Capítulo I - Un nuevo día

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El reloj marcaba las 6:58, mientras los primeros rayos de sol se filtraban por la ventana de una habitación bastante desordenada. Papeles arriba del escritorio, ropa mal doblada desparramada por el suelo, paquetes de golosinas que desbordaban el cesto de los residuos y migajas de comida esparcidas por toda la alfombra, decoraban aquel cálido lugar. Sobre la cama, un joven alto de piel morena y pelo castaño y desordenado, permanecía aún con los ojos cerrados, sin saber que ese instante de paz se acabaría en unos minutos. A los pies de la misma cama, se encontraba una criatura parecida a un dinosaurio de color naranja. Entre los dos ocupaban casi la totalidad de la superficie del colchón en el que sus cuerpos reposaban y en el que cada noche caían rendidos ante la falta de energía. El sonido potente de la alarma rompió el clima tranquilo de aquella mañana. Aquel joven de 19 años, logró silenciar, con algo de esfuerzo, ese molesto sonido que perturbaba su calma. Su compañero pareció ni haberse enterado de aquel ruido infernal.

Al otro lado de la pared, en una habitación completamente prolija, en la que parecía que cada objeto tenía un lugar determinado, el sonido que indicaba el inicio del día, duró apenas unos instantes. La joven de 16 años se levantó apenas un minuto después de que el reloj empezara a sonar. Al lado de su cama se encontraba un pequeño colchón de color rosado, en el que una felina de pelo blanco y ojos celestes empezaba a realizar unos movimientos para estirar su pequeño cuerpo. La chica cuyo pelo castaño se mecía sobre su cuello hasta rozar con las puntas sus hombros, acarició la cabeza de su compañera al pasar a su lado, dedicándole además una dulce sonrisa. Su cuerpo era cubierto por un fino camisón de color amarillo. Las mangas apenas bajaban de sus hombros, mientras que el volado de la parte inferior se apoyaba sobre sus muslos a unos diez centímetros por encima de las rodillas. Con la mano izquierda giró el picaporte de la puerta que conectaba su habitación con el living de la casa, mientras que con la derecha tomó el cepillo con el que arreglaba su cabellera, que parecía suave y delicada como si estuviera formada por hilos de la más costosa seda. Una vez fuera, inició su camino con dirección al baño para iniciar su mañana. De camino pasó por la habitación de su hermano. Al encontrarse frente a la puerta, se acercó lo suficiente a ella, con la cara de lado para escuchar lo que sucedía por dentro. Lo único que sintió fueron los leves ronquidos que expulsaba el pequeño compañero de su hermano. Una sonrisa se dibujó en su rostro. Mientras continuaba su recorrido hacia el baño, pensaba que desde hace años todas las mañanas vivía la misma situación, ella se levantaba, se daba una ducha y al salir su hermano aún estaba durmiendo. Ni siquiera el inicio de las clases en la universidad afectaba el sueño de Taichi.

Una vez en el baño, cepilló sus dientes mientras regulaba la temperatura del agua con la que se daría su ducha matutina. Ni bien cumplió su cometido, sacó los brazos por los orificios de las mangas y con un suave movimiento dejó caer su camisón. Antes de iniciar la ducha, miró su cuerpo desnudo al espejo, ya no encontraba ese aspecto infantil que la había acompañado por años. El reflejo le devolvió la imagen de una mujer, con una cintura bien definida, que terminaba donde empezaban a resaltar sus caderas, mientras que en su pecho se dibujaban unas curvas que jamás imaginó que iba a poseer. Todo había cambiado tan rápido.

La ducha no duró más de diez minutos y otros tantos más, secar y cepillar su cabello. Una vez lista, salió del baño para enfrentar un nuevo día.

-Buenos días cariño.

La voz de su madre la tomó un poco por sorpresa y le hizo dar un pequeño salto en el lugar.

-Buenos días mamá- respondió mientras observaba a la mujer preparando el desayuno, con el corazón un poco más acelerado de lo normal.

Se dirigió nuevamente a su habitación para ponerse el uniforme de la preparatoria, que ya lo había dejado listo desde la noche anterior. De pasada le dio tres golpes fuertes a la puerta de la habitación de su hermano, si ella no lo despertaba se perdería su primera clase del año en la universidad. Ya era el segundo año de Tai y todavía no conseguía levantarse solo.

Digimon Adventure: Lazos RotosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora