— Gimió bajo cuando adentré mi mano en su pantalón y comencé a masturbarlo.
El juntó nuestros labios y comenzamos a besarnos salvajemente, adentró su lengua en mi boca la cual recibí gustosamente y comenzamos una pequeña guerra de lenguas.
Ondreaz llevó sus manos a mi trasero y lo presionó fuerte, comencé a mover con más rapidez mi mano y el se alejo un segundo de mis labios para tirar su cabeza hacia atrás.
A este mundo noté que no habría vuelta atrás, así que me estiré y tomé mi celular.
— ¿Qué haces?— Preguntó él acercándose a mi y frotando su erección contra mi vagina.— Nena, estoy muy caliente, deja eso para después.
— Solo será un segundo.— Le respondí y el empezó a besar mi cuello, chupando y mordiéndolo.
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Después del mensaje de Nick, dejé el celular en la pequeña mesa y agarré la cara de Ondreaz para seguir besándolo.
— No aguanto más, necesito estar dentro de ti ahora.— Susurró con desesperación.
— ¿Y qué esperas para follarme bien duro?— Pregunté con una sonrisa.
Los ojos de Ondreaz se oscurecieron y apretó su mandíbula.
Se acercó y quitó mi remera, al igual que mi short de pijama, lo hizo con desesperación, el bajó su short y dejó a la vista su bóxer negro, que dejaba a la vista su enorme erección.
Con un movimiento rápido, me dejó debajo de él y se posicionó sobre mi. Apoyando su erección y frotándose contra mí.
Acercó su mano a mi braga mientras nos besábamos y comenzó a bajarla rápidamente, mientras que me besaba de manera feroz. Cuando ya estaba por las rodillas, estiré mi mi pie y ayudé a bajarla completamente. Ondreaz sacó con destreza su bóxer, liberando así su pene.
Con sus piernas abrió las mías y se posicionó entre éstas. Sin previo aviso, entró en mi de una sola estocada.
— ¡Cielos!— Grité con fuerza. Si había tenido relaciones varias veces, es decir, estaba un poco acostumbrada, pero no estaba acostumbrada a un tamaño tan grande como el de Ondreaz. Por dios su pene medía casi 30 centímetros, me mataría en cualquier momento.
Comenzó a moverse sin piedad mientras que con su mano masajeaba mis pechos. Creó un vaivén rápido pero bruto, mientras yo no hacía más que gemir debajo de él, joder, Ondreaz sabía moverse.
Metía, sacaba, metía, sacaba, metía, sacaba, su pene se veía perfecto desapareciendo dentro de mí.
Mordió mi labio ligeramente y se separó de mi, dejándome totalmente excitada ya que estaba cerca de mi orgasmo.
— Ponte en 4.— Dijo con una voz firme.
Me di vuelta y levanté el trasero con ayuda de mis piernas y nuevamente sin previo aviso entró rápidamente en mi, comenzando a follarme realmente duro. Con una mano agarró mi cabello y lo tiró ligeramente, mientras que colocaba su otra mano en mi cuello y lo apretaba con suavidad pero sensualidad al mismo tiempo.
Luego de unas estocadas más, Ondreaz comenzó a moverse un poco más lento, pero hacía las embestidas más profundas, dejándome sin aliento y totalmente satisfecha.
Era un Dios griego en general, pero más en la cama.
— Me corro.— Gimió, para sacar su miembro rápidamente y acabando sobre mi espalda.
Por otro lado, yo no había llegado a mi orgasmo, así que llevé mi mano hacia mi vagina y comencé a masturbarme.
Me giré quedando boca arriba mientras me masturbaba y Ondreaz me miró con deseo.
— Yo te ayudo.— Dijo acostándose sobre su estómago y acercándose para comenzar a succionar mi vagina.
Su lengua se movía circularmente mientras yo me retorcía de placer, hicieron falta algunos movimientos más para que acaba completamente.
Ondreaz se levantó y me miró.
— Eso no estuvo nada mal.— Susurró tirándose a mi lado.— Pero aún estoy enojado contigo.
Se vuelta, dándome la espalda y se quedó así.
Suspire frustrada y me giré, para acostarme.
Después de pensar unos minutos, caí rendida en los brazos de morfeo.
