Encrucijada

Parte III - El Salón

-¿Cynthia?-le dije luego de pasar por su lado estar frente a frente.

-Sí, tú debes ser Edward, sí mal no recuerdo- contestó ella con una voz delicada guardando su celular.
-Sí, soy yo- le dije tomando delicadamente su mano.- Es un gran placer conocerte.

-El placer es todo mío-contestó aún sosteniendo mi mano y mirarme de arriba a bajo.-¡Discúlpame por el retraso!

-No hay ningún problema.-le contesté sonriendo, en verdad que en persona era aún más hermosa que en las en las fotos.

-¡Pensé que te habías ido!-dijo ella un poco apenada.

-En realidad esa idea pasó por mi mente, pero al final decidí esperar un poco más y bien que valió la pena- respondí amablemente-¿Dime que deseas hacer?

-Mm! Directo. Eso me gusta-dijo luego de pasar su dedo índice por su labio inferior.-Ven, necesitaremos más privacidad para lo que tengo planeado.

De inmediato salimos del Bar y nos dirigimos al área del estacionamiento a buscar su auto, en el transcurso del camino le comenté que no tenía mucha experiencia en el sexo y ella con su voz delicada me dijo que me enseñaría como satisfacer a una mujer como se debe, cuando llegamos junto a su auto me tomó de ambos brazos y me puso de espalda contra una camioneta pickup de color rojo que ocultaba lo que pasaba y ocultaría no que podría pasar y junto a la tenue luz que alumbraba los autos era un lugar idóneo para tener un arrebató de lujuria, luego de estar separado por unos escasos cinco centímetros dio un movimiento adelante y comenzamos a besarnos desenfrenados, después tomar mi pene erecto apretándolo con su mano entre mi piel y el pantalón el cual desabrocho y sacó para después de jugar por unos instantes lamiendo la punta llevó a su boca y hasta el fondo de su garganta para posteriormente sacándola y volviendo la a introducir en su boca con movimientos rápidos. Estaba disfrutando tanto aquella sensación que puse mis manos sobre su cabeza para acompañar su movimiento y llevar mi pene más adentro de su garganta. De tanta excitación no le pude advertir que estaba a punto venirme, al final lo hice dentro de su boca, cosa que a ella no el incómodo en lo más mínimo alzando su mirada y dejándome observar aquellos ojos verdosos con los reflejos de la luz se la saboreaba y siguió masturbándome con mi pene en su boca hasta que no quedó semen y mi pene comenzó a contraerse. Ella pasó la lengua entre sus labios mientras me miraba guardo mi pene y cerró el pantalón para luego levantarse y susurrar a mi oído que subiera al auto.

Después de conducir por un largo rato se detuvo en un callejón para estacionar su auto en un garaje y entramos por la parte trasera al Hotel Aurora un de esos hoteles rigurosos en los que nadie se enteraría de que estábamos. Luego de entrar el ascensor Cynthia oprimió un botón que se ocultaba detrás de dos letras HA las iniciales del Hotel Aurora posteriormente a que se abrieran las puertas del elevador nos dirigimos a la habitación 163 la cual era exclusiva de Cynthia una amplia habitación tipo pen-house. Luego de entrar Cynthia me tomó de la corbata y me hizo subir a la segunda planta.

-Ahora sí, comencemos - dijo Cynthia luego de darme un empujón dejándome caer en la cama y colocarse de espalda contra un estante rojo- ¡Bienvenido al Salón!.

"El Salón" un cuarto que mantenía el sonido dentro de él haciendo que fuese aquel lugar excelente para hacer todo lo que la mente pervertida pueda imaginar.

-De ahora en adelante yo voy a ser tú profesora-dijo mirándome fijo-¿Quién soy yo?

-!¿La Profesora Cynthia?!-respondí reincorporándome en la cama

-¿Eso fue una pregunta?-volvió a mirarme fijamente- ¿Quién soy?

-!La Profesora Cynthia!- contesté sin ninguna duda

-¡Muy bien! Y como tú profesora quiero hacer de ti, un hombre que en verdad sepa como complacer a una mujer- dijo mordido su labio inferior y luego de una mirada concluyó- tú futura esposa me lo va a agradecer.

Yo tan solo me la quedaba observando después de haber tenido sexo casual con la hermosa mesera de aquel Bar estaba a punto de hacerlo con esta fabulosa mujer que casi doblaba mi edad y que se veía como una diosa aún y cuando todavía conservaba su vestido puesto el cual me daba curiosidad quitar y poder lo que ocultaba en su interior.

-Ahora necesito que seas sincero conmigo.-dijo en un tono calculador

-Sí claro- le contesté

-¿Tuviste sexo hoy?- dijo ella con su seño fruncido.

Me congele en ese momento, era correcto decirle que sí o sería mejor guardarme el secreto y armar una mentira, ambas opciones daban vueltas en mi cabeza mientras mantenía silencio.