Inferno |Destinados L.2| ✔

Capítulo 1

Rosset

Suspiro. Es lo único que me queda por hacer. El sonido de los pájaros, el hermoso amanecer de la mañana. Nada, nada inspira ya a mi alma. Recuerdos invaden mi mente, la risa de Bravo en las mañanas, Hexagon regañándome por estar tomando su espada a escondidas. Ganar guerra tras guerra, vaya eso si era glorioso. Ver caer al enemigo, cumplir con tu propósito. Era una satisfacción indescriptible. Bravo y yo éramos imparables, ganábamos todas las guerras, nos decían que éramos gemelos, a pesar de que yo era aún año mayor que él, Bravo sobresalía en cuestión de tamaño. Peleando juntos éramos una alma de destrucción masiva. Decía que yo era su diosa, y yo le decía a el que era mi rey. Oh te extraño tanto hermanito. Me prepararon para todo tipo de contraataque, soy una máquina de guerra, aunque mi apariencia engañe, y por eso Hexagon decía que soy perfecta. Nada puede contra mi o eso pensaba yo. Me prepararon para todo, pero no para esto.

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Años antes...

— No me alcanzaras ¡eres lentísimo!—Le saque la lengua en señal de burla. Bravo trataba de alcanzarme, le quite su juguete favorito y el cómo niño mimado quiere que se lo devuelva.

— Ya verás, eres demasiado rápida, pero no puedes contra mis ataques—se rio. Generalmente tenemos como costumbre este juego.

Corremos toda la casa mientras mi mamá se ríe de nosotros y le prepara la armadura a papá. Mi papá es el general supremo del rey oscuro y se venía una guerra muy importante. Aun así, tengo miedo, porque siempre que hay esas guerras tengo miedo y mucho miedo de perderlo. O llega mal herido o simplemente con mucha hambre, pero aun así me preocupa en extremo. Bravo me muestra su más reciente técnica, que ahora está desarrollando: Su técnica ilusoria, me confundo al correr y termino chocando con las piernas de papá. Ambos nos reímos porque somos unos niños estúpidos. Miramos a papá que este tiene un semblante serio, miro a mi hermano y nos quedamos mudos, más en un momento se escucha una fuerte carcajada y un apretón fuerte de mi padre. Normalmente el no comparte demasiado con nosotros, pero aun así lo queremos, pero hoy que se comportó así, presiento que algo raro pasará y creo que no será bonito.

— Rosset mi niña valiente, Bravo mi hombre feroz—dice con voz alegre, nos sienta en el suelo mientras él toma una silla y se sienta frente a nosotros—tengo algo que deciros

— Hablé padre—dije con todo respeto.

— Como saben, tengo que acudir a una guerra muy importante. Así que tengo que prepararlos desde ya, no sabre lo que me vaya a pasar—su semblante estaba serio, no traía buenas noticias—en el reino, te quieren a ti, Rosset, o, mejor dicho, Hexagon el rey quiere criarte y hacerte su igual, Bravo, también el rey quiere adiestrarte pero con su hijo Haddes—en lo que papá hablaba pude notar que su voz estaba un poco triste—Se irán tan pronto pase la guerra.

Bravo y yo nos sentimos temerosos, amamos a papá, pero no queremos perderlo. Ese es el costo de las guerras, quieres evitarlo, pero no puedes. La muerte es inevitable. Él nos mira con amor y nos abraza fuertemente. Mama llega y también lo abraza, una lagrimita pasa inadvertida por el rostro de ambos padres y aunque no quieran decirlo, ambos sufren.

— Ya es hora de irme. Recuerden que, aunque no comparto mucho con ustedes, los amo—sonrió—son mi orgullo, demuéstrense como tal—se rio.

Le dio un corto beso a mamá y se fue. Pasaron tres días sin saber nada de él. La ciudad estaba vacía, todos los hombres de guerra se habían ido. Mi madre siempre estaba todo el día en la puerta, esperando a que vuelva. Tres días más después vinieron los oficiales reales, supe que algo grave paso porque papa no estaba con ellos. Vinieron a buscarnos a mí y a Bravo. Nos contaron que papá dio todo en la guerra, pero murió heroicamente por el reino. Aunque nos sentimos devastados, no lloramos, él ya se había despedido. Nos enseñó a no derrumbarnos ante las circunstancias. Mi mamá nos besó la frente en señal de despedida y con varias lagrimas salidas, nos fuimos con los oficiales. Agarre de manos a mi hermano, sé que con él estaré muy segura.