CAPITULO 11. DEBAJO (PARTE II)

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Al parecer, era demasiado esperar que él se hubiera olvidado de invadir mi privacidad así.

—No va a funcionar. ¿Por qué quieres ir conmigo de todos modos?

—Por varias razones —dijo de una manera cautelosa que significaba que estaba ocultándome algo. Bien pensado, yo estaba bastante segura de que él siempre lo estaba.

—¿Cómo qué?

—Así puedo obtener una buena idea de cómo es el diseño de la fortaleza de Calliope —dijo—. Así sé dónde pasan su tiempo Calliope y Cronos. Así puedo ver dónde...

Se detuvo, y frunció el ceño.

—¿Así puedes ver dónde qué? —dije, y su expresión se volvió distante. —¿Alguna vez conociste a Iris? —dijo, y yo negué con la cabeza—. Ella fue otro de los mensajeros de Walter.

—¿Fue?

Se aclaró la garganta y miró su fortaleza de papas fritas, pero su corazón no parecía estar en ello más.

—Calliope la asesinó el día que Henry te rescató.

Mi boca se abrió, pero por un buen rato, nada salió. No importaba que yo no la hubiera conocido; el dolor de James se deslizó a través de mí tan ciertamente como si fuera tangible.

—Lo siento —dije al fin—. No puedo imaginar por lo que debes estar pasando.

—Era una de mis mejores amigas —dijo en voz baja—. Es diferente cuando eres inmortal, siempre tomas a la gente por sentado. Quiero decir, ellos estarán ahí en un siglo o dos, ¿cierto? No hay necesidad de decirles cómo te sientes, porque siempre habrá otra oportunidad.

Apreté su mano.

—Estoy segura de que ella lo sabía, incluso si tú nunca tuviste la oportunidad.

—Walter nunca debería haberla enviado en primer lugar. —James tomó una respiración temblorosa, y al fin me miró. Fingí no darme cuenta del enrojecimiento en sus ojos—. Quiero ver dónde murió. Pero también necesito tener una idea de lo que está pasando así el Consejo puede formar una estrategia. Si vamos a rescatar a Milo, necesitamos saber dónde está.

—¿Realmente harías eso? —dije.

Él me dio una mirada extraña y sonrió.

—Por supuesto. Es tu hijo.

Eso era todo lo que necesitaba oír. Apreté mi agarre en sus dedos, cerré mis ojos y me concentré en su mano, todo el tiempo deslizándome en mi visión. Él me contuvo hacia atrás, sin embargo, como si estuviéramos moviéndonos por arena movediza. Esto era imposible.

—No puedo hacerlo.

Casi estás allí. Sigue adelante.

Seguí empujando. La calidez de Milo permanecía frente a mí, esperando, y no podía decepcionarlo.

Finalmente, como si emergiera de un océano interminable de barro, salimos a la superficie juntos. Planté mis pies firmemente en el suelo de la guardería, pero James tropezó, y le tomó un momento para enderezarse.

—Whoa!. 

—Me olvidé de las secuelas. —Miró alrededor de la guardería de color ocaso. Henry estaba de pie en la esquina, alimentando a Milo con un biberón, y los ojos de James se ampliaron—. Finge que no estoy aquí.

—¿Qué...? —Empecé, pero Henry se volvió hacia mí, con una sonrisa vacía en su rostro. La ansiedad se agrupó en mi estómago. ¿Se estaba desvaneciendo? ¿Era por eso que apenas estaba allí más?

THE GODDESS  INHERITANCE #5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora