Parte V - El Antifaz

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Luego de bajar del estante dio unos pasos adelantes y colocando sus manos en mi pecho y haciéndome caer de espaldas comenzó a caminar a un lado de la cama para después posar su cuerpo de espaldas en la cama con su dedo índice me hizo seña para que me acercara, al verla en esa posición junto a mi lado hicieron volviera a tener una erección, yo me coloqué sin demoras encima de ella. Empiezo a penetrar su vagina mientras ella entre pequeños gemidos y temblores me iba indicando como hacia donde decía las diversas posiciones que podía hacer colocando sus piernas para que la penetración tuviera aún mayor satisfacción en la mujer y en mi como hombre, está vez cuando estuve a punto de volver a eyacular ella dio un leve movimiento dejando me espalda luego bajo hasta llegar a mi pene y después de llevarlo a su boca me vine aunque está vez sentí que no salió mucho, esa era la cuarta vez que me tenía en esa noche y mi pene se hincho un poco. Haciendo una pausa se levanto.

-No te muevas!- dijo luego de dirigirse al estante rojo para sacar un objeto de color negro en su mano. -¿Sabes qué es esto?- me preguntó sonriendo mostrando aquel objeto.

-Un antifaz- respondí rápidamente sin dejar duda.

-¡Póntelo!- dijo luego de lanzármelo manteniendo esa sonrisa llena de lujuria y picardía.

Me lo coloqué y allí sentí su presencia aproximándose sin darle demora se acercó a mi oído y posteriormente comenzó a deslizarse mientras besaba desde mi cuello hasta llegar a mi pene erecto el cual disfrutaba llevárselo a lo más profundo de su boca. Luego se colocó sobre mi con sus piernas arqueadas sobre mis muslos y comenzó a besarme mientras llevaba su  mano izquierda hasta mi pene y lentamente lo fue introduciendo en ella dando inicio con un movimiento adelante y hacía atrás aumentando la velocidad.

Mientras sentía como aquella mujer iba y venía sobre mi, y como aquella noche era el más afortunado pues había pasado de ser el chico simple de informática que no le gustaba eso de andar tomando riesgos a tener sexo dos veces y con dos hermosas mujeres en una noche. Pero el antifaz, ese antifaz hizo mejorar la experiencia que estaba viviendo esa noche, agudizó mis sentidos y cada vez que Cynthia se llevaba mi pene a su boca y comenzaba a jugar con su lengua, cada choque entre nuestros cuerpos y sentirme dentro de ella era una sensación única que no tenía palabras para describir. La tomé fuerte por la cintura y acompañé sus movimientos acelerados hasta que acabe. Ella lo notó siguió por unos momentos más moviéndose luego desacelero se levanto y se recostó sobre la cama dejando escapar un suspiro.

-¿Cómo te sientes?- dijo mientras me quitaba el antifaz para luego mirar al lugar donde ella se encontraba.

En ese momento muchas palabras llegaron a mi mente y yo trataba por lo menos buscar una que se pudiera acercar a la definición de lo que sentía en ese momento. Aquella situación distinta de sentir las ganas de aquella mujer, la sutil sensualidad de sus labios desfilando por mi cuerpo al igual que una modelo experta deslumbrando ante los focos de la pasarela, su piel sudorosa a causa del calor provocado por la fricción de nuestros cuerpos con cada embestida que nos dábamos y terminaba bañaba en el agua de ese dulce placer.

-Cómo sí por fin comenzará a vivir- le contesté luego del corto tiempo que me tomé para meditar mi respuesta.

-Así cómo te sientes, me quiero sentir yo - dijo al cabo de varios minutos que llevábamos tendidos en la cama.- Eres buen material, tan solo hay que pulirte.

Y sí, yo sabía que con solo hacerle sexo con un antifaz puesto no tendría el mismo resultado que había causado en mi, aún tenía mucho que aprender y al saber que ella quería enseñarme todo lo que sabía no había ninguna duda de que apenas conocía una pequeña parte de lo que La Profesora Cynthia tenía para mostrarme.

Luego de eso ella se levantó de la cama y se dirigió al baño donde estuvo un largo rato duchándose y luego de que salió fue mi turno cuando abrí la regadera el agua que caía tenía la temperatura del agua comenzando a hervir y no pude escapar a que me cayera en el cuerpo al percatarme moví la manilla de la temperatura y la coloqué entre normal y frío dejando caer suficiente agua para que mi cuerpo ahogará el poco calor que quedaba en mi interior y sobre mi pene el cual comenzó a deshincharse para por último contraerse. Salí del baño vestido, ella me esperaba en la puerta del Salón para salir y la seguí hasta que llegamos a la sala del pent-house.

-Toma asiento.-me dijo mientras ella seguía  hasta la cocina.

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