Parte I - 19:20

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La noche de ese viernes avanzaba, clientes iban y otro tanto venía a pasar una buena rato entre tragos y música, el ambiente estaba excelente para aquel comienzo de fin de semana, todas las chicas que entramos en aquel turno estábamos muy entusiasmadas por lo bueno de las propinas que habíamos ganado en lo que había transcurrido aquella noche, faltaba un poco más de una hora para concluir mi turno me dije mirando la hora en televisor que se encontraba a un lado de la entrada mientras me acercabá a la barra. Luego me fije en una persona, en primer instante dude por completo sí era el o no hasta que de nuevo comenzó.

Había pasado un tiempo desde la última vez que lo había visto, y era realmente extraño para mi que aún con todo ese tiempo el seguía dándome el mismo escalofrio en todo el cuerpo. Desde la primera vez que lo vi aquel día que comencé la universidad ese chico era mi gran fantasía, esa misma noche observé mientras se acercabá sólo con aquel pantalón beige rasgado y se colocaba sobre mi besándome en la boca y luego en cuello podía sentir como sus dedos recorrían mi cuerpo haciéndome gemir para poder dejar salir las sensaciones que se generaban dentro de mi cuerpo, un momento después ya estaba presionando mis manos contra la cama y penetrandóme como tanto lo había deseadó, para luego acabar al mismo tiempo y quedar cansados recortador sobre la cama. Un leve movimiento me hizo despertar de aquel sueño con mi entrepierna mojadá y un poco en mi cama, eso lo había hecho el sin la necesidad de tocarme cuerpo a cuerpo, pero una cosa en mi ser se volvió verídica luego de ese día, sin que el lo supiera yo le pertenecía. Con recurrencia posterior a aquella vez fueron varias noches en las que me despertaba de madrugada mojada o sudando con los latidos del corazón acelerados luego de soñarlo haciéndome suya.

Ese chico al cual molestaba empujandolo para sentir una parte de su cuerpo chocar contra el mío aunque se golpeara contra la pared o haciéndolo quedar mal en la clase para que todos pudieran reírse de él, era mal lo sé, pero sólo hací podía lograr que nadie quisiera acercarsele.

Aún cuando ya había tenido experiencias sexuales antes de conocerlo y después seguía buscando sentir esa sensación que me provocaba ¿como se sentiría sus manos apretando mi cuerpo? ¿sus labios jugando con mís pecho? ¿Sentirlo entrar en mí? ¿Será igual que en los sueño o mejor? Hasta ese momento él era todo un enigma para mi

Siempre me había gustado su forma de vestir y como con cualquier ropa que usaba le quedaba bien, pero esa noche fue la primera vez que lo veía de traje y me encanto verlo así con un toque refinado y elegante sentado frente de la puerta.

Estaba sentado en mi área esperando a que alguien lo atendiera, pero el sólo echo de acercarme a donde se encontraba estaba creando una mezcla entre pánico por no saber como iba a reaccionar frente a el y el deseo que solamente el podía causar en mi cuerpo con el simple hecho de sentirlo cerca.

Mis piernas temblaban al sentir su presencia, tanto que tenía que voltear a los lados mientras caminaba a entregar los pedidos que tenía para evitar mirarlo a sus ojos.

-¿Te pasa algo?- preguntó Harol el bartender.

-Nada.-contesté rápidamente-

-¿Estás segura?-preguntó

-Sí Harol, estoy segura.-dije para safarme de aquella pregunta y su insistencia .-Dos cosmopolitan y un ruso blanco ¡Por favor!

-Ok.-dijo antes de comenzar a preparar los tragos.

Me resigne a no mirarlo mientras Harol servía las bebidas, luego de colocar los tres tragos en mi bandeja comencé a caminar hacia la mesa seis justo dos mesas a un lado de donde se encontraba sentado Edward, al pasar por su lado no pude aguantar más las ganas y quise mirarlo, me sorprendí al darme cuenta que el ya lo hacia y una sonrisa se dibuja en su rostro percatandose de que mis ojos se quedaban en el, di un parpadeo puse la mirada al frente y rumbo apresurado hacia la mesa 6 para entregar las bebidas.

Mientras caminaba de regresó ya habían pasado 20 min. y el seguía allí esperando, dejé a un lado el sentimiento que me invadía el cuerpo para hacer mi trabajo. Mientras me acercaba a la mesa de Edward sentía mis pesones endurecidos y mi entrepierna toda mojada por culpa de quién estaba frente de mi.

<Piensa en el trabajo, piensa en el trabajo>repetía mentalmente estando frente a el.


-Buenas noches señor.-le dije tratando de no hacer algo estúpido.-¿En que puedo servirle?

El medito por un momento su respuesta manteniendo su sonrisa.

-Buenas noches, un tequila ¡Por favor!-concluyó.


Pagó aquel trago en efectivo y me pidió quedarme con su cambio como propina, yo contenta lo tomé agradeciéndo su gesto de amabilidad y me retiré a la barra.


-¡Harol, un tequila!-le dije al barman.

-Hace tan sólo un par de minutos estabas tan blanca que parecías un fantasma y ahora tienes una sonrisa de oreja a oreja-me dijo evitando reírse.-¿No vas a decirme que te pasa?

-Ja,ja,ja, yo no le encuentro la gracia y no, no tengo porque decirte.-le contesté-!Apresurate con el trago!

La expresión en su rostro cambio rápidamente mientras comenzaba a colocar el limón y la sal en un pequeño plato luego del shock de tequila.

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